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Full text of "Francisco Piria 1882 Mr. Henry Patrik"

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PUEBLO ORIENTAL 


Folleto escrito con motivo de la inauguración del pintoreteo 
mueblo Joaquín Juárez y Colonia . Garibaídi, fundados el año Istz poj 


FRANCISCO PIRIA 


Publicación de veinte mil ejemplares que Lace la 
empresa particular *La Industrial», 
paia distribuir gratuitamente entre sus numerosos favorecedores 

y amigos 


PRIMERA EDICION 


SOLUCION DEL PROBLEMA POLÍTICO-SOCIAL 


Naturalización de todos los ex irán ge ros existentes en ía República. Organi- 
zación de la Guardia Nacional en iodo el país. Disolución del ejército dando dr 


baja absoluta á iodos los jefes y oficiales activos y pasivos, reformándolos ar- 
reglado á su antigüedad. Una ley que determine que en lo sucesivo los grados 


serán iionoriíicos y esto solo podrán concederse dudo el caso de una guerra mi- 
ar el 


cional. Triplicar el numero de las policías, pagarlas bien. y con j iru ritualidad . 

Y, como pejicíant: menos doctores, más ingenieros, mas agricultores, más 
industriales, menos empleados públicos, más protección .al inmigrante, menos 
política, más puentes y "calzadas, ménos impuestos arbitrarios para favorecer á 
los amigos y á los que esplotan con impuestos de peajes, calzadas y otras ver-, 
has; de lo que resulta que si ayer no se podía transitar por falta de viabilidad, 
mañana se "podrá ménos porque costará demasiado caro; en perjuicio de la co- 
munidad; más ferro-carriles — pero sin dar concesiones absurdas— más publici- 
dad detallada de la, inversión ¿e los dineros dei pueblo; protección al desarrollo 
de la colonización en la República y con especialidad soore las fronteras v cos- 
ías del Atlántico; deslinde de la propiedad y ubicación de las pocas tierras fis- 
cales que aun quedan. . . . antes que concluyan por desaparecer entre gallos y 
media noche; censo general, fiscalización de los impuestos y equidad* sobre los 
aforos de la propiedad, pues en muchos casos el Estado despoja impunemente 
al propietario, aforando por ciento lo que solo vale diez: rebaja gradual sobre 
ios derechos de importación y exportación; enseñar á trabajar á nuestros hijos, 
en vez ríe buscarles empleos públicos, en donde al hombre hasta se le quiere 
impedir ríe quepiense libremente ( republicanismo puro); descentralización de 
los departamentos para que puedan ocuparse del adelanto local, por que ¿vle 
qué sirve tener muy buenos adoquinados en la ciudad, si fuera de aquí todo es- 
tá librado á la Providencia. . . propender al desarrollo de la*in$truooion en todo 
el país y pagar con puntualidad á esos mártires que en las apartadas v desier- 
tas regiones de nuestra campaña mueren . . . de hambre ... al pié déla santa 
bandera ríe la educación del pueblo. . . . Habría muchas cosas más que pedir, las 
que no se piden porque. . , .¿será pedir peras al olmoí 

- ■ H. P.VTU22L 


Kola — Este ultimo párrafo vá dirijido al lector. Conste, 


MONTEVIDEO 

lüPREüTA Y CjíCUADEMCIOH OE RIUS Y 6ECCHI — CALLE S0fttANú,'ió2 Y 1> 

l8Üi 


*• 



VENOTE TERRENOS A PLAZOS 

y - 

TODO EL MUpO 


Los padres de familias, tutores, empleados, personas de servicio, 
jornaleros, proletarios, militares, viudas, costureras, sastres, zapa- 
teros, en una palabra: toda persona que pueda economizar aun que 
sea un peso por mes, no olvide que esta es la verdadera caja 
económica del pueblo, el mejor Banco, la mejor caja de ahorros, 
verdadera lotería ; no olviden quo con una pequeña cuota mensual 
pueden hacerse propietarios de un terreno que mañana ó pasado 
les valdrá una fortuna. 

Yen demos terrenos á plazo en los siguientes puntos: * 

Cordon, Aguada, Tres Cruces, 

Sor chantes, Atahualpa, Gallinita, Figurita, Cerrito, Pa- 
so del Molino, Recreo del Cordon, Economía, 
Joaquin Suarez, Bella Vista, 

Estanzuela, Punta Carreta, Camino Suarez, Cami- 
no, Millan, Plaza de Frutos del Cerrito, 

Aldea, Buceo, Pocitos, Recreo de las Piedras y Colonia 

Garibladi. 

Todos los terrenos están perfectamente amojonados, por «griinen 
sor de número, con planos en orden y con títulos de primera cali- 
dad. El comprador los lleva ú revisar al escribano do su confianva, 
y se escritura donde le dé la gana. 

Escritorio de la Empresa, Hincón, 81?. 



EN BUSCA BEL 


PUEBLO ORIENTAL 


Cuando hay fé, la jasta causa acaba 
por triunfar . y se salva aquel que 
persevera hasta el fin. 

Dr. Lafvextz. 

Lector amable : 

Espero si es que te tomas la molestia de leer este pequeño tra- 
bajo, te muestres indulgente con el autor. Bien desearía poderte 
ofrecer algo mejor; pero, qué quieres? mis fuerzas no alcanzan 
hasta donde llegan mis deseos. Sin embargo, como suele con fre- 
cuencia decirse que quej'er es poder , espero con el andar del tiem- 
po ver colmados mis deseos, porque yo también opino que lo que 
se quiere se puede, cuando lo que se quiere está en los límites de 
lo posible. 

De cualquier modo, este libro es grátis. Te lo regalo; léelo. No 
hallarás en él erudición, talento, ni ingenio siquiera; pero espero 
que, cuando ménos, encontrarás los sentimientos de un oriental 
que ama ásu patria y desea verla próspera y feliz, ocupando el sitio 
preferente que le corresponde en la vanguardia de las Repúblicas 
Sud-Americanas, encaminándose por la espaciosa senda del pro- 
greso. 

El porvenir es de los que tienen fé y perseverancia; la causa del 
bien se abrirá paso á pesar de todo y de todos. 

La luz es luz, aunque el ciego no la rea 


El pueblo Joaquín Suarez está situado en la entrada principal del Este 
de la Capital. 

Su posición es de las mas saludables y de inmenso porvenir. 

Lo rodean los principales caminos de la República, y los caudalosos arro- 
yos Míreles y Magarmos. 


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M' t 



~ 2 - 


ÍV buenas t 'otantartr* nt i el infirmo lleno, 


La civilización signo invminblo mi mntrlm progresiva, hácin ol 
Occidente. Do la India, mu tuna, pasa al Egipto ya la IVihím. 

IV las populosas Ninivo y Pabilonia sólo nos (paula ol nombre* 
los grandes imperios do (aro y Semíramis, Imy son páramos de 
triste soledad, y do aquellas mullidos, ni escombros quodnn. 

La civilización sigua avanzando lu'ioia Occidente: Palmira 
Kcbalami, Damasco, Tiro y otras ciudades nucen del tránsito co- 
morcial, do oso poderoso agento quo on todas las épocas ha sido la 
palanca quo ha levantado pueblos y ciudades. 

La civilización sigue su marcha triunfal. 

Kl Asia Menor se transforma en un verdadero emporio do movi- 
miento y riqueza. 

Pronto salvará el Egeo para hacer su entrada triunfal en 
Europa. 

Gadmo, Cécrops, Danaó, forman la edad de los Cíclopes de ese 
pueblo de vasta imaginación que so. llamó Helada, y al que los Ro- 
manos designaron con el nombre de Grecia: tierra clásica de la 
poesía, de la música, del valor, del heroísmo, del arte, de la esta- 
tuaria, etc. 

De Lacedemonia sale con un puñado de valientes el astuto Age- 
silao, para ir á clavar su arpón en el corazón del decrépito imperio 
persa; viéndose obligado á abandonar sus laureles, debido á los 
treinta mil flecheros de feliz recordación. 

Ya Jenefonto, en su célebre retirada de los diez mil , había des- 
cubierto la parte vulnerable del gran imperio del rey-mercader. 

Pero el astro de Grecia se empaña, las luchas intestinas de las 
ciudades griegas debilitan las fuerzas del noble pueblo, cuando del 
fondo déla oscura Macedonia aparece el meteoro que ha de reco- 
rrer con la velocidad del rayo, de triunfo en triunfo, todo el impe- 
rio Persa, subyugándolo á su dominio. 

En medio desús triunfos tiende la mirada hacia Occidente, á la 
patria de su gran maestro, la noble Grecia, y lleno de satisfacción 
exclama: } r Qué dirá Demóstenes de mis victorias f 

Pero está escrito que la civilización debe marchar hacia Occi- 
dente, de modo que los triunfos del héroe Macedón io no pueden 
inocular la vida á un cuerpo que ya está en descomposición; y 
apercibiéndose él mismo del resultado final, exclama al morir: 
« Preveo rjue mis amigos liarán mis exequias con las armas en la 
mano.» 

Grecia na caído bajo la más vil decrepitud y corrupción. 


Más se vive, rrws se apremie, y nunca se sabe lo suficiente. 


En el mismo centro del pueblo Joaquín Sunrez , la Compañía del Perro- 
Carril ha construido un magnifico edificio para establecer en él una nata- 
ción de primer orden. 

K»ta Estación He compone de « pieza», y es de alto, teniendo una magní- 
fica glorieta alrededor, jardines etc. 

vrüu 


i.l que bien obra, pronto llega. 


Ac¡itoI pisodo las Termopilas, en ol #f no Leónidas con un puna- 
dode valientes muero defendiendo Ifi integridad do Ja patria, 134 
anos más tardo os tomado por los nodos cardados do oro, que Fili- 
poouviaba á conquistar la patria do Feríeles!! 

¡liorna! Los raptores de las Sabinas fundan una ciudad que ha- 
bía de dominar al mundo. 

Roma envía triunfantes sus legiones por todas partes; dicta 
leyes á todas las naciones : en cambio, recoje todos sus vicios. 

;La civilización en tanto sigue su marcha! 

Do Grecia pasa á la patria de Rómulo. 

Flaminio proclamaba en los juegos Itsmitícos la libertad de 
Grecia; destruyendo laMacedonia, única nación que podía servir- 
le de apoyo, facilitando a^í el camino, para en seguida subyugar á 
la Grecia. 

Maquiavelo no inventaba nada cuando muchos siglos después 
en su libro El Principe, exclamaba: « Gli uominisi debbóno vez - 
zeggiare o spegnere. » 

La Ibérica, Galia, Britania pronto son invadidas por la cor- 
riente humana que marcha hácia Occidente. 

Colon descubre el nuevo continente y apénas 4 siglos han 
transcurrido, cuando éste ya cuenta en su seno una población in- 
mensa. 

Y cuando las luchas intestinas vienen ú poner trabas al pro- 
greso de los nuevos estados, condición inherente á su época de 
formación y desarrollo, entonces la inmigración suspende tem- 
poralmente su corriente á tal ó cual punto; pero, en cuanto des- 
aparecen las causas que han producido el fenómeno, Ja inmigra- 
ción vuelve con más bríos. 

El extrangero encuentra en estos países una segunda y cariñosa 
patria; en sus hijos unos hermanos, y trabajando, su porvenir es 
seguro. 

Las distinciones sociales aquí no existen : el mejor título de no- 
bleza es ser trabajador y honrado : la sociedad aquí es una verda- 
dera familia. 

El extrangero que después de haber vivido en esta tierra de pro- 
misión, vuelve á los patrios lares, nota Ja diferencia que existe 
entre la jó ven América y la decrépita Europa; y cuando entra á 
hacer paralelos, para escojer un punto fijo de residencia, opta por 
su patria adoptiva. 


Nunca, se hace más camino que cuando no se sabe dónde se va. 


Ion caminos rn/ts importantes que vienen del Esta de la República tienen 
su punto de unión en el pueblo Joaquín Suarez y esto es lo qu o en gran 
parte constituye el porvenir de esta magnifica localidad. 

K* en tal virtud, que la compañía del Ferro-Carril ha resuelto estable- 
cer tnm gran Plaza de Frutos. 

\ 


— 4 — 


( >¡ burro siempre encuentra otro burro que lo admire 


Nuestro país por la bondad do sil clima, la fertilidad do sus cam- 
piñas, surcadas por mngostuósos rios y abundantísimos arroyos, 
rodeado por el anchuroso Plata y el Océano, encerrando en su 
virgen seno inmensas riquezas, que recien hoy comienzan a ex- 
plotarse en la nueva California de Cuñapirú; con un cielo puro, un 
clima sano, está predestinado a ser lamas floreciente y próspera 
de todas las Repúblicas Sud-Americanas. 

Los males que sufre son transitorios. Es una planta que crece, y 
á la que no hay vendabal que pueda arrancarla. 

Esa corriente inmensa de inmigración que hoy afluye á las ar- 
gentinas playas, mañana, cuando los Gobiernos de nuestra tierra 
se den cuenta de la misión que deben cumplir y distraigan un poco 
de tiempo del que ocupan en la política, para dedicarse al bien del 
país, cumpliendo así un deber sagrado, entonces muchos de esos 
inmigrantes salvarán el anchuroso Plata, y vendrán á regar con 
elsudor de sus frentes este bello suelo. 

La América marcha, y no hay poder humano que pueda de- 
tenerla en su magestuoso camino. 

Hace apenas un siglo que todo lo que consumíamos lo reci- 
bíamos de Europa; hoy, casi todo lo elaboramos en casa: den- 
tro de un siglo la América en vez de ser consumidora de pro- 
ductos europeos, será su proveedora. 

No tenemos tiempo para abundar en consideraciones sobre 
un punto tan culminante y de tanta trascendencia, ni nuestras 
fuerzas nos acompañarían. 

Las vírgenes campiñas que hoy despiertan sobresaltadas por 
el imponente silbido de la locomotora, mañana serán fértiles 
colonias en cuyos centros erguirán la frente pintorescos y jóve- 
nes pueblos. 

Dentro de muy breve tiempo los Barrios que hoy funda Pi- 
ria en los contornos de la Capital, serán populosos centros de 
población. 

En la adquisición de terrenos en el nuevo pueblo «Joaquín 
Suarez» y la «Colonia Garibaldi», que forma su egido, situado 
on la misma puerta de Montevideo, está el porvenir de mu- 
chos centenares de familias; ya sea por la importancia de la 
localidad, asi como también por las circunstancias que la ro- 
dean, las que contribuirán á hacerla dentro de breve tiempo un 
emporio de movimiento y riqueza. 

Es necesario tener fé en el porvenir, trabajar y no des- 


Reunion de zorros destrucción de gallinas 


Contiguo A la Estación de Joaquín Suarez sale un ramal de la vía, el 
cual va al centro de la gran plaza de frutos, la que mide una ex tensión 
superficial de sesenta mil varas cuadradas, facilitando asi de una manera 
extraordinaria la carga y descarga rte frutos y mercaderías. 

/ • > 5 - 





Ilnz como pueden, no como /{nieves 


jnayar. Tocios los hombres debemos cumplir nuestra misión en 
la vida; y que nunca tengamos que hacer nuestras las be- 
llas palabras que al sentarse un dia á su mesa exclamaba el 
emperador Domiciano, acordándose que en aquel dia nada ha- 
bía hecho: « amir/os míos, decía, hoy he perdido el dia*. 

Yo creo haberle aprovechado, si el amable lector se toma la 
molestia de leer mi pobre folleto. 

Henry Patrie. 


• / 


EL ignorante siempre habla 


La» carreta.» que liguen A la eran plaza de frutos de Joaquín Suarez 
podrAn cargar y descargar rn una hora, y sus cargas serio entregadas er 
■toriles ideo A su» consignatarios, 6 depositadas en los grandes almacenen 
que al efecto u A preparar la compañía del Ferro-Carrií. 


¿Dónde esta el pueblo? 


I 

Dios no ha creado ni pequeños, ni grandes, ni amos, ni es- 
clavos, ni reyes, ni vasallos, sino que ha hecho á todos los 
hombres iguales. 

Empero, entre los hombres, hailos que tienen más fuer- 
za, ó de cuerpo, ó de ánimo, ó de voluntad; y esos son quie- 
nes tratan de avasallar á los demás, cuando el orgullo ó la 
codicia sofoca en ellos el amor de sus hermanos. 

Y Dios sabía que había de ser así, y por eso mandó á los 
hombres que se amasen, á fin de que estuviesen unidos, y de 
que los débiles no cayesen jamás bajo la opresión de los fuertes. 

Porque aquel que es más fuerte que uno solo, será ménos 
fuerte que dos; y aquel que es más fuerte que dos, será mé- 
nos fuerte que cuatro; y de esa suerte nada temerán los dé- 
biles, cuando amándose los unos á los otros, estén sinceramen- 
te unidos. 

Un hombre transitaba por la montaña, llegó á un sitio en 
que un enorme peñasco, que se había desgajado sobre el ca- 
mino, le llenaba y obstruía, y fuera de aquél camino no ha- 
bía otra salida, ni á derecha, ni á izquierda. 

Este hombre, pues, viendo que no podía proseguir el viaje 
comenzado, á causa del peñasco, probó á moverle para abrir- 
se paso, y fatigóse mucho en aquel trabajo, y todos sus es- 
fuerzos fueron vanos. 

Viendo lo cual, sentóse agobiado do tristeza, v dijo: ¿Qué 
sera de mí cuando la noche llegue y me sorprenda en esta 
soledad? sin alimento, sin abrigo, sin defensa alguna, en la 
hora en que las fieras salgan á buscar su presa? 

Y estando embebido en esto pensamiento, otro viajero so- 
brevino, el cual, habiendo hecho lo que había hecho el prime- 
ro, y habiéndose encontrado tan impotente como él para mo- 
ver la piedra, sentóse taciturno ó inclinó la cabeza. 


i:i hombre *in experiencia lo cccc todo 


M ferro-carril Uruguayo del lisie oMA empeñado en que de hoy en ade- 
lanto ningún carrero venga A la estrecha, inmunda é incomoda ni ai* de la 
Aguada y al efecto, va li hacer notabilísima rebaja en las lanías do carga 
par* conx-guir laudable objeto. 


— - 7 — 


Un gran silencio no futí nunca escrito 


Y después de este segundo llegaron otros, y ninguno pu- 
do mover el peñasco, y era grande el temor que todos te- 
nían. 

Por fin, uno de ellos dijo á los demás: 

Hermanos míos, enderecemos nuestros ruegos á nuestro pa- 
dre común que está en el cíelo, tal vez tenga piedad de nos- 
otros en esta congoja. 

Y fueron escuchadas estas palabras, y oraron de corazón 
al Padre común que está en el cielo. 

Y cuando hubieron orado, el que había dicho: Oremos, di- 
jo también: Hermanos mios, lo que ninguno de nosotros ha 
podido hacer solo, ¿quién sabe si lo haremos todos juntos? 

Y pusiéronse en pié, y todos á una empujaron el peñasco, 
y el peñasco cedió, y prosiguieron en paz el viaje interrum- 
pido. 

El viajero es eJ hombre, el viaje es la vida, el peñasco son 
las miserias que encuentra á cada paso en su camino. 

Ningún hombre podrá remover solo ese peñasco; pero Dios 
ha graduado su peso de tal suerte, que no detiene, jamás á 
aquellos que viajan juntos. 

Lamennais. 


¡ AL PUEBLO ! 

A tí ioh pueblo! es á quien me dirijo. 

¿Existes? 

Debes existir, indudablemente, cuando de continuo te oigo 
nombrar. 

Tu nombre vuela continuamente de boca en. boca!! unos te 
alaban, otros te insultan, algunos te despluman, muchos te ! 

Oigo en torno mió mil voces que exclaman: El pueblo es 
ilustrado. El pueblo es sabio. El pueblo es bueno. El pueblo es 
ignorante. El pueblo es audaz. El pueblo es malo. El pueblo 
es cobarde. El pueblo es sensato. El pueblo os carnero; en 
fin, ni el diablo es capaz de hacerse una idea de lo que es el 
Pueblo , á juzgar por lo que de él se dice: luego pues, es indis- 
pensable buscarlo y tratar do conocerlo personalmente. 


Todo mol tiene su receta 



Hn l;i pla/a (j ( * U nios del Pueblo Suttvez habrá grandes galpones gratis 
P<tra rienoHltar tas cargas, de manera que el carrero y el comerciante eu- 
lira ran toda clase de comodidades. 

J , N(> bay duda antes de un ano, este nuevo pueblo serA un pintoresco 
11,0 do población y comercio! 


8 — 


\ 

El adulador en el enemigo mdn peligroso 


II 

- / 

El tirano debe tenor hiompro on la 
boca las palabras justicia, lealtad, 
clemencia, religión; pero no dejar de 
obrar en sentido contrario, siempre 
que le interese hacerlo. 

Machia, vello. 

No diré que todos los gobiernos que hemos tenido hayan sido 
déspotas y arbitrarios; pero nadie podrá negarme que todos los 
gobiernos arbitrarios y déspotas que hemos tenido, siempre han 
invocado al pueblo, titulándose la expresión genuina de esa comu- 
nidad. 

¿Y el pueblo?. . . ¡¡Callado!! Y como reza el refrán «que el que 
calla otorga,» resulta que los gobiernos esos fueron la expresiou 
genuina de la masa que se llama ¡El Pueblo! 


La garganta de los adulones es el se- 
pulcro de los adulados. 

Dr. Lafuente. 

Es á tí, ¡oh pueblo querido, (me valdré de esta frase que siem- 
pre ha estado en los labios de los que te han zurrado! ¿sisera 
por seguir el adagio aquel, que dice : quien bien te quiere te hará 
llorar?); es á tí, oh pueblo querido, decia, á quien vá dedicada esta 
carta, la que á juzgar por el negro humor que me domina, tal vez 
llegue á tener tales dimensiones, que mas que á carta, á longaniza 
se asemeje. 

Pero una idea me asalta: ¿llegará esta carta á tus manos? 

Mucho me temo de que esto suceda, y por lo tanto desearía sa- 
ber en donde te encuentras, para enviártela bajo sobre y por me- 
dio del buzón de la esquina; que así solo tendría la certeza de que 
el pueblo lee lo que Patrik escribe. 

La verdad es, que yo doy por' sentada tu existencia, no por- 
gue te conozca ni do vista siquiera, pues hasta oliera no he podido 


El que lodo pretende Haberlo, no sabe nada 


Í4 lo »al>« id carrero: ya lo «alie el comerciante de hoy en adelante Us 
rarrt Li» (jije vengan A la capital leudrAu que abonar f^age por el vehículo 
y por c| caballo, Impuesto (pie btmollolaii Juan. Pedro, luego 1 y ^ entre 
u'ih > entrada no le mermar. i imáto* de seis reales, 
lío abonaran do la» que «o queden en Joaquín Anares. 


til «juc ha perdida el pudor, tiene murrio el corazón 


tenor osa dicha; poro en cambio te conozco de oidas. \Vaya si te 
conozco! 

Tus representantes en la prensa día á dia me traen noticias tu- 
yas, las que saboreo arrullado en mi butaca, junto á una confor- 
table estufa. 

La verdad es, pueblo amigo, que no puedes quejarte de tus 
gratuitos y comedidos representantes: i qué bien lo hacen! Vea- 
mos lo que dice un diario oposicionista enrayé'. 

« El pueblo grita contra los que desgobiernan el pais y derro- 
chan los dineros públicos en salvas, banquetes, regabas y as- 
censos. 

« El mal cunde, el descontento es general; desde el taller del 
industrial hasta el escaño del banquero. 

« El pueblo sufre, calla y pacientemente espera. 

« ¡ Cuidado , señores del candelero que ese manso cordero 
puede trocarse en imponente león?* 

« n Esta situación es insostenible á todas luces!! la revolución 
es inminente, el pueblo en masa se levantará la mejor mañana, 
para arrancar de las manos de sus opresores, los derechos que 
le han sido robados 1 ! » 

Veamos un diario situacionista: 

« La misión que nos ha sido confiada por el pueblo, á quien 
nos honramos en representar cerca del Digno Gobierno que 
tan elevadamente rige los destinos del país, y que con tanta 
honradez y celo administra los dineros públicos, etc. etc. etc. 

« El pueblo en masa apoya á nuestro liberal y progresista 
Gobierno;y está decidido á prestarle su más decidida cooperación, 
acompañándolo en la ardua labor de la reconstrucción nacional, 
que con tanto celo ha emprendido.» 

. Veamos un diario incoloro: 

« El Gobierno debe rodearse del pueblo, pues sin esto no hay 
progreso completo: todos los esfuerzos que haga aquel por lle- 
var la nave del Estado por un buen derrotero, no serán nun- 
I ca tan eficaces como lo serían si lo acompañara todo el pueblo 
á quien nos cabe la honra de representar.» 

Esto huele á posibilismo. 

Veamos ahora qué dicen los clericales: 

« El Pueblo Uruguayo es Católico: consecuencia lógica! nues- 
tro diario es el representante verdadero en la prensa, del Pueblo 
Uruguayo. Si el Gobierno quiere que el pueblo decididamente 


Los que no piensan en el porvenir son peores que las bestias 


Joaquín Suaves está situado en el sitio conocido por Cuchilla Alta, entre 
Toledo y iMndo. 

ftodca al nuevo pueblo la Colonia «Gnrlbaldi» la que está subdividida en 
lote« do h i cuadra, podiendo los compradores tomar una, dos, cuatro, 
ocho ó mas cuadras unidas á su satisfacción. % 


10 — 


Ni timen vergüenza de trabajar , deben tenerla de. r.omer 


apruebo su marcha y lo proato su apoyo, (lobo auto lodo en- 
tregar la educación del pueblo católico á quien representarnos.» 

No puedes quejarlo, | oh pueblo! amigo mió, ¡jquo estás muy 
bien representado !I 

¡Cuántos defensores gratuitos! 

Cuántos amigos tienes, pueblo querido! hstoy tentado de 
exclamar aquel tan conocido refrán, que dice: ¡ qUó amigos 
tienes, Benito! pero, no lo hago, puesto que en estos titulados 
amigos deben haber algunos que te quieran, así como habrá 
otros que te adulan, y no pocos que te ü 

¡i Y eso que son tus representantes !! 

De lo que llevo dicho, se desprende que el pueblo no sólo no 
está representado en la prensa, sino que ni se encuentra entre 
los burros de la imprenta. 

*IV 

Llorad como mujeres, vuestra lengua 
No osa lanzar el grito de venganza; 
Apáticos vivís en tanta mengua 
Y os cansa el brazo el peso de la lanza. 

Espronceda. 

A la verdad, que la empresa que me he echado á cuestas, no 
deja de ser árdua, y tentado estoy de abandonar la tarea, pues 
temo no encontrarte. 

Sin embargo, hagamos un esfuerzo: penetremos en el sagrado 
recinto en donde se reúnen los representantes nombrados por el 
pueblo , para constituir el Poder Legislativo. 

Subo las escaleras del Cabildo, penetro en el salón en donde 
se reúne la muchedumbre y si ustedes quieren, el pueblo , tomo 
asiento y observo. 

La sesión está empezada. Vense diseminados en el vasto recin- 
to y muellemente arrellenados en cómodos sillones, haciendo 
tranquilamente la digestión, á gran número do representantes del 
pueblo , por obra y gracia de los cubiletes políticos del ex-Dic- 
tador. 

Qué bien representado está el pueblo! voy á osclamar; pero la 
frase se me queda entre pecho y espaldas. Observemos: 

La sesión es amena; se tratado dar una concesión que importa 


E* bailante rico aquél que ee contenta con lo que. tiene 


Loh Ierre no* de, esta pintoresca colonia so venderán A pagar bajo bases 
tan ventajosas, que, hílala ni man poíno será propietario; por ejemplo: 

El que compre terreno* de, la colonia tianbalai, abonará f* $ al contado 
el retunda $ al mes por cada cuadra do 10.000 varas do terreno I 

I • ..i 


i x 

/ 


— 10 — 

Si tienes vergüenza de trabajar , debes tencrta> de córner 


apruebe su marcha y le presto su apoyo, debe mito todo en- 
tregar la educación del pueblo católico á quien representarnos.» 

No puedes quejarte, ¡oh pueblo 1 amigo mió, ¡¡que estás rrmy 
bien representado!! 

¡Cuántos defensores gratuitos! 

Cuántos amigos tienes, pueblo querido! Estoy tentado de 
exclamar aquel tan conocido refrán, que dice: ¡ qué amigos 
tienes, Benito! pero, no lo hago, puesto que en estos titulados 
amigos deben haber algunos que te quieran, así corno habrá 

otros que te adulan, y no pocos que te !! 

¡¡ Y eso que son tus representantes !! 

De lo que llevo dicho, se desprende que el pueblo no sólo no 
está representado en la prensa, sino que ni se encuentra entre 
los burros de la imprenta. 

' Á f 4 

*IV 

Llorad como mujeres, vuestra lengua 
No osa lanzar el grito de venganza; 
Apáticos vivís en tanta mengua 
Y os cansa el brazo el peso de la lanza. 

ESP RONCEO A. 

A la verdad, que la empresa que me he echado á cuestas, no 
deja de ser ardua, y tentado estoy de abandonar la tarea, pues 
temo no encontrarte. 

Sin embargo, hagamos un esfuerzo: penetremos en el sagrado 
recinto en donde se reúnen los representantes nombrados por el 
pueblo, para constituir el Poder Legislativo. 

Subo las escaleras del Cabildo, penetro en el salón en donde 
se reúne la muchedumbre y si ustedes quieren, el pueblo, tomo 
asiento y observo. 

La sesión esta empezada. Vense diseminados en el vasto rocín- 
to y muellemente arrellenados en cómodos sillones, haciendo 
tranquilamente la digestión, á gran número do representantes del 
pueblo, por obra y gracia de los cubiletes políticos del ex-Dic- 
tador. 

Qué bien representado está el pueblo! voy á oselamar; poro U 
frase se me queda entre pecho y espaldas. Observemos: 

La sesión es ameno; se tratado dar uno concesión que importa 

h.M bollante ríen nguSl r/ur *#• contení t con to hr»+ 


l,'*t t*rrrno* A** €»ta tolnnia veri<lerin A Imj ' 

l4ü ti i*! ♦ i I Id n iKklini irfü ftfopiet »h«« ? » 

H q-u* fofitpt* <l»’ U ’» * ¿t 

M 4 $ it Céd* • (oOr* (ifi la %■**} oro 0*' UJfrvuo t 




indirecltt rto ,m 

la ruina directa oo im iivichios. . interese s rj enerales, 

r ar do docena» d « ««miro; «e abandonan Los intei e j 

¡l.o mismo do si \ ¿ ¿os fopluna una.meF- 

penen cambióse at '\ {dad p0 ro en cambio hace 

' So arruina la coniunidaa, í ^ ^ &e ña\a. 

dia docena do vivos. r> « xr t e se les llama k 1 

A los que en otra pane, 

como ricos/// pstas Batuecas U 

¡¡ Cosas dign a todo ^ no entienden en 

bigamos . rolles que hablan de tono y 

na da/ 1 íle^o la palabra ue está sobre tablas (no 

mnatracion de contento, se a j ula , \ . e \ presidente agita ta 

i»" ^4^.0., Pero V. pueblo sigue — 

'“ntónces el presidente dirigí “ 0 j* ^erlTl^dtxm* : - 
fea que un sábado en Londr calla haré despejar la barra. 

P TpoE?ep¿Wo! <l?go V" para mi capote", iqué bren ga.laa 
piafa! . presentantes te amenazan; esto es, 

sl S ¿lTpcn,Sc Macen rio la esquina lo drjera a! pa- 

aquí no quiero '¡"““j,® 1 ™ ¿ “rodaran cajas des- 
Y yo creo que el almacenero 

templadas. , r , nr i ame nto, vale menos que el 

De manera que el pueblo en el ?• er ,. uc \ os que van al 

pulpero en su casa. Lo quo me hace suponer 

parlamento no constituyen el 'intimación del desalojo, el pie 

Por fin la calma renace, y ante la intimación 

klo calla. 


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V>* Kiltm del fMirbt» J.mjuin Sunn 
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T<«v, .1 m<md>> <Vtw »«i«»tir *\ tfran r- 
»■« bw d^i ferro í.aí ni nU *ltu 


\ondorin á -W mese» de \ 


V*J r| riJ.ind-Wt»’ a*j*tYr al *r*n nu.ule d*’ V’flfiía'dl't'Wbkv 

iU *iUia.U en el ccnuo «d V u 


11 


f/M holgazanes no compran Ierren»* * ni tí plazo 

I* ruina «liriH'la «lo ¡lio/, mil personan, y la fortuna indirecta de un 
jvu' do docenas do individuos. 

I l.o mismo do siempre; se abandonan los intereses generales, 
pero en cambio se. atienden los particulares ! ! 

So arruina la comunidad, poro oti cambio hace fortuna una me- 
dia docena do ricos. 

A los que en otra parto, so les llama! jaquí se les señala 

como ricos !!! 

jj Cosas dignas do oslas Batuecas II 
Sigamos . 

Cu diputado, do aquellos que hablan de todo y no entienden en 
nada, tiene la palabra. 

Habla en favor del asunto que está sobre tablas (no falta quien 
asevera, que al hacerlo así existía una razón de peso); después 
de haber perorado al cohete , como dicen muy bien nuestros pai- 
sanos, y no haber dicho nada, el presidente toca la campanilla; 
se da el punto por suficientemente discutido, y se pone á votación 
el asunto. 

El diputado A, que en tres años que lleva en el oficio , no ha 
dicho nunca esta boca es mía, pide la palabra esta vez. En los 
que forman la barra, que supongo será el pueblo , vése una de- 
mostración de contento; se arma un cuchicheo de los diablos, 
todos están ansiosos de oir al orador A; el presidente agita la 
campanilla para imponer silencio, pero el pueblo sigue murmu- 
rando. 

Entonces el presidente dirigiéndose á la barra con una cara más 
fea que un sábado en Londres y con voz imperante exclama: — 
Prevengo a\ pueblo que si no se calla haré despejarla barra. 

¡Pobre pueblo\ digo yo para mi capote; ¡qué bien gastas tu 
platal 

Esto si que es raro : tus representantes te amenazan; esto es, 
como si el dependiente del almacén de la esquina le dijera al pa- 
trón, cuando habla: 

—Oiga usted, aquí no quiero bulla, sino va usted á la calle. 

Y yo creo que el almacenero lo echaría á rodar con cajas des- 
templadas. 

De manera que el pueblo en el parlamento, vale ménos que el 
pulpero en su casa. Lo que me hace suponer que los que van al 
parlamento no constituyen el pueblo, ni cosa parecida. 

Por fin la calma renace, y ante la intimación del desalojo, el pue- 
blo calla. 


La palabra es de piala : el silencio es de oro 

f,o* notaren «|«*| pujido Joaquín Suarez 80 venderán á 30 meses de plazo; 

*7 ,* mi mensualidades. 

Todo el mundo dolí* a«íMir al Kruu remate de inauguración. 

Va túUr mu del forro Carril cmÚ situada on el centro del pueblo, 


— 12 — 


En la lacha contra Ion malón, la victoria cu para Ion huera m 


Entóneos ol diputado A, disponiéndose á hacer un toar de for- 
re, levántase de su asiento y dirige la mirada al presidente, y 

— Va va á hablar, dicen algunos solio voce. 

— Ya es tiempo, exclama un individuo que esté á mi lado, con 
levita azul, pañuolito de golilla y garrote; ya es tiempo, sí señor, 
repite dirigiéndose á mí, de que el diputado A haga oir su voz, 
pues en tres años que lleva de tareas no ha dicho todavía esta boca 
es mia, si exceptuamos los casos en que se ha tratado de comer, y 
sin embargo, le hemos pagado con toda puntualidad. 

Contesté á mi interlocutor con un signo de aprobación, hacien- 
do asomar á mis labios una sonrisita de satisfacción, al mismo 
tiempo que me hacia esta reflexión : « si este no es el pueblo , 
puesto que el pueblo debe ser una comunidad, indudablemente es 
parte integrante del pueblo. » 

Habló el diputado, y sería el caso de decir habló el buey y dijo 
mú; lo que me guardaré muy bien de decir, porque no faltaría 
algún malicioso que se atreviera á hacer comparaciones. . . en lo 
de tirar el carro nacional! 

Pues bien, decía, habló el diputado y dijo: 

— Señor presidente: he pedido la palabra para apoyar y hacer 
mias las palabras de mi honorable colega por el departamento 
de X. 

— ¡Por el departamento de las linternas! — exclama un chusco 
que está á mi lado. 

No puedo hacer por ménos que decirme: el pueblo paga bien , 
pero es mal servido. 

El asunto de que se trata en esa magna sesión es un proyecto 
salvador, se trata nada ménos que de canalizar el Arroyo Seco! 
Que es como si dijera, que se trata de dar una concesión á un 
Banco sin patas , ó el privilegio para hacer un puerto incómodo en 
un paraje malo, abandonando el buen puerto que tenemos y que 
nada nos cuesta, porque la naturaleza lo ha hecho. 

El caso es que después de cuatro meses de discusiones se sancio- 
nó el proyecto, el que seguramente quedará en agua de borrajas. 

¡Esto no sería nada, si el tal proyecto no costara cuatro meses 
de dietas! 

— Vea usted, señor Patrik, me dice un uruguayo que está a mi 
lado, los primeros cuatro meses del año los invirtieron los hono- 
rables en discutir y sancionar el proyecto Tusson y los otros cua- 
tro meses en el proyecto Te-tragué y Ga. que acaba de sancionar- 


La emulación nos guia d la virtud ; la envidia, al vicio 


1.a Kmprcsa particular «La Industrial» on prueba do sus buenos y nunca 
desmentido» deseos por ol desarrollo do la propiedad, y mejoramiento so- 
« ial, lia resuello recalar los primeros .'tu solaros ¡i los primeros 3o pobla- 
dores, para que estos escojan los que mas les ¿pisten. 


— 13 


■ • \ 

La razón es una arma más penetrante que el hierro 


so, y que probablemente corno ol otro se quedará en humo; se han 
pagado más do 100,000 $ en dietas, para darles el gusto á esos 
señores; inanana se presenta un loco con un proyecto para colo- 
nizar la Luna, y no lo dudo usted, no ha de faltar un honorable 
que lo tome á lo serio y entre ol asunto en discusión. ¡Ay! señor 
Patrik, este país ha pisado alguna mala yerba; nosotros somos 
muy desgraciados, pero muy desgraciados de una vez! 

Todos los dias se nos presenta algún salvador; todos nos quie- 
ren llevar á las nubes en alas del progreso; todos se interesan por 
nuestra suerte; todos quieren inundarnos con oro y más oro. 
¡¡Hasta hoy no ha habido uno sólo que haya tenido la desfacha- 
tez de manifestarnos sin embozo la verdad , diciéndonos: Seno 
res: á lo que vengo es á amolarlos , lisa y llanamente!! 

¡Creo que el uruguayo tenía razón! 

Después de un rato, por curiosidad, le hice esta pregunta: díga- 
me usted, ¿y los nueve meses restantes del año, en qué los ocu- 
pan esos honorables? 

— Señor, respondióme éste, ese tiempo lo pasan en descansar 
de las fatigas del pasado y en restablecer su salud quebrantada. 

— Pero, observé, ¿naturalmente, del sueldo les rebajarán las 
faltas? 

—Calle, hombre, respondióme; el pueblo paga y no se preocupa 
de nada; y sino, vea usted: el período ordinario acaba, las Cáma- 
ras se clausuran, y el presupuesto para el año próximo queda sin 
sancionarse; de manera que el gobierno se vá á encontrar sin sa- 
ber cómo marchar , si bien esto no es lo que más le preocupa. 

— La verdad, amigo mió, es que el presupuesto general de gas- 
tos que de algún tiempo á esta parte, anualmente se viene sancio- 
nando, es una farsa, pero una solemne farsa; y soy de opinión que 
el del año próximo, que dice usted aún no se ha formulado, ni san- 
cionado, podrían no hacerlo y evitarse ese trabajo: 1. ° Porque de 
todos modos no se ha de observar, luego será tiempo perdido; 2. ° 
Porque así el pueblo ignorará á cuánto asciende con tanta añadi- 
dura; y como reza el refrán, ojos que noven corazón que no llora. 

Despedíme del pobre uruguayo, dándole un consejo que si bien 
pertenece á mi amigo el doctor Lafuente, estoy autorizado para 
echar mano de él. 

« No olvide, amigo mió, le dije, que en la lucha de la vida, el 
« que proclama la verdad sufrirá siempre el dictado de sedicioso 
« y desorganizador. » 

Tomemos siempre del pasudo los ejemplos pitra el porvenir 


Kntre las peruana* que han recibido solares recalados hay muchos indus- 
tríale* y cornen.ianlOH. a i solares ya 80 Imn donado: solo fallan i». 

Kntre l<>» pobladores actuales hay un barraquero, 1 tendero, l almacene- 
ro*». i fiTivtmo, ) carpintero, : j herreros, 1 panadero, l fondero. 1 cafetero, 
i fábrica de jabón, 1 barraca uto., y varias casas de recreo. 


14 — 


Jai peor turna r* no Urnrr utain 


V 


Los hombres 1*0 •*!* * tJ , 

sima al fucile contra *-1 <MMl. ir|4 

Yo suplicaría al lector amable, me acompañara en la escura», 
que voy á emprender en busca de mi incógnito, en busca de e^ 
pueblo, que de seguro lo hemos de encontrar, si es que existe. 

El cielo esta sereno, como mi bolsillo; la calina reina. . . ; corno 
no es sábado! ¡y el presupuesto está aún impago! 

El pasto sigue creciendo en las calles de Montevideo, símbolo 
inequivoco del progreso, y seguro de que al pueblo lo hemos de 
encontrar tirando el carro. . . ¡Gomo siempre! 

Pero, ¿qué carro? — ¡Yaya una pregunta! — El carro del poder’.! 
Los que mandan, mandan; esta es una verdad de Pero Grullo, 
pero al fin y al cabo es una verdad; y no por eso deja de ser ver- 
dad la antítesis de ésta, y es: que los que están caídos que se 
amuelen. «Amen,» dirán más de cuatro presupuestívoros, mamí- 
feros y semi-anfibios. 

— ¿Cómo semi-anfibios? exclamará el lector. 

K — Muy claro, responderé. 

El Diccionario de la Lengua Castellana designa con el nombre 
de anfibios á los que lo mismo viven en el agua que en la tierra; 
luego, un anfibio vive en todas partes y se acomoda á todas las 
temperaturas. 

Y yo, sacando una consecuencia lógica, digo á mi vez: el em- 
pleado público que vive con iodos los gobiernos es un anfibio 
gubernativo , y si ustedes lo quieren, presupuestívoro también. 

Una celebridad reciente del Río déla Plata ¡y que aquí las hay 
á granel!! ba trazado de una pincelada, ó mejor dicho de un plu- 
mazo, el punto do reside el patriotismo uruguayo en el último 
tercio del siglo XIX, diciendo : «que el amor patrio, la dignidad 
¡pro pudor! tienen su asiento en el estómago!!» 

¿Si habrá sacado esta consecuencia por lo quo á él le pasa? 

¿Y díganme ustedes sino estamos en plena descomposición so- 
cial? 

¡La verdad es que estamos aún peor! 

Pero, estoy apercibiéndome do que mo alojo do nú objetivo, y 
que, corno vulgarmente so dice, me voy por los Corros do l’fioda; 


Todos los zonzos son subios cuando no bnblnu 



La Kmprcsa lia determinad'» mutilar A todos los quo tmcldcn cu ftvnte al 
wrari «Boulevurd» paralelo l 1 la vía, toda U verja do Morro para ivn*r « » 
frente <lo sus terrenos, con tal «jne al poblar dejen al modo do M4*ca*xs uu 
jardmeíto. 


Trata de vivir con lo que tienes , y no de lo que esperas 


por lo tanto debo dejarme de divagaciones, é irme al grano, 
así como nuestros paisanos se van al presupuesto. 

Estoy viendo que tendré que ir, como quien dice, á salto de ma- 
ta, en busca de mi pueblo, pues me sería materialmente imposible 
recorrer todos los puntos en donde me dicen se reúne; y temero- 
so estoy de no encontrarlo ni aunque estuviera provisto de la 
linterna del cínico Corintio, y saliera á buscarlo á medio dia. 

De cualquier modo, voy á proseguir la árdua tarea emprendida. 

VI 

Hay muchos, que si el que escribe 
reprende algún vicio, lo atribuyen. A 
mala voluntad ó envidia. 

Salustjo. 

Se me ocurre ante todo preguntar al lector, aquí entre nos: 
¿Es Vd. empleado público? 

Qué le importa? nos responderá bruscamente este, si es jubila- 
do; y jubilado, entendámonos, de aquellos que á pesar de estar 
inutilizados desde hace 20 años, siguen sirviendo para todo bar- 
rido y fregado que se presente, de lo que claramente se deduce 
que es un jubilado á dedo ! Que ni mas ni ménos que á dedo es 
como se hacen las cosas en esta progresista tierra. 

De cualquier manera, perdónenos el lector amable, tenemos el 
pesar de significarle que si es presupuestívoro lo compadecemos, 
máxime si es empleado público, y vive. . . de aire, íbamos á de- 
cir, pero escribimos, del presupuesto: sí; que vive del presupuesto 
que no se paga. 

Claro estaqueen un país en donde el Gobierno con las entra- 
das de los 12 meses del año, cubre el presupuesto de 8 meses y 
queda adeudando los cuatro restantes, y que para pagar éstos crea 
una deuda amortizable, denominándola de cualquier modo, obli- 
gando indirectamente al empleado á que la reciba; al que cayó en 
la tontera de fiar al Estado á que la reciba; al que alquiló su casa 
á que reciba deuda y. . . . ]f>arc ustpd de contar! 

No vaya á suponerse que nosotros seamos doloridos, pues 
nunca y con ningún Gobierno hemos hecho negocios, ni los ha- 
remos tampoco; pero nos duele ver que se hace un gran mal, desde 
hace muchos años, del que las víctimas somos indirectamente 


Para n/>/*. ínter nunca es tardo 

j 


fcl carriTo que llegue A l t gran plaza de fruto* tío «Joaquín Stuiviv on 
verá armado p'*t imilla» y mil incomodidades , como lo sucedo »u>- 
lualuouiLt* ni la Aguada. 

N** **■ Ví fi obligado cu verano ó Invierno A estropear sus bueyes en el 
rui^arado, y pulirá soltarlo» á pastoreo síu uboti.tr ni un centesimo. 


I ( f/niY tut propia» fhttionn lo 


r/r|/# V«ln 


un >*, lo«t «jijo vivimo# do riunslro andar f importtn. 
\ un comino In ¡inhlií'O dol quítate tú para ponerme yo f 
«lo rt |a cual sooneimnln» ol pula «mi Ion nilaem catarlo; dnagrA nán* 
ilos«> In poltlndon, Miptunndo ron mucho el nú mero de Ion que ^ 
vmu % nidrios « 1 1 1 o vioiton, aogun lo ílmiiiiíjHlrmi loa (Jatos esta- 
dísticos; dalos estos bnshmto tétricos ptirn infundir algo mas que 
temor, al que dedica una vida mitem ú funtw rae unn posición j 
que al final do la jornada, está propenso á encontrarse coa una 
bola do humo! 

Kntre tanto, millares do inmigrantes afluyen á la opuesta 
orilla, os decir, que á rio por medio tenemos un país que sevaá 
las nubes, mientras que nosotros retrocedemos, desde que la pa- 
ralización de los pueblos significa retroceso. 

Habrá cosa de tres meses que encontrándonos incidentalrnente 
en Buenos Aires, y conversando íntimamente con un escritor sa- 
tírico, compatriota nuestro, le manifestábamos nuestra pobre opi- 
nión respecto al pensamiento lanzado sobre el tapete de la discu- 
sión, por los primeros hombres del Rio de Ja Plata, al cual á nues- 
tro modo de ver^debia llamársele no anexión, porque esa palabra 
encontraría siempre cierta repulsión, leyéndole á la vez una pe- 
queña correspondencia que pensábamos enviar á un periódico de 
Montevideo; y después de terminada dicha lectura nos dijo: «Xa- 
« die mas enemigo de la anexión que yo; pero después de haber 
« visto este emporio de movimiento y grandeza , creo, que en 
« loque usted dice en su correspondencia, está nuestra salvación.* 

Y adviértase que el que así hablaba, seis meses antes había 
fustigado con la sátira á Don Juan Carlos Gómez, Don Pedro Bus- 
tamariteyá todos los que sostenían el magno pensamiento. 

A continuación reproducimos la mencionada correspondencia* 
para que el lector esté en autos. 

Por fin, respetando las opiniones contrarias, creemos que esta 
es la única puerta de salvación, y que de no, vamos derechos 
k . . . . . 

¡Ai posteri V ardua acntcnzci! 


Jluenof Aires. 1l do Junio de 1881. 


Mi querido amigo: 


Ouiairra decirlo algo do este progresista pueblo, pero todo lo que yo rii'l* 
*‘T » |»ooo, por U Himple razón que para Imeer una pequeña reseña, mve- 


l.nn ilejenMoret de tan ínula* cuntan, frutean el triunfo con el intuito 


I « farfiTi» (|(n» Iral 'ii» mas de q cargas para la plaza de Suurti tendrán 
gratín ida y vmdl i «o» *' I Ferro Carril, para la Capital. 
i . . a»- mi. v#i n'Mlrn no e ireeorAn de nada. Joaquín Sitara dentro Je 
I*» • v . »wA una r tildad! 

I. n ii rr> n i« «ju** I » - • y •«» regalan, valdrAtl fortunas coloaale*. 

. -'W Sri*ttfcMÍl. 


— 17 — 


7V,iM de merecer i<>* honore s, vid* bien que de tenerlo s 


sitarla 


i'ii indo iim'iios mi l estadía en esta 


„ o hace hoy cuatro illa» q»<'* n 
1 ’ ^ sl ,|uo, ni»' concretará A relatar 


lío. un me»; y como Vd. h abe, 
he llegarlo A la Patria Grande! 
rio algo ilo lo poco uue he podido ver. 
IIMt ,. ir «i«m nemno Un \ loso v ron las cilles intransitables, es tal la con- 
«| ti ** las rasas di* comercio están atestadas de cliente» y es pre- 
J .,„dir por las veredas á empujones; en una palabra, esto marcha, 
J mío, pero ni india A pasos agigantados, mientras que nosotros. . . . 
nosotras marchamos si . . . pero no sabemos A donde vamos. 

| )t . niv) le din' que be venido A parar en una casa en ia que la mitad 
(jl , sus habitantes son orientales; de manera que en «La Unívcrselle» que 
se llama esta «Maison», encuentra Vd. Jo menos unas veinte muestras 
,*l(* las cícm y un pulidos en que desgraciadamente se encuentra dividido 
nuestro pobre país, 

parece increíble que mientras ia República Argentina progresa tan 
asombrosamente, nosotros, ligados á este país por tradiciones históricas, 
por raza, por costumbre, comercio 6 idioma, permanezcamos rezagados. . . 
¡pero de quA manera, amigo mió! 

Es verdad que muchos han sido los errores de nuestros padres y los nues- 
tros; pero, me parece que ya liemos expiado bastante esa falta., y sobre to- 
do nosotros que no liemos tenido en ello arte ni parte. 

Va es tiempo que salgamos del estado de postración, y Janeemos una 
mirada al porvenir. 

¡Desgraciados los pueblos que solo,, viven del pasado, y rnas desgracia- 
os si ese pasado, es un pasado lóbrego y oscuro como el nuestro! 

Tal vez algún patriotero diga: No ama *á su país el que asi se expresa. 
io. amigo mío, amo como el que mas el pedazo de tierra donde nací, la 
que día. a día riego con mi sudor para ganar mi sustento y el de mis hijos; 
pero, creo que no hay nada mas nocivo á ios pueblos que el mentirles; la 
verdad debe siempre decirse, aunque sea muy amarga. 

Nosotros seguimos un derrotero fatal. Mientras en nuestro país el trabajo 
merma, la campaña se despuebla, la población emigra, el comercio lan- 
guidece. la propiedad se desvaloriza y los capitales se retraen; aquí tra- 
bajo aumenta, la campaña se puebla, la inmigración afluye á torrentes, el 
comercio prospera, Jos valores territoriales y urbanos se van á las nubes 
y los bancos abren cuenta á todo el mundo. 

Aquí, aunque vd. no quiera trabajar, es tal el maremagnum de las ope- 
raciones. que se veria obligado á hacer algo forzosamente. 

En nuestra pobre patria, en cambio, tocio lo contrario sucede; y hablo 
por experiencia propia, duro es confesarlo; un hombre por mas decidida 
voluntad que tenga al emprender cualesquiera operación, por mas esfuer- 
zos que baga. . . . no hay nada que hacer, es preciso hacer la vida del 
holgazán, laudar [uggire l¿ anni pin utili para después vivir mendigando 
y morir en la miseria. 

* Este es. por ahora, el brillante porvenir que tenemos ante nuestros ojos 
No me hago ilusiones, querido amigo, hablo por experiencia propia; en 
nuestra tierra, hoy por hoy, es imposible hacerse una posición indepen- 
diante si no hacemos una evolución. 

Hace algunos años que d dispetto di molli, un hombre audaz y gran pen- 
sador A la soi, lanzó una idea que viene á ser, en las circunstancias actua- 
os. lo que un cable lanzado al náufrago en medio da la tempestad. 


la conciencia no estd escrita en las leyes humanas 


La vía Urroa atraviesa ol Pueblo Suarez de uno á otro extremo, y para- 
i lo * U vi i está » 1 gran Iloulevard plantado de magestuosos plátanos, aca- 
'U* y rur.aliptrj*. 

i a r , r*>aU árbol#*» sombrosos á t ulo.s los pobladores para que los 
OeUrp» n al (rento y alrededor do sus terrenos. 


a 


18 — 


Odiad siempre d ios í i ni nos de lo patria 


Juan Cárlos Gómez proclamó la Idea <le la anexión de nuestro p*\ % % 
ésto. 

Ksto pensamiento colosal fue atacado por unos y combatido por otro», 
pero discutido al fin. 

Sin embargo, yo. opinando como muchos compatriotas. ere > que la pala- 
bra anexión, es una frase que suena mal al oido, y al mismo tiempo choca 
al amor patrio, que dicho sea de paso, no sé en donde se encuentra por- 
que esta palabra parece significar, según lo creen muchos, que nuestro pin 
se ponga bajo la tutela de éste; pero soy de Opinión que si se sustituyera 
la palabra anexión por confederación, el problema se resolvería solo, y 
saldríamos una vez para siempre, del estado apático en que desde hace tan- 
to tiempo permanecemos. 

Si. amigo mió. -esta es una vorágine de progreso que nos absorbe, y en 
la Gran Confederación Sud Americana, está cifrado nuestro porvenir y ei 
engrandecimiento de nuestra putria! 

Yo creo que si los setenta mil orientales que actualmente r siden en esta 
Provincia, iniciaran ei pensamiento, todos los habitantes de nuestro país 
se apresurarían á adherirse á él, y antes de un par de meses, el gran pro- 
blema se habría resuelto. 

Esta cuestión es materia de un gr¿an estudio, y yo soy un pobre diablo 
para tratarla, sin que esto impida que, como amante de mi patria y deseo- 
so de verla próspera y feliz, me ocupe de ella. 

Otro proyecto se vislumbra eu lontananza, pero es más arduo, sí bien 
creo que en las actuales circunstancias encontraría frenética acogida. 

Va en el folleto «Impresiones de un Viajero», que publiqué el año último, 
me ocupé de él; soy deopinion. mi querido amigo, que en nuestro país no 
debe haber extrangeros: todos deben ser nacionales. 

Nada mas natura!, mi amigo, que el extrangero, que es el elemento con- 
servador y progresista en nuestra tierra, en la que gana su sustento, for- 
ma su familia, educa sus hijos, arraiga sus economías; que es el que nos 
viene á enseñar á trabajar y que con su pecunia sostiene á la Nación; nada 
mas natural, repito, que darle toda participación en el gobierno, pues na- 
turalizando al extrangero, podremos salvarnos del cataclismo, al que con 
rápido paso nos encaminamos! 

Sin embargo, lioy por hoy. es indispensable que este país que marcha 
viento en popa, nos lance un cable, para arrancarnos por el anchuroso 
camino del progreso. 

A los orientales que actualmente residen en esta República, corresponde 
la iniciativa. 

Lo saluda su amigo 

Henry Patrie. 


✓ 


El mejor bronce es el de las estatuas de tos héroes 


Los solares que se regalan, los agraciados los escojcn en donde mejor los 
place, debiendo poblarlos, pues es con esa condición que se les hace la 
donación. 

La población deberá ser de material, no valer inénos de 100 posos, de- 
biendo construirla á la mayor brevedad. 



.Y<> hnif peor sonto que aqurU que no quiero o/r 


VII 

líl pueblo os incapaz do conocer sus in- 
torosos: dóbosolo, por tanto, tenor siempre 
bajo tutela. Por ventura ¿no los lora do do- 
milio íi los (jito mós saben, dirigir í» Iosíjuo 
sabon Miónos? 

I)o esta suerte baldan multitud do hipó- 
critas <[uo quieren los negocios del pueblo, 
íi fin (le engordarse con la sustancia del 
pueblo. 

Lajiennais. 

Decíamos, pues, que el empleado público recibe durante los úl- 
timos cuatro meses del año, una liquidación que se convertirá, seis 
meses después en títulos de deuda y que se cotizan al 10 ó al 15 
por ciento. 

Ahora bien: un empleado que gana 50 pesos mensuales, resulta 
que, vendiendo la liquidación al 10 por ciento, ha trabajado un 
mes para ganar 5 pesos. 

¿Todavía habrá individuos que soliciten empleos públicos? 

También ¿quién habiade pensar que llegaríamos á tener Minis- 
tros de Hacienda: no de la talla de Bastiat, Colbert, Smith ó cual- 
quier otro bípedo de esa laya , sino un Ministro de Finanzas, alta- 
mente economista, profundo financista, y échele usted todos los 
adjetivos superlativos que quiera, con tal que concluyan en isla/ 
hasta que en sus vastos proyectos se pierda de vista? 

¿Quién había de suponer que tendríamos una cabeza tan bien 
organizada , que de un solo plumazo había de resolver la magna 
cuestión económica, dejando planteado para lo venidero el plan 
financiero, capaz de hundir al país más bien organizado? 

«Pues señor, dijopara su capote nuestro Colbert, autor de tan 
magno problema; con las entradas de los 12 meses delaño, única- 
mente se puede pagar el presupuesto de 8 meses, luego quedan 4 
meses en descubierto; ¿cómo tapar ese agajerazol muy fácilmente: 
«no pagando á nadie.» — Pero, ¡se armará la grita!» 

«Para evitar que esto suceda, se dijo, so resolverá el problema 
pagando ó. todos . » ¿Cómo pagando á todos, exclamarán muchos, 
admirados, y con razón, de que pague quien no tiene con qué; pe- 
ro la cosa es muy fácil de realizar; como ustedes lo oyen: «pagan- 
do A todos» ¡cuando su pueda!! 


El que trabaja en la juventud , descansa en tu vejez 


Kn I i Colonia Earibaldi , i]tio rodea al pueblo Suave:, boy gran canil- 
dad do quinta* ron fondo A Ion majestuosos arroyos Melivtos > Mag.uiuos. 

quinta» tu componen do ? y ¡3 cuadran rada una; tío modo uno 
malquiero puedo, con sólo abonar (I liosos por moa, adquirir cu propiedad 
uiu nugniilr i quinta con arroyo. 


— 20 


» 


/ 


I'l que quiera que sus hijos sean pobres, que les dé diversiones 


¿ V habrá (/ilion continúo creyendo quo nuestro país produce so- 
lamente zapallos f 

¡ Callen, insolentes! 

Busquen en los anales de los países mas adelantados: ¿á que no 
encuentran cabezas como las que se crian en el Uruguay V 

Cabezas que indudablemente aumentarán en las generaciones 
venideras, áujn prescindiendo 4 de los padres de raza que venden los 
Señores Paullier Unos, en su establecimiento de la Calle 25 de Ma- 
yo N. 268. 

Sí, señores: el plan económico está resuelto; se pagará á todo el 
mundo , ¡guando se pueda! pero ínterin, á los que estén apurados 
se Ies dará una deuda que, se pagará tarde , mal y . . . . pare de con- 
tar! ! 

Y como el pueblo ve que eso de pagar cuando se pueda equivale 
á decir no se pagará nunca , el pueblo se convence de que se te esta - 
fa } iba á decir, pero no lo digo; el pueblo se persuade deque no se 
le paga lo que se le debe, de que no se le quiere pagar, y no tiene mas 
remedio que tomar lo que le quieren dar! 

¡Pero! ¿qué he estado divagando? ¿Acaso existe el pueblo uru- 
guayo? Para poder dar fé de ello, quiero verlo, exclamando con 
Santo Tomás: « Si no viere en sus. manos la señal de los clavos 
que le han metido , dudare de su existencia . » 

¡Lindo modo de afianzar el crédito del país! 

¡A este paso nos vamos á las nubes! 

¡Casi digo un disparate! 

De manera que el empleado queda empeñado con el almacenero, 
el carnicero, el panadero, el propietario de la casa que ocupa, etc. 
etc. Sevé obligado á vender por la mitad del precio los sueldosá 
vencer, del año venidero; y de este modo, entre empeños y des- 
empeños , vive como alma en pena , empeñado todo el año. 

Resultado: este hombre no puede economizar ni 3 pesos por 
mes. Consecuencia lógica: «¡¡Este hombre no puede adquirir un 
solar de los que regala Piria á las puertas de la Capital, por el ínfimo 
precio de 3 pesos mensuales!! 

No puede comprar un solar de los del nuevo pueblo Joaquín Sua- 
rez, de los que se venderán á pagar por cuotas de un 1 peso almos; 
ni puede adquirir una cuadra cuadrada de la Colonia Garibaldi,de 
las que se venderán, pagaderas en mensualidades de á 3 pesos: lue- 
go, pues, ese empleado no puede cumplir su mayor deseo, (pie se- 
ría invertir, si pudiera, sus pequeñas economías en la adquisición 


Sunca se valora más la libertad que cuando se ha perdido 


Kn « I centro de Joaquín Sunr>z, It euipre.si particular « La Imhutrid» 
construye un edificio para escu -*l t, el cual, una vez terminad I » cscritu- 
r ir.'i **n pr «piedad 1 1 Dirección General de Instrucción Pública, para q«u* 

dbpon^a d” i‘\. 


— 21 — 


tos pueblos corrompidos y afeminados merecen el látigo 


do alpino do osos terrenos, que es lo que hoy hacen todas las per- 
sonas honestas quo se preocupan del mañana, convencidas de que 
en ello está cifrado su porvenir. 

;;De todo lo dicho so desprende que porción de millares de per- 
sonas pierden la ocasión fácil de hacerse propietarias!! 

«Esto no importa nada,» dirán los financistas que han resuelto la 
cuadratura del circulo de no pagar á nadie , aunque los empleados 
y todos los acreedores del Estado queden rezagados; el país marcha, 
la vaca dá leche; y aunque no colonicémosla campaña, no aumente 
la población, no florezca Ja agricultura, y todos los demás ramos 
productores, vamos andando, que aunque de los 12 meses del año 
solo se paguen 8, para eso se ha resuelto el grandioso problema de 
crear todos los años 3 ó 4 millones de pesos en títulos amortizables, 
y los que no los quieran, los que quieran que se les pague con 

dinero, como es justo ? á esos se les pagará cuando se pueda: 

que se esperen sentados, porque lo que es parados, correrian 

el riesgo de convertirse en estatuas. . 

Para dorar la amarga píldora que se le quiere hacer engullir al 
pobre paciente, pasa el proyecto á la H. Asamblea, y los natura- 
rales Representantes del Pueblo, en prueba de fino amor y res^ 
peto á quien paga , sancionan la ley que autoriza á la Nación á ?... 
á no pagar lo que legítimamente debe! 

^ VIII 

Terco escribo en mi loco desvario, 
Sin ton ni son, y para gusto mío. 

• V - , Esproxceda. 

Vean ustedes si nó es cierto que me voy por los cerros famosos. 

La verdad es que escribo, ó mejor dicho, borroneo papel, y has- 
ta ahora ni el lector husmea á donde vamos á parar, tan es así, 
que yo mismo lo ignoro, pero no hay que estrañar que eso nos 
pase al lector y á mi, cuando el pais entero ignora á dónde irá la 
República! ... y sin embargo marcha. 


La compañía de personas honradas es un tesoro 


En el centro do Joaquín Suarez . la empresa particular « La Industrial » 
construye una magnífica capilla , la que. una vez concluida, se regalará á 
U Curia eclesiástica. 

Lo» vecino» tendrán escuela, iglesia, plaza de frutos, estación del ferro- 
carril y la unión de todos los caminos que vienen del Este. 


— 22 — 

/7 avaro es como el cerdo: se utiliza después de muerto 


IX 

Por todas partos donde Dios lia puesto 
la sed, ha puesto al lado la fuente. 

PELLETAS. 

De manera que proseguiré mi escursion en busca riel Pueblo-, 
v va que no lo encontré en los escaños del parlamento, m entre 
íos burros de las imprentas, lo buscaré en la Iglesia. 

Me he propuesto encontrarle, y tardo ó temprano he de dar con 

él: es decir, si existe. * . . . TT 

Llego á la Plaza Constitución, son las 6 de la tarde. Una gran 
romería de personas dirígense á la Catedral. 

El lujo rebosa por todas partes. 

Verdad es que tan acostumbrados estamos á aparentar lo que 
no tenemos, que nos es imposible dejar ese funesto vicio. 

En este pais^ nadie se conforma con aparentar lo que en reali- 
dad es, sino que es necesario aparecer á los ojos del vulgo por 
mas de lo que no se es; y este es uno de nuestros vicios capitales, 
y una causa de nuestros males. 

Personas conozco yo, que al verlas usted en la calle llenas de 
perendengues, cintas, moñas y flores, el gran tono que se dan, su 
acompasado y arrogante paso, cualquiera las tomaría por cauda- 
losos rentados. Y si" vá usted á la casa de ellos á la hora del al- 
muerzo, no se asombro, si allí se vive de pan criollo y mate. 

Y si les dice usted: 

¿Por qué no dejan de gastar un par de pesos en lo superfluo, y 
en cambio ponen un buen puchero en la olla, os responderán: «lo 
que se lleva por fuera se vé, en la barriga en cambio no ve nadie. 

¡Costumbres nacionales! no lo tomen á mal nuestros paisanos. 

Yo creo que si en nuestra tierra se estilaran los blasones aris- 
tocráticos, á mas de cuatro que nos aturden con su decantado re- 
publicanismo los veríamos ostentar medallas, condecoraciones y 
otras verdaderas insignias de pedantería en este siglo de progreso. 

Como decía, inmensa romería afluye á la Catedral; el lujo ti gura 
en primera linea. ¡Ni la casa de Dios es respetada! 

Creo que para ir allí á hacer 'Ostentación, mas valdría no ir. 

Una idea cruza por mi mente. ¿No estará allí el pueblo que 
yo busco? 


Toda nuestra vanidad, es un poro de nieve al sol 


fas nersmas que durante las finias d»*| campo llenen trabajo y que dea* 
pie** desransan, pagando alquiler de rasa y trabajan lo á jornal ruando 
rnem*ntr;iu trabajo, aquí tienen su porvenir. 

Adqmr i» rido una é m.'is madras de terreno, podrAn hacerse una población 
y ruando no tienen que hacer, trabajan su terreno. 




— 23 — 


La prudencia engendra paz; la p*iz , abundancia 


Kn efecto, podía suceder: nada mas fácil que cerciorarme de 


ello. 


Diríjomo á la Catedral, y después de haber codeado media hora, 
pues es inmensa la aglomeración de gente que á ella concurre esa 
noche; después de haber sudado la gota gorda, llego cerca del 
pulpito desde donde debe dejar oir su voz el capuchino Fray Mar- 
colino Bcnavente. 

Las miradas centellean en todas direcciones. 

El órgano católico en la prensa, proclama todos los dias lo 
esencialmente católica que es esta población, con lo cual no están 
de acuerdo otros paladines del bando opuesto. 

Se nos ocurro una pregunta: ¿será realmente católico el indivi- 
duo que hace del templo de su religión un teatro, ó un paseo, ó 
algo peor, ó será católico únicamente en el nombre? 

Nos inclinamos á creer esto último. 

Ocurrióronscnos estas reflexiones, en vista del aspecto que pre- 
sentaba aquel sitio. 

Cuánta conquista! ¡Cuánto encuentro afortunado! Cuántos des- 
engaños! y ¡Cuántas decepciones! 

¡Y decir que á machos de los que se dirigen a ese augusto si 
tio, no les guia otro móvil que ir á coquetear! 

El Capuchimo se hace desear. 

Mientras tanto, los curas para vengarse de los concurrentes que 
solo van al Templo para pasar el tiempo, se han colocado detrás 
del altar mayor, en donde, en alta y gangosa voz, entonan preces 
al Gran Arquitecto del Universo. , 

Yo digo la verdad: no soñaba tener que aguantarla vela una 
hora entorila, pero me han cogido de sorpresa, y juzgo que si esa 
ha sido la intención do los curas, debe aprobarse, porque las fu- 
madas siempre son lindas, vengan de quien vengan. 

Es el caso que todos los concurrentes nos vemos forzados á oir el 
sermón do agonía, las letanías, el deprofundis y otras cosas más, 
que solamente tomados en la trampa, puede obligárseles á oir á 
inas do cuatro. ¡Estamos en un siglo de tanto progreso, que sobre 
ciertas cosas apónas se suele pensar á última hora! 

Por fln el reloj da las 7. La Iglesia está que no cabe un alfiler. 
Todas las miradas so dirigen al púlpito; en ese mismo instante aca- 
ba de presentarse el héroe do la fiesta. ¡Es él!, exclaman en voz 
baja muchos miles de bocas. . . . ¡Es él! 


Mucho vale y poco cuesta , d mala razón buena respuesta 


A toda industria qu© so plantee, ya sea en el pueblo ó en la colonia, se 
1c liarftn condiciones ventajosísimas. 

Se oyen propuestas para la explotación de las grandes canteras de granito 
marmóreo, granito azul y otras clases que existen en estos terrenos. 




— 2V — 


Cada dia de tu vida es una pdgina de tu historia 


X 


La experiencia no nos presenta 
011 ol transcurso do tos tiempos, 
un solo caso de un pueldo ateo. 


M. L. 


No liaré una reseíia de lo que dijo el reverendo capuchino, ni lo 
que dejó por decir, ni lo que dijo de más. 

En materia de creencias, cada cual se las forma á su modo, que 
para eso existe el libre albedrío, y no hay poder humano que pue- 
da impedirle al hombre que piense. 

De cualquier modo, hay que convenir en un punto, y es: que to- 
dos los hombres somos unos locos con ínfulas de cuerdos y que 
los que lo son más, son los que lo saben ménos. 

Cada dia nace una nueva doctrina, que da por tierra con la na- 
cida el dia anterior; cada filósofo filosofea á su modo. «¡La ciencia 
nos lleva á la gran resolución del problema»! exclaman los nuevos 
adeptos/y el problema, cuanto más á él nos aproximamos, más se 
aleja. 

Los Indus tienen su Brahma y sus antiquísimos Vedas: en la 
China Laokiun emite ideas análogas á Platón y á lps Brahamanes. 

Lao-Tseu, célebre filósofo chino, admira por su lenguaje, y Con- 
fucio exclama las mismas palabras que 521 anos después, en el 
Asia Menor, debia pronunciar el hijo del Carpintero: debemos por- 
tarnos con los demas, del mismo modo que quisiéramos que ellos 
se portaran con nosotros . 

En la Persia, el sabio filósofo medo Zoroastro exhibe el libro 
sagrado Zend-Avesta, fundamento de la religión del extinto im- 
perio fundado por el nieto de Astiages. 

Los caldeos, en» medio de sus estudios filosófico-astronómicos, 
hacen remontar la existencia .de su nacionalidad á tiempos remo- 
tísimos, pero que el escalpelo de la ciencia destruye. 

En Egipto, del medio de su confusa mitología, Hermes yTris- 
megisto hacen surgiría ciencia de ese pueblo que adoró hasta á 
las lechugas! ¡que de seguro no serian iguales á las que el ex- 
emperador Dioeleciano cultivaba, cuando escribía al emperador 
Maxi miaño estas célebres frases, (que dicho sea de paso podrían 
servirle al Dioeleciano de YaguaronV «A~o me aconsejarías que 


El que dice lo qus no debe , oye lo que no quiere 


Los que se figuran que el dia en que el ferro-carril vaya A Pando, el 
progreso de est a localidad se paralizará un poco, están equivocados, pues 
todas jas carretas y diligencias que vienen á la capital y pasan por Suarez, 
no tienen nada que ver con Pando, en razón de que pasan tres leguas más 
distantes de la villa. 




El dinero, ; beneficio del pobre y suplicio del avaro! 


volviera al poder, sí vieras las hermosris lechugas que he plan- 
tado con mis manos en mi jardín de Salona .» Lo que significa 
que mas vale ir á plantar coles y lechugas, que no estar sentado 
sobre el solio supremo de un pueblo, máxime si ese solio escomo 
la túnica de Xesso. 

Y ya que hablamos de este célebre emperador, citaremos algu- 
nas frases suyas, que no por ser viejas dejarán de ser oportunas; 
pues asi como la virtud en la tierra ni se marchita ni pasa, la 
verdad no envejece nunca, ni se gasta. 

\j\hora vico , ahora veo la belleza del Sol! exclamaba Diocle- 
riano, cuándo llegó á verse libre de la púrpura imperial y de la 
corte de aduladores. 

Cuán frecuentemente , decia, se ponen de acuerdo dos ministros 
ó tres para engañar al principe , al cual, separado como está , del 
resto de los hombres , rara vez 6 nunca llega la verdad! 

No viendo ni oyendo sino con los ojos y los oidos de los demás , 
con fiere los empleos g los galones á malvados 6 ineptos ; olvidando 
á los que son dignos , jj aunque sea un sabio es victima de la co- 
rrupción de sus cortesanos. 

Diganos el lector, si estas verdades no son eternas! si no vienen 
siempre á pelo, y si no tienen siempre aplicación. 

Los Fenicios, el pueblo vankee de la antigüedad, se apropian las 
doctrinas de los pueblos con quienes están mas en contacto; es 
decir, no se dan tiempo en formarse una; lo que viene á demostrar, 
que los pueblos mas activos en el comercio, son los que menos se 
preocupan del mañana. 

¡Tales son los pueblos en el siglo XIX! 

En la Jónica, Thales de Mileto florece fiOO años antes de Jesucris- 
to, prediciendo el eclipse que puso fin á las disidencias que habían 
nacido entre Linearos y Aflates. 

Según Thales, el agua ha sido el principio de todas las cosas (no 
opinarán asi los adoradores del dios Baco)v que Dios érala inteli- 
gencia que lo había formado todo del agua. 

¡Esta doctrina huele á hidroterapia ! 

Y sin embargo, fue el fundador de la física en Occidente, gran 
astrónomo á la vez, y uno de los siete sabios de Grecia. 

Una innumerable pléyade de filósofos, muchos de ellos, induda-> 
blemente, debieron ser soberanos poltrones, ó muertos de hambre, 
porqueta verdad sea dicha, nada hay que haga al hombre mas fi- 
lósofo que el no tener ni un duro; 6 de lo contrario tener plata y 
serflósofopor haraganería. 


Cada cual tiene la vejez que ss pre.pt r a en la juventud 


Todo el tránsito que viene del Este de la República y los grandes caminos 
departamentales, tienen su punto de unión y de partida en el pueblo Joa- 
quín Sunrez. Pando queda a trasmano: no hace caliente ni frió al progreso 
de este nuevo centro. ¡Aqui está el gran problema en que estriba el porve- 
nir y grandeza de este centro. 


La virtud se encuentra en donde nublos se piensa 


Bias do Friona, saliendo envuelto en su raída capa, y ríd u n 
cuarto en el bolsillo, al ser tomada su ciudad por el enemigo, ex- 
clama: «Todo lo llevo conmigo,» omnia mea mccum porto. 

No hay duda que Bias seria un sabio; pero no se puedo negar 
que era un poco pretencioso. 

¡Hay que disculparlo porque era un sabio! 

Esto nos trae á la memoria á aquel célebre Zeuxi, que cuando 
concurría á los Juegos Olímpicos, llevaba una capa con su nom- 
bre escrito en la espalda; de manera que al pasar por entre la 
muchedumbre, esta decía: «ahí yá Zeuxi.» 

En este siglo de positivismo, Zeuxi haría'perfectamente bien el 
papel de avisador, y Piria lo alquilaría para colocar en el lugar 
que ocupaba el nombre del individuo, un aviso que digera: «La 
Industrial, Rincón 82, vende terrenos á plazos!!» 

¡Cómo cambian los tiempos! 

Vean ustedes, en este siglo de comercio, para qué podría ser- 
vir uno de los mas renombrados pintores de Grecia. 

El cínico Diógenes, que debería ser un soberano holgazán, pasa 
la vida metido en un tonel; y cuando un lindo dia, el tipo que la 
historia ha revestido de mas bombo, porque, como dice muy bien 
Pclletan, «toda cuestión de historia es cuestión de óptica,» que es 
ni mas ni ménos, que lo que dijo Campoamor, «todo es según el 
color del cristal con que se mira;» el tipo que la historia ha reves- 
tido de mas bombo, decíamos, Alejandro, victorioso después de 
haber arrasado á Tebas, se presenta ante la cueva del filósofo co- 
rintio, diciéndole: «Pide lo que quieras;» á lo que responde el 
cínico: «Quítate de mi sol, puesto que con toda tu grandeza no 
me le puedes dar.» 

Entonces el discípulo de Aristóteles exclama, lleno de vanidad: 
«Si no fuera Alejandro, quisiera ser Diógenes.» ¡Que se lo cuente 
á su abuela! exclamará mas de un chusco; yo creo que si Alejan- 
dro no hubiese sido Alejandro, habría deseado serlo. 

Pitágoras, el filósofo que no admite controversia: El maestro 
lo ha dicho , deciael discípulo; y ya no se necesitaba mas prueba. 

Inútil es decir que este filosofaba á su modo. En una palabra, 
cada filósofo tiene su modo de matar pulgas! 

Dejaremos á Xenofonte, á Parmenides, á Demócrito .... y la 
mar!! 

Heráclito, el cual á pesar de llevar una vida muy austera, no 
obstante parece que no carecía de orgullo, si es verdad que habien- 


Lna jwlabra de sobra gasta los mejores negocios 


Los terrenos del pueblo Suarez y colonia Garibaldi son de primera ca- 
lidad y los títulos de primer órden. Los interesados pueden leer el extracto 
que de ellos publicamos al final de este libro. 

Estos terrenos fueron del Sr. Almeida, el que los poseía hacia muchísi- 
mos años, y á quien se los compró la empresa La Industrial. 



* Ir* ro >» ♦ , « v « w ^||pf />Wrr«fn/í/| 


^f*'íA k> p»>r decir quo nada sabia, acabó porafirmAr modc*- 
fi^rtír qu«> nada isrrmrahA? 

l^v ^goriv* do \ Moro* sostiene <mo no /i/iy rrrdad absoluta, 
todo ^ y quo ol conocimiento en aolodo apariencia, 

rs*» «V realidad! 


ttorcn»* LtN>nt¡no sostuvo que todo os igualmente fabo, porque 
lYoiogora* dijo que todo es igualmente verdadero. Indudable- 
w*'nN\ agregare yo sin sor filósofo: a uno do los dos, ó á los dos, 
debion haberlos metido on lo do < >rnl os. / 

Nvrates, ol espiritista Sócrates, exclamaba: «Una cósase, y 
os que no sé nada.* 

Usté a lo monos dijo una gmn verdad, pues es demasiado breve 
o! lapso do tiempo que permanece el hombre en este mundo, para 
Hogar ñ saber algo de lo mucho que hay que aprender. 

Platón es el coloso que sostiene la inmortalidad del alma: en 
cambio Epicúreo sostiene la del csiómayo. 

¡Nosotros estamos en pleno Epicureismo! 

El atma, según PIaton % existia antes de la encarnación y sigue 
existiendo después; Pitágoras admite la metemsicosis, es decir la 
trasmigración de las almas; Hallan Cardek predica la reencarna- 
ción del espíritu; Manterola dice que el espiritismo es el satanis- 

rao sin poderlo probar, á pesar de sus grandes esfuerzos. En 

una palabra, ei hombre cae exhausto en medio de ese laberinto de 
Dédalos, de donde no hay hilo de Ariadna que pueda sacar al que 
en él se introduce. 


; Dejemos á Aristóteles con su trascendental filosofía; dejemos á 
Santo Tomás de Aquino, á Bacon, Descartes, Espinosa, Eocke, 
al gran Vico, Leibnitz, Kant, Coussin, Rousseau, Vol taire y á to- 
dos esos grandes filósofos sobre cuyas tumbas se han combatido 
¿tus y rondes errores ! 

La verdad es que todos ellos estudiaron; pasaron su vida entera 
en ¡a meditación, observando paso ñ pasóla naturaleza en su mar- 
cha magestuosa; sus doctrinas pasaron escritas á la posteridad, 
hicieron su época ; estuvieron en boga, pero... pero ¡Inacción 
del tiempo todo lo destruye , todo lo borra , todo lo aniquila! 

Un hombre nace en un pesebre y se cria en un taller de carpin- 
tero, no lee, no ecribe, no frecuenta las escuelas filosóficas, no 
estudia: ¡predica! 

Su palabra repercuto en lodos los ámbitos del mundo; su doc- 
trina es sencilla; puede reasumirse en estas solas palabras: « no 


e u'into * + irolf fl' censurar ti alguno, tolas lo* zonzos son subios 



fc. iw l M }-■«•(. if »*l ♦•xlr irto #1**1 lilul'i »|«*| terreo** *l*'l nu«»\o 
y *<a »r,u t.nnfuiMi. y «e rntmr* tic |.» proo'dcm'U <Je esU 
f\\k* «.«lió i|#»| Uofuini" f i «r .* I ImaI.i h< fiv/M. 
ti Ut ,u> hU pfopi*»»U#l c% <1* primer ónleii y rl irriwiO »le lo ruejo f. 


— 2H — 


Cnanio st busca la virtud , *6 tiene la seguridad de. encontrarla 

lmg«s Alu prójimo lo quo no quieras poro li. >> Muero ni pié do 
su doctrino sania; y después db babor transcurrido 1HH1 anos, esto 
hijo del carpintero siguí' siendo adorado como el lujo do Dios; ve- 
nerado por la humanidad cillera, porque, como dijo Napoleón I: 

« No hay Oíos en el cielo, si un hombre ha podido concebir y eje- 
cutar con tan buen éxito el proyecto gigantesco de atraer á sí el 
culto supremo, usurpando el nombre do Dios. » 

V Henan, el autor do la Vida de Jcstos, dice : «El principio de 
toda su fuerza, fu ó, en cierto modo, una elevada nocion do la Di- 
vinidad, que no debió al Judaismo, y que parece haber sido ente- 
ramente la creación de su grande alma. » 

Todas las filosofías, las teogonias, todas indistintamente son ■ 
transitorias. La figura simpática del Mártir del Gólgola, está cada 
dia más fresca; la cruz que redimió la humanidad haciendo sentar 
á la mesa del amo al ilota é hizo del esclavo un hombre, marchará 
siempre á la vanguardia del progreso. 

Las palabras del Divino Redentor siempre serán un aliento pa- 
ra los que sufren, y como la humanidad entera sufre, resulta que 
las palabras del Dios-hombre son el bálsamo de la humanidad. 

Dejemos á un lado las farsas, dejemos el aparato, los mil y un 
dogmas; no entremos en ese escabroso terreno del oropel, que 
para nada lo ha menester la doctrina sublime del Galileo: oropel 
que la acción del tiempo se encargará de destruir, dejando, como 
hemos dicho, marchar resplandeciente de amor y verdad, y sir- 
viendo siempre de guia y á la vanguardia de la humanidad, la be- 
lla visión de Constantino. 

Xí 

No conozco nada más vergonzoso 
ni más cruel, que dejar carcomer el 
Estado por gente que nada le produ- 
ce por su trabajo. 

Trajano, 

Seguramente que el lector no se imaginaba que vendríamos á 
parar en esto, pero la verdad es que ni nosotros mismos lo soñá- 
bamos. 

Hemos dicho que Fray Marcolino Benavcnte comenzó el sermón, 
y ahora agregaremos que después de tres buenos cuartos de hora, 


Al hierro hay que machacarlo cuando está caliente 


Los compradores do terrenos no están obligados á poblar ni á cercar, 
podiendo hacer de sus terrenos lo que mejor les plazca. 

Todo comprador á plazo, una vez efectuado el p.igo de la primera cuota, 
podrá tomar posesión de su terreno y hacer en él lo que quiera, pagándolo 
por mensualidades en la forma establecida. 


— 29 — 

1.a fortuna cu la liebre; el hombre en el cazador 


durante los cunloa habló mucho y dijo poco, terminólo con esto» 
palabras: 

«¿l'uoblo mió, qué lo lio bocho quo yo no lo veo?» 

«¿Dónde eslas, quo yo no lo encuentro?» 

«¿Qué te lias bocho, pueblo mió, quo yo lo busco en vano?» 

Y después do babor repetido estas exclamaciones varias veces, 
bajó del pulpito. 

Escuso decir quo yo salí do la Iglesia completamente convenci- 
do do quo, lo quo es el pueblo no la frecuenta, á juzgar por las últi- 
mas palabras del orador sagrado. 

Está visto: esto pueblo debe ser muy caprichoso, pero yo tam- 
'bien lo soy, y be de dar con él, cueste lo que cueste. 

Casualmente esta misma noche y para las 8 y media está anun- 
ciada una conferencia en el Ateneo del Uruguay. 

El conferenciante se propone demostrar prácticamente la «Inu- 
tilidad de los Actuarios.» 

Luego, pues, vamos al Ateneo: es probable que allí encuentre al 
pueblo uruguayo. 

Diez minutos después de salir de la Catedral, me encuentro có- 
modamente sentado en un sillón del Ateneo.. 

La concurrencia es regular. 

¡Quiera Dios que halle de una vez al pueblo á quien tanto he 
buscado en vano! 

Indudablemente, si el pueblo es ilustrado, estudioso, bueno, 
etc., etc., lo he de encontrar en este sitio, sino á todo, á lo ménos 
una parte. 

El reloj dá las 8 y media. 

El conferenciante sube á la tribuna y torna la palabra. 

El tema del asunto, como lo dejamos apuntado, es demostrarla 
inutilidad délos Actuarios. 

¡Claro está que no es muy difícil probar que los Actuarios están 
demás; pero si lo están los Actuarios ¿cómo no lo han de estar los 
abogados? Tema éste, sobre el cual no quiere disertar el orador, 
supongo, que por ser de la matrícula:' de cualesquier modo, la 
verdad es, que entre actuarios y abogados, el pobre que desgracia- 
damente ha menester de justicia en esta tierra, sale mas pelado 
que el Gallo de Moron, y muchas veces hay que pasar por zonzo, 
ántes que tener un pleilo, que por más bueno que sea y por más 
razones que á uno le asistan, el resultado final siempre lia do ser 
negativo. Y como me decía mi abuela cuando se enojaba: Hijo 
rnio Dio» te de un pleito y lo ganes! 


f/i avaricia cu el verdugo del rico que no lime corazón 


A lo* compradores de solares que paguen al contado, se les luirá el des- 
cuento fiel ir» por ciento, ó sea 15 cts. por peso. 

PIO lo olviden esta loralld id ofrece un porvenir inmenso todos los 
que. aprnwriainio la oportunidad, quieran adquirir sobres, cuadras de 
Urooio ó quintas. 


Para poder triunfar, cu necean río Haber nufrlr 


Si oí lector quiero una prueba, ocurra a cao» juzgado» de Ojo* 
en donde no se espera más que victimas para inmolar; allí en- 
contrará á millones los expedientes, cuyas planillas de costos y 
costas están por media docena do millares do pesos, ó por doce- 
nas de millares; allí podrá cerciorarse el pueblo, si es que existe, 
cómo y do qué manera se sostienen muchos miles de zánganos. 
Debemos provenir que no hablamos como doloridos; en todo lo 
- que podemos nos valemos de la experiencia de los demás; hace 
mos nuestros los reveces que otros lian experimentado, y de este 
modo vamos haciendo un estudio práctico en cabeza ajena; de lo 
contrario creemos no es posible adelantar un paso. 

Hemos conocido muchos individuos que se la echaban de vivos, 
que vivían de pleitos, que cuando los tenían por docenas, estaban 
en su elemento, y la verdad no hemos conocido uno solo que haya 
hecho fortuna ; pero por el contrario, la han perdido los que la 
tenían. 

¡No lo olvide el pueblo! ... si es que existe. 

Pues bien, en esas célebres planillas de costas, lo que ménosfi* 
^ guran son los derechos que percibe el Fisco, si sacamos el papel 
sellado: en cambio los Alguaciles (¡y qué alguaciles! muchos hay 
que deberían llamarse vampiros) y los actuarios que con el apara- 
to de las notificaciones, sacan á Vd. dos ó cuatro reales lo menos, 
por firma, y echan millares al dia, llevándose una gran parte de la 
prenda que entra al Juzgado para no salir más. Miento: para salir 
sí, pero para no volver ámanos de su propietario, pero sí á la de 
los curiales y abogados! 

Si los actuarios y compañía bella se llevan gran parte de la 
prenda ¡qué diremos de los abogados! 

Figuraos una planilla de 1000 pesos; pues bien, 800 pesos son 
paradlos abogados!!!! Esto no necesita comentarios; todo lo que 
se diga es poco!! 

¡Cuántos litis hay, en que las partes abandonan la. prenda que 
se cuestiona, porque, una vez vendida, no alcanza ni para pagar 
la mitad de las costas! 

Obsérvense los expedientes de las oficinas de los juzgados, y 
se verá que esos casos abundan. 

Pues bien: senos dirá que á veces la terquedad de las partes 
es la causa de estos males;-eso, respondemos^ no sucedería si la 
justicia fuera más breve y los señores abogados so ciñeran al aran- 
cel vigente. 


Para poder bien gobernar , es necesario saberse dominar 


La colonia Garibaldi so compone do 320 cuadras cuadradas. Suponiendo 
(pie éstas so coloquen entre ho familias, resultan i cuadras por cada fami- 
lias, os decir, unas tondrAn niAs y otras tondrAn im'mos. K1 número I os el 
término. Resulta que Antes do dos anos lialirA alrededor del pueblo una ac- 
reciente colonia, 


— 31 — 

El que pierde su fortuna, mal puede conser car tu ajena 


Sin embargo, vamos á prescindir do estos casos.' vamos á los 
casos en que la ley obliga al individuo á recurrir á Ja justicia, 
para legalizar ciortos actos: supongamos una testamentaria. 

Se presenta una testamentaría en un Juzgado, y ya el camoatí 
se alborota; ya se calcula cuánto tiene Ja víctima á quien la Jey 
obligan ir manos de ciertos vampiros. 

Ya el tasador se prepara; el balanceador so abalanza; el actua- 
rio se frótalas manos en señal de regocijo; el alguacil abre desme- 
suradamente los ojos; en una palabra, si el que ocurre á la justi- 
cia para llenar una formalidad, no anda listo, lo dejan en ca- 
misa. 

¿Y si al abogado se le antojafijar un precio disparatado a sus ho- 
norarios? Entonces el desgraciado que ha recurrido á Ja justi- 

cia ordinaria á llenar una formalidad á que la ley le obliga , se que- 
da por puertas. . . 

Senos dirá que cuando las partes consideran excesivas las costas, 
reclaman y ván al tasador. ¿Callen por Dios! Esta es una farsa ri- 
dicula y sangrienta. ... en muchísimos casos. 

No queremos significar que no haya buenos actuarios, buenos 
alguaciles, aunque hay que atraparlos á la luz del sol, y muy con- 
cienzudos abogados; pero la verdad es, que no se observa el aran- 
cel, no hay una tarifa como debería haber y de ahí dimanan tantos 
abusos. 

Tenemos con que probar lo dicho; muchas pruebas. 

En la obra que se publicará , dentro de algún tiempo, titulada , 

Los Pechadores , que constará de 4 volúmenes, daremos todos los 
detalles con pelos y señales; citaremos fechas, individuos, puntos y 
comas; probaremos del mejor modo posible , cómo una sociedad , 
montadasobre bases como la nuestra, no puede encaminarse á agi- 
gantados pasos por la ancha via del progreso , sz /to se pone coto 
el tantos abusos , que obstan al engrandecimiento que le está re- 
servado á esta pobre y querida patria! 

¡Cuántas testamentarías se han iniciado en los juzgados de esta 
Capital, y las partes al ir de común acuerdo á repartirse los haberes 
testamentarios se han encontrado con que el valor de estos, no al- 
canzaba para Jos gastos de juzgado, abogados, peritos, etc.! 

Hojéense los expedientes abandonados, y se convencerá todo el 
mundo, de ser cierto lo que aseveramos. 

¡¡Por ahora, basta de detalles!! 


El que adula el vicio, conspiré contra la virtud 


El Area de terreno del pueblo Suarez y colonia Garibaldi es de cua 
dras de terreno, gubdivididas así : 

Pueblo Suarez. f»o cuadras. 

Colonia (¡aribaldi , 3 ¿0, 

Calles, plazas, caminos y boulovares, 80. 


Desgraciado ti pueblo que de un tirano espera la libertad 


Do manera que el novel togado conferenciante tenía vasto cam- 
po para disertar, y probar conjuntamente con la inutilidad délos 
actuarios, la de los abogados. 

Si hubiera habido una fracción del pueblo entre los asistentes á 
la conferencia, no hay que dudarlo, que de sus filas habría salido al- 
guna víctima para ampliar el programa del conferenciante. Pero 
como nadie tornó la palabra, quedo convencido de que tampoco ahí 
se encuentra el pueblo uruguayo. 

Salgo del templo de las letras, en el cual, pocos dias después de- 
bía tener lugar una especie de escándalo, tratando de juzgar los 
actos de un hombre, que apenas hace dos años que falleció. 

¡En estas épocas! ¡en estos momentos! ¡con estos hombres! 
Hoy que las pasiones políticas todo lo dominan: hoy que la fami- 
lia oriental se encuentra en el ápice de la subdivisión: en estos 
momentos en que cada docena de individuos forman un partido, 
desglosándose de la comunidad: en estos momentos, decimos, se 
pretende juzgar la conducta de un hombre político que acaba de 
desaparecer de la escena de los vivos! 

¿No hay bastante que luchar, para traer al buen sendero á los 
vivos? 

¡No! ¡Es necesario ir á revolver las calientes cenizas de los 
muertos! , , 

Pero, cuando las extravagancias llegan á su colmo sirven 

Á LA CAUSA DE LA VERDAD, LA CUAL POR DISPOSICION DE LA SABIA 
PROVIDENDIA, VIENE Á GERMINAR EN EL MISMO TRONCO DEL ERROR. 

XII 

; Estamos en pleno siglo de farsa! 

Seguiré buscando mi pueblo, y la verdad es, que voy perdiendo 
los bríos, y á veces temo no dar con él. 

Si el pueblo es inteligente é instruido debe indudablemente 
frecuentar los teatros do trabajan las mejores compañías, digo 
para mí. 

En efecto: me dirijo á Cibils , en donde trabaja la bien organi- 
zada compañía Morelli . ... y el pueblo brilla por su ausencia! 

Tentado estoy de ir á Solis, donde á son de bombo y platillos se 
anuncia una compañía bufa. ¡ 

No crea que el .puebla esté de teatro esta noche, pues á ser así 
lo encontraría en Cibils; pero para salir de dudas voy á Solis. 


El que engaña , será engañado 


Si durante este invierno han parado en Toledo 50, 60 y hasta 90 carretas 
al dia, sin tener comodidad alguna, en medio de un pantano. ; cuántas pa- 
rarán en. lo sucesivo en la nueva y gran plaza de frutos de Siiarez, donde 
encontrarán toda clase de comodidades? 


Reflexiona mucho pero habla poco 


Llego, torno nn entrada, que lo que es luneta, no las hay ni 
para remedio; el público está aglomerado de una manera extraor- 
dinaria. 

«Mademoiselle B. tiene una pierna hermosísima,» exclama un 
viejo con ribetes de joven, pintado al fresco, y que no aparta la 
vista de los gemelos para observar el torneado muslo de la artista. 

En esto la Diva hace una pirueta, y el viejo ve un par de pulga- 
das mas arriba de lo que desea: aparta la vista de los jemelos y 
exclama estupefacto: «¡Esto es sorprendente! sublime! ¡¡qué gran 
artista!!!» 

Yo no quiero saber más para convencerme de que no es el pue- 
blo el que está allí reunido; me basta conocerlo de oidas, y según 
se me ha repetido hasta el cansancio, el pueblo es muy juicioso, 
inteligente, sobrio, razonado, etc., etc. 

XIII 

Cuando veis á un hombre conducido 
á la cárcel ó al suplicio, no os deis 
prisa á decir: ese hombre es un mal- 
vado que ha cometido un crimen con- 
tra los hombres. 

Porque puede ser muy bien que haya 
querido servir á los hombres, y que se 
vó por ello castigado por sus opresores. 

Cuando veis á un pueblo cargado de 
cadenas y entregado al verdugo, no os 
deis prisa á. decir: ese pueblo es un pue- 
blo violento que pretendía alterar la 
paz de la tierra. 

Porque puede ser muy bien un pue- 
blo mártir, que muere por la redenciou 
del género humano. 

Lamennais. 

Salgo de Solis y me dirijo á la acera de enfrente, donde tienen 
su establecimiento los hermanos Goret. 

Me siento, pido un café y cigarro. 

Se me sirve con mucha puntualidad y mientras tanto saco de mi 
bolsillo un par de diarios del dia. 

Veamos lo que dicen de las fiestas que se preparan con motivo 
del centenario del gran patriota. 

Leamos; á ver silos diarios que se titulan popularos, nos dan 


Las acciones son individuales 


El problema social so va resolviendo. La Industrial ha prometido hucei 
la felicidad de la clase pobre y cumplirá lo prometido. 

Si gobernar es poblar ¿quien gobierna aqui? 

¡La Industrial! 


!'l fruto maduro cae de por ni 


noticias tío su incógnito representado. Es Fl Ferro-Carril quien 
había: «Pora raimar desdo ahora los recelos de los que anuncian 
« (jilo las tiestas han de costar sumas de consideración, avalua- 
« (las en i-0, 000 y inás pesos, podernos garantir que no ha de 
« llegar su costo ni á la tercera parte de lo que algunos calcu- 
« lun. 

«El pueblo debe, pues, echar fuera toda preocupación, por 
« cuanto los momentos de diversión que se le preparan, serán 
« pagos por él á módico precio, volviendo, ademas, á sus mismos 
« bolsillos de donde salieron los dineros con que contribuyó, corno 
« pagano que es siempre.» 

Doblo El Ferro Carril y lo guardo en mi bolsillo; tomo La 
Razón y comienzo á leerla, por ver si me dá noticias de lo que 
busco. 

Veamos lo que dice: « Siguen los preparativos de las suntuo- 
sas fiestas que tendrán lugar el 25. » 

« El Pueblo , en general, las mira con indiferencia, pues no hay 
« ánimo para solemnizar el aniversario de nuestra independencia, 
«siendo asi que ella está al arbitrio de ambiciosos mandones. 

«Y las viudas y los pensionistas del Estado, las miran con do- 
« lor famélico, como si fueran bocados que les arrebatan en su 
«miseria. 

« El ruido de las bombas y de los cohetes, no ahogará el rumor 
«de los que presencian indignados nuestra ruina.» 

La opinión de estos diarios vuelve á darme brios, pues se cita 
ni pueblo con pelos y señales; ¡ luego ese pueblo debe existir! No 
hay la menor duda. 

¡Busquémosle! 

Llamo al mozo, pregunto cuánto debo y me responde «tres vin- 
tenes » 

¡3 vintenes por un rico café y un buen habano! Y sin embargo, 
el público no frecuenta como debiera esa casa; pero en cambio 
afluye á algunas otras á pagar el doble y tomar agua sucia con 
porotos tostados. 

Doblo mi diario, lo guardo, y salgo en busca de mi pueblo. 

Pero si bien es cierto que estoy tentado de emprender de nuevo 
mi tarea, no es ménos cierto que el reloj de la Matriz acaba de 
dar las 12 de la noche, y que, por lo tanto, es hora de retirarse 
cada mochuelo á su olivo. 

¡Mañana será otro dia! 


adié es necesario en este mundo 


Colonia Garibaldi. Verdadera sorpresca para el pueblo. 

¿Quiéu !nb:a de pensar que A las puertas de la capital, terrenos de pri- 
mer úrden. *‘on una importantísima Estación del Ferro-Carril en el centro, 
se habrían de vender ni inzanas da terreno de (10000) diez mil varas d pa- 
gar por mensual idad es de d 3 & h 


La fatalidad te persigue siempre de cerca 


XIV 

Cuando á la noche de la ignorancia, 
de Ja esclavitud, de la duda, del sofis- 
ma, suceda el alba de la doctrina, de 
la justicia, del orden y de la fó, entón- 
eos podremos exclamar: el Porvenires 
nuestro! 

Doctor Lafuente. 

\ 

Son las G de la mañana y como el cielo está sereno, escuso decir 
que « sorridente in cielo spunta la bella aurora . » 

Me levanto y ¿á donde voy? ¡toma! ¡á donde he de ir! En busca 
de mi pueblo! 

De seguro que no me dirigiré al mercado, porque no quiero su- 
poner que á tan elevada categoría he de encontrarla entre los 
chorizos y las zanahorias, ni enamorando sirvientas y cocineras; 
luego pues, me dirigiré á la Ciudad nueva. 

Al llegar á la esquina 18 de Julio y Andes, observo un hombre 
parado junto á mí y regularmente vestido; habla á solas. 

La verdades, que estas épocas no son para otra cosa, y casi soy 
de Opinión, que sería mejor no hablar ni á solas. 

¿Será algún habitante de Yilardebó? digo en mis adentros, olvi- 
dándome que la ciudad entera está convertida en casa de Orates; 
¿ó será algún conspirador? que hoy ni más ni ménos es sinóni- 
mo de apetito. Sí: ¡hoy hay que conspirar hasta para echar algo al 
estómago! 

La verdad, es que habla á solas, y de manera que está al al- 
cance de mí oído. Veamos lo que dice: <0 solar de los que ven- 
« de Piria por mensualidades de á tres pesos, una rueda, una 
« yunta de morcillas y un gato negro: resultado: El solar, uni- 
« dad, luego digamos uno, las mensualidades de tres pesos, 3uni- 
« dades: luego digamos tres; una rueda significa cero, una yunta 
« de morcillas significa 2 y un gato negro equivale á 1; luego pues, 

« tenemos formado el número 13021, que indudablemente me dará 
« la grande; pues en el trece mil no salió ninguna desde hace mu- 
« cho tiempo; de modo que debe salir ahora: esto es más claro que 
« la luz del día » 

¡ Estos maniáticos son capaces de ver el sol á media noche. 

1 Aquí, donde el de la libertad no se vé ni á medio día ! 


Un ladrón en casa, es una gotera 


Muchos comerciantes de las Plazas de la Aguada y Union van A esta- 
blecerse en la «Gran Plaza Suarez», pues están convencidos de la verda- 
dera importancia de esta localidad. 

En el Pueblo Suarez antes de un año habrán mas de diez mil pobladores ! 
No puede suceder otra cosa dada la importancia de la localidad. 


.1 f>n labra* noctlis oidos sordos 


« ¡ Troco mil vointo y lino! Iquégrnn número! ¡ qué fortuna ai 
« me saco la grande enterita ! se entiende, cuando tenga el nú- 
«moro. » 

Después de una breve pausa, me mira el individuo; parece que 
quisiera decirme: «Caballero, présteme cinco reales, bace dos dias 
que no como» — costumbre que está muy generalizada en esta 
benemérita ciudad! Y no es nada que os pidan con el pretesto de 
no haber comido; que muchos hay, que al pecharos ya os lo dicen 
con franqueza, que lo hacen para sostener los vicios! 

¡Como si hubiera que correr hasta con los vicios de los holga- 
zanes! 

La verdad es que indirectamente corremos con ellos desde hace 
muchos años. 

Por fortuna no sucede lo que por un momento habla previsto; 
el individuo se dirige á mi, pero es con otro fin que lo hace, como 
se cerciorará el lector por el siguiente diálogo: 

— Perdone Vd., caballero, me dice, pero le pediría un parecer. 

— Hable Vd. si es que de eso solo se trata. 

— Ayer noche tuve un sueño; pero un sueño feliz. Délos muchos 
que he tenido, este es el mejor, el mas halagüeño, el mas grandio- 
so, y sobre todo; ¡concluye con un gato negro! 

— ¿Se refiere Vd. á los gatos electorales? 

— No señor, nada de eso; yo no soy político, ni aspiro á parecerlo 
siquiera; la política es hecha pava los audaces y para los zon- 
zos. 

— Perdón, señor mío; que la política sea para los audaces, bueno 
y santo; pero yo le pregunto á Vd:. ¿ qué provecho pueden sacarlos 
zonzos con meterse á políticos? 

— El provecho es para los audaces, responde mi individuo, y los 
zonzos sirven de escalón. 

— Tiene Vd. razón le respondo, pues el argumento es de bas- 
tante peso. 

— Por otra parte, como decía á Vd, prosigue mi hombre, aun- 
que en esta tierra la cuestión política se ha hecho cuestión pu- 
chero, yo no soy político, ni lo seré nunca. 

— Entiendo. Adelante. 

— Un gato negro es el último número de mi sueño, y un gato 
negro nofalla nunca! 

— Perdone, amigo mió; aqui, en tratándose de elecciones, todos 
los gatos sirven, sean blancos, colorados ó negros, indistinta- 
mente. 


\ El que no siembra no recoge 


La Plaza d>' Frutos de «Joaquín Suarez» está llamada á sor el principal 
mercado de frutos del Este, pues de hoy en adelante ni una sola carreta 
vendrá mas á la Aguada. 

La compañía del ferro-carril favorecerá de tal modo el tránsito por me- 
dio déla vía, que todos los vecinos quedarán satisfechos. 


i:n cuita del jugador nunca falla el dolo y 


Como ili'cia A \'<1., un gato iiori-o no folla nunca, i»rosÍKui<i mi 
intoi locutor sin tomar para nada en cuenta mi observación. 

I‘.l sueno que ho tenido os así: Sonó que había dejado do jugar h 
la lotería, que (lidio sea de paso, hasta ahora os mi ruina y que 
había comprado un solardo los que vende «La Industrial,» paga- 
dero por mensualidades de á tres pesos, en los alrededores de la 
ciudad: aquí tenomos un l y un 3 á la vez; y como los terrenos que 
vende Piria, á pagar por pequeñas cuotas mensuales, vienen, con 
los años, á constituir el porvenir de muchas familias, esto signi- 
fica que en los dos números que he apuntado está mi porvenir. 

Soñó que después de haber comprado el solar, era transportado 
con la velocidad del rayo, desde el sitio donde me encontraba, 
hasta mi casa, sobre una rueda con olas; esta es la rueda de la 
fortuna que viene derecha á mi habitación, trayendo la fausta nue- 
va de haber empezado á salir la grande con los números 1 prime- 
ro y 3 después. Luego, pues, hay que darle representación á la 
rueda la que significará 0 por su forma; de manera que ya tene- 
mos 1, 3, y 0. 

Llegado á mi casa, comí un par de morcillas, y aunque estas no 
tienen significaciony son dos unidades unidas por un pellejo: luego 
es un dos: un dos traído como quien dice, por el pellejo. Así ya 
podremos componer el número 1302; pero hé aquí que aún no ha- 
bía bien concluido de comerla segunda, cuando salta sobre la me- 
sa un hermoso gato negro, la aferra con sus dientes y huye! 

Un gato negro siempre es un gran indicio, caballero; un galo 
negro es lotería grande segura. 

jOh! ¡cuántas veces se lo he oido al zapatero Bautista, mi vecino! 
hombre versado én la nigromancia de los números, jugador in- 
signe, capaz de jugar hasta la mujer por un número. 

Es verdad que nunca se sacó la grande; pero eso depende de 
que muchas veces la ha perdido por capricho, por interpretar tor- 
cidamente los sueños. 

Pero yo le garanto que si vive la sacará; él está seguro y yo no 
lo dudo. 

— Sí, digo para mi capote, la sacará el dia del juicio final. 

— Ahora, agrega mi incógnito, dígame: ¿qué tal le parece mi 
sueño y su interpretación? 

— No nos parece malo, le respondimos. ¿Qué otra cosa había de 
decirle? A un loco de estos, no hay razones para convencerlos; son 
capaces de jugar hasta la vida futura. . . .es verdad que el giro en 
ese caso sería en descubierto! 


Nadie nace sabiendo 


Iara facUjtar rl tránsito, la Empresa fundadora del pueblo Suarcz y 
eoioma Oanbaldi, lia contratado por año dos peones ron carretón para 
<pn; se, ocupen en el arreglo de los caminos que le todas direcciones vie- 
nen al nuevo centro. • 

De boy en adelante y A costa de, la Industrial so arreglarAn todos los pasos 


Donde no hay patriotismo hay corrupción 


Decid á un hombre de estos, que la lotería es la ruina de las 
familias: no os lo creerá. 

Decidle, probadle que en cuatro jugadas el capital primitivo 
desaparece de la circulación, y se os reirá en la cara 

Advertidle que la lotería es mala para el proletario, que es ori- 
gen de disgustos familiares, discordias internas, miserias, llantos, 
hambre, todo esto fomentado por la nación, y se os quedará 
riendo en la cara como idiota. 

Decidle que no juegue, que hace mal; y os responderá que 
si la lotería se juega, esporque los gobiernos la autorizan, y que si 
estos lo hacen no puede ser mala, porque quien juega es e\ pueblo, 
y el pueblo es (en boca de los bobos) el que sostiene, apoya y. . . 
casi digo derroca los gobiernos ; pero, aquí me acuerdo que desde 
algunos años, no es el pueblo quien se hace cargo de esto último, 
pero sí los señores militares: que lo digan Ellauri, Varela, y Lato- 
rre! 

— Pues bien, prosigue mi individuo, cuando me haya sacado la 
lotería, ¿sabe Vd, en lo que invertiré mi dinero? 

Me interesa tan poco la noticia que ya no hago caso de lo que 
me dice este desgraciado; pero para pasar el tiempo me resuelvo á 
escucharlo. 

— Cuando saque la lotería compraré una docena de solares de 
los que vendo Piria en la Aguada, Cordon, ó en la Aldea, ó algu- 
nas cuadras á plazo en la Colonia Garibaldi; el punto no me preo- 
cupa, porque sé que todos los puntos en donde vende terrenos 
son de primer órden. 

Compraré una docena de solares, los pagaré al contado; de ese 
modo aseguraré mi capital. 

— Amigo mió, perdone la franqueza, pero Vd. no comprará 
nunca terrenos de los que vende Piria á plazo, si espera sacar la 
lotería. 

— ¿Por qué? 

— Por la simple razón de que no la sacará nunca. 

— ¿Nunca? 

— ¡Si, nunca! 

— Mire ^ d. lo que dice, caballero, dijome con aire amenazador 

el pobre hombre. 

—Lo dicho: Vd. se arruinará ántes que adquirir, con dinero ga- 
nado en el juego, un solo solar de los que vende «La Industrial.» 

— ¿Y porqué no podré sacarme la grande corno cualquier hijo 

Las cari 'xas son para los niños y los zonzos 


Todas ias personas quo deseen planos litografiados del pueldo Joaquín 
Suarez» v «.Colonia Garibaldi» pueden enviar por ellos al escritorio de la 
«Industriad, calle del Rincón núm. a 2 pues se regalan á todo el mundo. 

En el mismo escritorio se regalan programas, folletos y targetas para 
asistir h los grandes remates. 


yunca falta para un Mar un ¡fruto 


do v oo i no? Vd. no vé que ('1 sueño quo lio tenido os justo indicio, 
no falla; no, no falla: el gato negro es lotería segura. 

; — •Escucho ini consejo, buen hombro, le dije; no juegue más, 
miro quo la lotería es la ruina de los pobres, que juegan impune- 
mente hasta el pan do sus hijos. Ese juego inmoral, para el cual 
ahora 100 anos, Mirabeau pedia como castigo fuera colgado todo 
el quo expendía billetes; y queyoámívcz ampliando el pedido 
agregaría se incluyeran en esa pena á los que juegan también; ese 
juego inmoral, es la ruina de la sociedad; y si los gobiernos supie- 
ran el gran mal que reporta á los pueblos permitiendo el juego 
de la lotería, la suprimirían en el acto; y aplicarían á los que ven- 
dieran números extrangeros la pena que pedia el gran tribuno. 

— Señor, repúsome el viciado, si no fuera por la esperanza que 
tengo de sacar la grande, ya me habría levantado la tapa de los 
sesos. 

— ¿Cuánto tiempo hace que juega Vd.? le preguntamos. 

— Ocho años aproximadamente, nos respondió. 

— ¿Y cuánto calcula Vd. haber jugado un mes con otro? 

— Todo mi sueldo. 

— ¿Es Vd. empleado de algún negocio? 

— No señor, agregado á la plana mayor pasiva. 

— Se conoce que no le cuesta mucho esfuerzo el ganar plata. 

— Es por eso que la juego, nos respondió. 

— Qué sueldo mensual tiene Vd.? 

— Cuarenta y cinco pesos. 

— Tiene Vd. familia? 

— Tengo mujer y tres hijos. 

— ¿Y cómo viven, si Vd. se juega el sueldo entero? 

— Viven como pueden, señor; me parece Vd. demasiado curioso! 

— No, es que me intereso por su suerte. 

— ¿Habla Vd. déla suerte grande? 

— No, hombre,, de la suerte de Vd., de su porvenir, del bienestar 
de su familia, de 

— Déjese Vd. de sermón, caballero; présteme cuatro duros, com- 
praré el número entero que me he soñado y dentro de dos dias le 
devolveré diez veces mas. ¡Con mayor interés no colocará Vd. su 
dinero! 

¡¡Lo que es el vicio del juego!! ¡¡Hasta la vergüenza pierden sus 
adeptos!! Y cuando no tienen que jugar ....!! 

— Dígame, ¿cómo vá Vd. á comprar el número quo ha sonado, 
si no tiene dinero? 


Un (lia perdido ya no se recupera 


Los que compren terrenos en el «Pueblo Joaquín suaivzv y mol. una 
Garihuldí» no tienen obligación ile poblar ni cercar podiendo hacer de sus 
terrenos |<> que mejor les parezca. , 

Los títulos son de primer rtrden y los compradores podran llevarlos a 
revisar en donde quieran y escriturarse donde mejor les parezca. 


Los Uranos son vn castigo de. la Providencia 


— Miro Vil., mo dijo asiéndome do una mano, y llevándome al 
Ángulo de la puerta inmediata, ¿ sabe Vd. de donde saco dinero 
cuando no tengo? 

— ¡No! 

—Empeño lo que hay en casa; para comprar este número, ya 
he visto al colchonero que está á la vuelta de mi casa, y tengo tra- 
tado el colchón de lana de mi cama. 

No importa, hay que ir á Roma, y todos los caminos son 
buenos. Ésta noche dormiremos en el suelo, pero mañana, segu- 
ramente dormiremos en un mullido lecho de plumas!! 

— O sobre el pavimento de piedra de alguna cárcel, le respon- 
dimos. Y dando media vuelta tocamos retirada. 

¡A esta clase de gente no hay razones suficientes para conven- 
cerlos: la enfermedad es crónica! 

1¡ Seguramente, estos no forman ni parte del pueblo!! 

Seguiré buscando á mi bendito pueblo, problema este, mas ar- 
duo délo que muchos creen, porque es difícil encontrar una cosa, 
que hay la presunción fundada de que no existe. 

Y digo la presunción fundada, puesto que todos los que se titu- 
lan sus representantes no lo son, como es fácil probarlo: luego 
esos poderes de que tanto blasonan no existen. ... y ¿quién nos 
asegura que los que dicen representan al pueblo no lo conozcan 
ni de vista? ¡en ese caso serán representantes de oficio, es decir, 
oficiosos! 

Lo confieso con toda ingenuidad, la duda asalta mi espíritu, y 
desmayo seguir hoy buscando á mi incógnito; por lo tanto, me re- 
tiro á mi casa; mañana se celebran las grandes fiestas del Cente- 
nario de Don Joaquín Suarez y no hay duda, si , no hay duda: ¡si 
el pueblo existe, yo lo encontraré en ellas! 


Vale más un «toma» que cien «te daré» 


La concurrencia y tránsito que viene del Sauce. Tala, San Ramón, pie- 
drilas, Santa Rosa, Artigas Cerro-Largo etc. etc. no pasa, ni_ tiene que pa- 
sar por la villa de Pando: pero si todos tienen forzosamente que pasar por 
el pueblo Suarez y Colonia Garibaldi. 

¡No lo olviden! 


— 41 ~ 


Tiempos felices, muchos amigos 


XV 


Sería bueno no olvidar las últí- 
v mas palabras de Séptimo Severo. 
«He recibido, decía, el imperio lle- 
no de revoluciones, lo dejo picili- 
cado hasta en 1 1 Bretaña; viejo y 
sin movimiento, dejo á mis Anto- 
ninos un imperio estable si son 
«buenos, débil si son malos . » 

¡Trabajemos! 

Lo que equivale á decir que cuan- 
do los gobernantes no cumplen su 
misión y se apoyan en la fuerza 
bruta, en vez de ser fuertes son dé- 
biles. 

El sol del dia 25 de Agosto viene á sorprenderme en la cama. 
Yo creo que en este país raros son aquellos á quienes el sol no 
sorprenda éntrelas telas de Irlanda ó entre las cobijas de jergón. 
¡Es tanta la holgazanería! 

¡Oh! ¡si se pudiera vivir del aire! solía exclamar un uruguayo 
amigo mió. 

«Entonces, respondióle un presupuestívoro, siempre pronto 
para arbitrar fondos al erario público, nuestros financistas á la 
violeta le impondrían una contribución directa sobre cada metro 
cúbico de aire que se aspirara.» 

Y la verdad es, que aquí todavía hemos de ver implantar ese 
impuesto, si es que los gobiernos no' se preocupan un poco más 
de la suerte de esta desgraciada Patria. 

Aquí solo se hace gobierno de política, ó de barriga, desdeh ace 
muchos años; y de esta manera, hay que convencerse que no ade- 
lantaremos ni un paso, pero bien sí retrocederemos dia á dia. 

«El presupuesto aumenta cada dia, y cada dia la población mer- 
ma.» 

Este es un dilema muy fácil de resolver. ¿Cómo? dirán algunos. 
Haciendo gobierno patriótico, dejando la maldita política á un la- 
do, administrando como es debido el dinero del pueblo (si es que 
existe el pueblo), no cargar de sueldos á tantos millares de hol- 
gazanes dándoles una renta vitalicia, sin que hagan hecho mal- 
dita la cosa en bien del país; mientras se abandona ásu suerte á 
la clase proletaria, al inmigrante que llega á nuestras plagas , 
al vago , que , sin trabajo , recorre nuestros desiertos. 


Pocos cortesanos tiene el dolor 


K1 gr.au plano litografiado lia sido grabado bajo la dirección dot señor 
Ingeniero en la reputada litografía Oriental, del señor b. Luis Peña. 

Veinte mil planos se han hecho para regalar <\ todos los que los soliciten, 
en la calle Hincón núm. h¿. 


iV> hay rey la sin recepción 

Si no 50 nfiondo ú la elnso conservadora y progresista, no hay 
ndolanlo posible; al individuo á quien so le regala un sueldo vita- 
licio con dinero que es nuestro y que payamos para que se em- 
plee como es debido, á ese individuo se le hace un holgazán , 
un ser nocivo á la sociedad, en muchos casos ; ¡oficialmente un 
vago! 

Es necesario que los señores gobernantes se convenzan de una 
buena vez, que ellos en cuestión de administrar nuestro dinero, y 
decimos nuestro, porque contribuimos con algunos millares de 
pesos anuales de nuestra pecunia; es necesario que se convenzan 
de que ellos no son otra cosa que nuestros agentes, y que no pue- 
den inpunemente malbaratarlo ni regalarlo, como han hecho mu- 
chas veces. 

Es preciso que se convenzan de que, mas se apoca el trabajo, 
merman las entradas de fondos en el Tesoro Nacional, g tienen 
que aumentar los impuestos ; de manera que la población será 
recargada diariamente , á manera que las rentas disminuyan y el 
trabajo falte) y la consecuencia lógica é inevitable, será la emigra- 
ción, como está sucediendo y sucederá, puesto que á rio por me- 
dio tenemos un país de cuerdos, que hace toda clase de sacrificios 
por el adelanto de Ja República, á la que afluyen mensualmente 
millares de inmigrantes; y en la expectativa de que esos millares de 
hombres que hoy Jos recibe mensualmente, los recibirá dentro de 
una media docena de años dia á dia! 

Es necesario no apercibirse de nada, no ver, ó mejor dicho no 
querer ver, para no sentir el aguijón del estímulo en presencia de 
un hecho tan extraordinario, que se produce á las puertas de nues- 
tra misma casa! 

¡Y decir que nuestro país se encuentra en mejores condiciones, 
tanto por su posición topográfica, así como por su clima y la fer- 
tilidad de sus campos! y estamos estancados, atados al suplicio de 
Tántalo, sufriendo, sí, ¿por qué no confesarlo? nosotros sufrimos, 
y como nosotros sufren todos los que anhelan el progreso de este 
suelo; no sabemos si será envidia; no encontramos un término 
adecuado para expresar nuestro pensamiento, una palabra para 
esplicar lo que sentimos, pero es el caso que admiramos el progre- 
so déla patria de San Martin y desearíamos poderla sobrepujar, 
llevarle la delantera!!! 

¡Están verdes! dirán algunos ilusos. 

¡No!! no están verdes: estamos en condiciones muy ventajosas, 


Dimc con quien anclas y te diré quien eres 


El plano del pueblo Suarez y Colonia Garibaldi ha sido levantado por el 
Ingeniero de número señor D. Aq Miles Monzani; todos los solares están 
amojonados frente y fondos. 

Todas las fracciones de la «Colonia Garibaldi están amojonadas frente v 
fondos de á una por una. 


Ln lengua no tivie hueso* pero lo* rompe 


es necesario romper con oso funesto pasado, dejar las pasiones 
para los rpio viven de su recuerdo, emprender la gran obra de re- 
construcción, explotar las inmensas riquezas que tiene en su seno 
nuestro país, aprovechar del inmigrante, ayudarlo, protejerlo, echar 
á la espalda oso espíritu nacional y patriotero que raya en el ridi- 
culo. ¡Cuando se trata do extrangeros, en América no los hay! El 
extrangero es el elemento de orden, de progreso, y á él, sino en 
todo, se le debe en gran parte nuestro porvenir. 

El extranjero nos trae su inteligencia, su sudor y en muchos 
casos sil capital; siempre su cariño! ¡siempre su franca y sincera 
amistad! 

En una palabra: si no fuese por los extrangeros ¿que seríamos? 

XVI 

La fuerza dominará transitoriamente 
la materia: pero el triunfo definitivo 
será de la idea , que es el alma de la 
fuerza. 

Pelleta*. 

La declaración de independencia de nuestra patria y el Centena- 
rio de Joaquín Suarez se celebran en este día. 

De lo primero basta como muestra este grito dado por los patrio- 
tas al proclamar nuestra independencia. 

«La Honorable Sala de Representantes de la Provincia Orien- 
tal del Rio de la Plata 


« Declara írritos, nulos y de ningún valor para siempre, todos los 
actos de incorporación, reconocimiento y juramento arrancados á 
los Pueblos déla Provincia Oriental, por la violencia de la fuerza 
unida á la perfidia de los intrusos poderes de Portugal y Brasil, que 
le han tiranizado, hollado y usurpado sus inalienables derechos y 
sujeto al yugo de un absoluto despotismo desdo 1817 hasta el pre- 
sente año 1825 


«En consecuencia de la antecédanlo declaratoria, reasumiendo la 
Provincia Oriental la plenitud de sus derechos, libertados y p re ne- 
gativas inherentes é los (lemas pueblos di' la (ierra, se dcelarade 
hecho y derocho libreé independiente del Rey de Portugal, del Cm- 


ht presunción es la carga de los a vmm 

Todo rl tornar > il'*l pu • po Suuvy. y C >1 mu <• mli «l li U \ >wi » m «mi; « 
(lo nifiile y ron r,il irioii il«' limliTos, sc t ;uu i <(•' U Uih, w 

m«*iiHuru aprobada por í.i liiiweiou (¿rm'iMl de otu.i* impIum* d « 
ritjilc uno Ihmi. 


Con los riñon rime el juicio 


porndor dol Brasil, y do otro cualquiera dol Universo y con Amplío 
y pleno poder para darso las formas que en uso y ejercicio de su so- 
beranía estimo conveniente.» 

l.o segundo es un gran acto do patriotismo. « Joaquín Sunrez 
no era abogado, ni médico, ni literato, ni militar, en fin rio ejercía 
ninguna de esas profesiones que por su influencia inmediata en 
nuestra manera do ser, política y social, llevan al ciudadano A la 
cumbre del poder óá la dirección de alguno délos partidos militan- 
tes,» como dice elDr. Palorneque. 

«Don Joaquín Suarez era simplemente un ciudadano dedicado al 
comercio, habiendo permanecido en las escuelas de Montevideo has- 
taque, solo estudió lo necesario, como él lo dice, peerá comprender 
lo que era bueno y lo que creía malo ». 

En una palabra: era un hombre bueno y patriota, que en estas épo- 
cas son garbanzos de á dos libras, un hombre que sacrificó su vi- 
da entera en holocausto á la Patria, que se desprendió de su inmensa 
fortuna, quedando reducido á la miseria, entregando sus caudales 
á la madre patria, cuando ésta llegó á necesitarlos un día para re- 
chazar al extranjero que con su planta hollaba el patrio suelo; y que 
cuando le ofrecían documentarlo para que formulara la cuenta de lo 
que entregaba á tan santo fin, contestaba con toda naturalidad: « no 
faltaría más , de que el hijo llevara cuenta de lo que dá á la ma- 
dre » . 

Don Joaquín Suarez no pertenece á ningún partido; Don Joaquín 
Suarez era un buen oriental, un patriota, una alma grande y gene- 
rosa; yesos caractéresno pueden caber en los estrechos límites de 
las tradicionales comunidades políticas, do rebosan las pasiones 
injustificables, ánte los ojos de la historia! 

La memoria de un hombre de esta naturaleza debe ser venerada 
por todas las generaciones. 

Joaquín Suarez es el verdadero Cincinato Oriental: no ambicio- 
na el poder para nada, y solo lo acepta cuando el país y no los 
partidos, se lo exije. 

Cuando la hidra de la lucha civil, asoma su repugnante cabeza 
de Medusa, el honrado patriota se retira á su mísera vivienda del 
Arroyo Seco, y tristemente contempla la hoguera fratricida que 
arruina su pobre patria!! 

¡ Joaquín Suarez, has muerto A tiempo! Si el Todopoderoso le 
hubiera concedido un par de lustros más de vida, seguramente ha- 
brías muerto de dolor, al contemplar las inmensas desgracias de la 
Patria! 


La especie nc ia enseña muchas cosas 


De los muchos miles de personas & quienes hornos vendido terrenos 
phizo, no hay una noli que pueda decir que se le ha anulado la venta 
por haber quedado atrasado en el pa<, r o. 

* f ! uc 8 o°han visto imposibilitados de pagar y 

se Ps ha espejado á que pagaran cuando les fuera cómodo. 


Zorro que duerme, no come gallina 


XVII 

La opinión (le los hombres premia 
el mérito con calumnias. 

Hay quien critica las fiestas, hay quien las aplaude, hay quien 
las mira con indiferencia. 

Indudablemente el pueblo estará entre los que las aplauden, digo 
para mí, pero á pesar de todo no encuentro á este bendito Pueblo. 

De cualquier modo, es un acto patriótico honrar la memoria del 
hombro que por sus virtudes, llamó sobre sí todas las miradas de 
sus conciudadanos durante medio siglo! 

— Las fiestas las hacen los que ; están en el candelero, exclama, 
dirigiéndose á mí, un individuo que está á mi lado, que seguramen- 
te debe ser de los que todavía no han podido colocarse en él. 

— Pero, señor, si no las hicieran los del candelero ¿quién las 
había de hacer? 

— Estas fiestas deberían ser la genuina expresión del pueblo, y 
él es el que debe hacerlas. 

— Amigo mió, le respondo, perdone Vd. que le diga que el pue- 
blo debe ser muy despreocupado, y que si espera Vd. que él saque 
de su bolsillo un duro para hacer una salva, no tendrá el gusto de 
verse en ese espejo. 

Dejo al pobre uruguayo, y prosigo mi camino. Ya había llamado 
mi atención el nombre de Artigas, cuyo nombre, formado con 
picos de gas, se había colocado á la parte Oeste de la entrada déla 
Plaza Independencia; y al llegar al punto opuesto, bajo el arco 
de entrada, vuelvo á encontrarme con el mismo nombre; y no es 
esto todo, sino que un nuevo convidado de mármol se ha aparecido 
al festín; bajo este último arco se ha levantado un pedestal, y sobre 
él, está . el busto del fundador de la nacionalidad Oriental, como le 
llaman algunos, ó el enchalecador inhumano y díscolo, como lo 
califican otros. 

No es mi objeto, ni me considero capaz de juzgar, por ahora, si 
bien todo hijo de vecino está en su perfecto derecho, la personali- 
dad de este caudillo; pero, me parece que si se festejaba el Cente- 
nario de Suarez, no debían disponerse las cosas del modo en que 
las encuentro. 

En primer lugar, el 1er. día, Suarez estaba solo y so hallaba co- 


to mejores ínsitas son lis más breves 


Las condiciones de liberalidad, bajo cuyas bases vendemos terrenos, son 
en gran parte lo (jue constituye el crédito de esta «Km presa.» 

Cuando una persona no puede seguir pagándonos, nos avisa y se le es- 
pera uno, dos, cuatro, odio meses y mas. 

¡Nadie pierde lo ipie lia dado! 


— 4G — 

No juzgues con demasiada prontitud 


locado el busto del gran ciudadano mirando Inicia el Oeste, es decir 
á la ciudad vieja. 

Al día siguiente, en el punto de entrada al Este, amanece Artigas 
mirando hacia la campaña; y al pobre Joaquín Suarez se le hace 
hacer una evolución, y queda mirando álas espaldas de Artigas; de 
manera que, los chuscos, que todo lo ven con malicia exclaman: 
«Esto quiere decir: Primero Artigas, después Suarez. 

De cualquier modo, á mi no me causa sorpresa, por que la ines- 
tabilidad de las" cosas, es el estado normal de este país. 

El pobre Suarez está, puede decirse, solo, sin aparato: mas vale 
así: ejemplo digno para la generación presente, que es mas que 
aparatosa ó rumbosa. 

Al pié de la columna se ven algunas coronas; pueden contarse. 
En cambio, Artigas, ¡qué diferencia! Las coronas se cuentan á 
millares al pié de su estatua. 

Esto á pesar de todo, me alegra, sí, ¿por qué no confesarlo? 
Esto es para mí un gran indicio; aquí voy á sacar, como suele 
decirse, por el hilo el ovillo. 

Indudablemente tantas coronas representan á tantos individuos; 
luego el Pueblo , ¿á que dudarlo? el pueblo es el que lleva las co- 
ronas al héroe de las Piedras (No hay alusión á los magní- 

ficos solares del Recreo de las Piedras , que para favorecer al pue- 
blo vende mi amigo Piria, á pagar por cuotas de á 1 $ mensual.) 
En efecto; paróme hacia un costado y observo: 

Lo primero que salta a mi vista es un letrero colocado en uno 
de los escalones del pedestal, que dice así: Nunca venderé el pa- 
trimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad. 

¿No es verdad, lector amigo, que se le hace decir al fundador de 
la Nacionalidad Uruguaya, un solemne disparate? 

« Nunca venderé el patrimonio délos orientales »: para que 
uno pueda vender un objeto, es necesario que sea de su exclusiva 
propiedad, oque esté facultado pora ello; de lo contrario seráven- 
der lo ajeno. 

Y yo creo que los orientales no habrían facultado á Artigas para 
que hiciera tal operación, ni que él se hubiese abrogado tal derecho. 

«AZ bajo precio déla necesidad .» Es decir que al bajo precio 
no se vendía. 

De manera que la venta no se realizó por ser bajo el precio, dan- 
do á entender que si en vez de ser bajo hubiera sido alto ! ! 

No queremos escudriñar por más tiempo este absurdo que se es- 


la verdad es una sola 


Hay muchos que dicen: Si compramos un solar á plazo y dejamos de 
pagar una mensuilidad perderemos nuestro dinero: luego no compremos.» 

Esos están en un error: .Y o hay una sola persona de los que han com- 
prado terrenos, que hayan tenido que perder ni un centavo. 



E l que te adula te traiciona 


cribió al pié del monumento improvisado al Caudillo Oriental; pe- 
ro consto que no debe ser el pueblo, ó mejor dicho, no puede ser 
el pueblo el que eso ha escrito. 

Observemos: 

Dirijo impensadamente la vista á la «Casa de Gobierno.» 

Inmenso número de personas elegantemente vestidas, están 
en los balcones y azotea; gran cantidad de individuos mal enjaeza- 
dos están en la calle; los de arriba miran desde su elevado sitio á 
los de abajo, y estos á su vez miran á aquellos. En esto no hay 
nada de estraño, exclamará el lector; es verdad, pero el caso es 
que en el frente del principal balcón clel Palacio Gubernativo se 
halla colocado un gran letrero que dice: 

¡Paz y trabajen! 

Esto significa que los que están en el candelero dicen á los de 
abajo: « nosotros les damos paz , y ustedes trabajen » • lo que equi- 
vale á decir: «nosotros hacemos la gran vidorria, ustedes rómpan- 
se el alma yroan los huesos que quedan del festín.» 

Y yo creo no equivocarme al suponer que entre esos descami- 
sados debe estar el Pueblo, que solo anhela la paz, para dedicar- 
se al trabajo. 

Tentado estoy de ir á ver, pero es necesario que conserve mi 
sitio, á fin de observar á los quo traen las flores á Artigas, y de 
ese modo ver si puedo dar con el pueblo! 

Pasan tres cuartos de hora, y apenas han traído una corona: el 
portadores un moreno; indudablemente esteno es el pueblo, digo 
para mí, y me lo esplico: estos desgraciados han sido siempre la 
carne del canon de la que arbitrariamente han echado mano todos 
los caudillos y todos los gobiernos. 

Esta desgraciada raza ha recibido la libertad en nuestra tierra; 
se le ha emancipado, es decir, se le dió la libertad bajo tales con- 
diciones, que mas de cuatro habrán deseado la esclavitud. 

El moreno deposita la corona á los piés del caudillo, y al hacei^- 
lo, la arregla de manera que quede bien visible una tarjeta que se 
encuentra colocada en el centro, en la que se exhibe el nombre de 
quien la manda, que es un Abogado-Pescador. ¿Cómo pescador? 
exclamará el lector. 

Sí, amigo mío, pescador; porque aquí todos poseamos; y detrás 
de esa corona hay tal vez un aspirante á Presidente! 


El que pleitea, siempre pierde 


1.03 solares del pueblo Joaquín Sitares hoy se venderán por poco mas 
de nada y á plazo dentro de breve tiempo valdrán d peso de oro. 

Hoy se venderán á :jo meses <|n niazo, y el mas misero habitante de la 
Kepúblh a puede adquirir en pr quedad un uran solar ñauando una bi 
coca. 


— 48 — 

/.7 último troje no» lo horda sin bolsillo n 


Kn fin, yo soy do Opinión, qur* o r j u í doblan hacerse dos presi- 
dentes por din, uno para tintes del almuerzo y otro para después; 
y asi mismo creo (pie no alcanzaría oí turno para los aspirantes. 

K1 caso es, (pío mi buen Dottorc mandó su corona, y la verdad 
es, (pie no os Joaquín Sunco/ oí (pío pueda influir á favor de un 
candidato á la presidencia en Ja actualidad, pero sí el caudillo 
viejo. 

En esto el do la coronaba dado prueba de tener un olfato á tutta 
prora! 

Sigo en mi rinconcito observando, pero inútilmente; no hay 
nada de nuevo. 

Indudablemente, el pueblo llevó ese gran número de coronas al 
despuntar el día. 

¡Qué pueblo madrugador! 

¡¡¡La verdad es, que ni por mucho madrugar, amanece más 
temprano!!! 

AI poco rato desfilan los batallones y al pasar junto al busto 

de Artigas, todos los jefes, oficiales y tropa depositan un ramito á 
los piés del caudillo, mientras que el pobre Suarez contempla tris- 
temente que él ha servido de pretesto, para que se festeje á su 
compatriota. 

Pero, como he dicho ántes, la tropa es la garantía del pueblo , 
la que defiende sus derechos, lo ampara y lo tutela. 

Creo escusado decir que la tropa no es el pueblo. Luego ¿no es 
el pueblo el que rinde homenaje al fundador de nuestra nacionali- 
dad ? 

¿No es el pueblo el que se acuerda de nuestras glorias, de nues- 
tro ayer? 

Este pueblo, si es que existe, creo que vive al dia; que no se 
'acuerda del ayer para maldita la cosa, y que le importa un bledo 

el mañana j Ya se recordará algún dia; pero puede que sea 

tarde! 

Convencido de que estoy perdiendo mi tiempo, voy á la plaza 
Constitución para ver si está allí el pueblo. En ese instante termi- 
na el Te-Deum. 

S. E. el señor Presidente sale de la Iglesia, sube á un carruage 
descubierto, acompañado de tres personajes, todos ellos con la ca- 
beza descubierta. ^ 

El carruage emprende la marcha á paso lento; la banda de mú- 
sica, que, dicho sea de paso, es indispensable en todo , entona 


Ve toda novedad sólo se habla tres dias 


Los terrenos de la «Colonia Garibaldi» ofrecen un verdadero porvenir A 
todos los que. quieran hacerse de una buena propiedad, A las puertas de 
Montevideo, en un sitio de importancia y de inmenso porvenir. 

No lo olviden los que quieran asegurar sus economías y centuplicarlas A 
la vez! 


De los vicios, la avaricia es reina 


el Himno Oriental; todo el mando permanece con el chapeau 
calado! 

Yo quedo convencido de que allí no hay pueblo, pues si lo hu- 
biera sería de desesperar solo pensando á qué punto hubiese lle- 
gado la indiferencia, cuando al oir el himno patrio, todo un pue- 
blo permanece con la cabeza cubierta. 

Indudablemente, digo para mi chaleco, los periódicos de ma- 
ñana al hacer mención de las fiestas, me darán noticias de si el 
señor Pueblo ha concurrido á ellas; de manera que no me queda 
otro remedio que resignarme y esperar. 

XVIII 

—Los pueblos tienen los gobiernos que 
quieren. 

—¿Por quá? 

—Porque, cuando no los quieren ni As 
los despiden. 

Doctor La fuente. 

Al fin, el dia27 de Agosto me sorprende entre las telas do ba- 
tista, como decía un amigo mió, un soberbio tunante, que para 
darse tono, aquí en donde todos nos conocemos, pero que á la 
cuenta creía que nadie le conocía, solía exclamará veces: «Yo be 
nacido entre pañales de lino y se me ha fajado con vendajes de 
seda.» Lo bueno que, como he dicho antes, aquí todos somos de 
casa. Pues como iba diciendo, el hermoso Febo me sorprende 
entre sábanas; no hay nada de estraño en esto, pues yo conozco 
muchos holgazanes á quienes sorprende en el lecho la luna, lo que 
equivale á decir que hacen de la noche dia y vice-versa. 

Llamo mi sirviente, ó mejor dicho mi superintendente, ¡qué dia- 
blo! ¿quién no tiene un superintendente? ¡Como suena bien la pa- 
labra! Para darse tono, no hay como las frases retumbantes, y si- 
no que lo digan los fatuos y los zonzos. 

De manera que, cualquiera que oiga hablar de un superintenden- 
te, creerá que este es algún ente andiluviano, pero, llenaráse de 
asombro cuando sepa que no es ni mi caballo de paseo, si bien 
los hay de estos que llevan nombres ilustres, como verbi-gracia el 
caballo Gambetta, que el Dr. Avellaneda regaló al ex-gobernador: 
¿si sería para que con él (caballo se entiende) pudiera gambetear á 
su gusto? 


Es más bella la bondad que la hermosura 


Madres de familia, predicad en el bogar, no os canséis, predicad A vues- 
tros maridos, A vuestros hijos, para que se hagan propietarios! 

¡No se puede ni ser buen ciudadano, si no se posee siquiera un lote de 
tierra: 


/Wo lo demasiado se derrama 


-Hnnum, tráemo los diarios. 

\1 poco rulo aparece el pobre superintendente de rni cuarto 
con im manojo de periódicos. 

\ eamos lo (pie dice la prensa del país; la opinión pública; los 
representantes del pueblo, aunque ya los he consultado una vez 
con relación á su representado, y no he podido sacar nada en 
limpio; pero ahora el asunto es de mas actualidad, es asunto 
fresco, como vulgarmente se dice; de modo que, lo que es esta vez 
la señora prensa me dará algunos datos que necesito, respecto al 
señor pueblo. 

Sería cosa de no acabar nunca, si fuera á transcribir todo lo 
que dicen esos benditos periódicos oposicionistas intransig entes, 
como muy bienios designa el señor Presidente de la República 
en el último mensaje que pasó á las Cámaras; por lo tanto, me 
concretaré solamente á copiar las opiniones de algunos, para 
dejar constatado una vez mas, que: ó el pueblo no ha facultado 
á todos los periódicos para que se titulen sus representantes, ó 
si los ha facultado, algunos no cumplen con su misión, es decir, lo 
representan peor que si fuera negro. 

Veamos El Ferro-Carril lo que dice: 

«No hay regla sin escepcion; asi hubo reacios, recalcitrantes, 
de esos que se creen Don Precisos en todo y para todo; de los que 
piensan que no hay fiesta ni cosa completa sin ellos. 

«Pero se llevaron gran chasco: el pueblo agrupado en calles y 
plazas ha demostrado que no necesita del cjrupito disidente , nipa- 
ra 'hacer bulto siquiera, pues mas de 25000 almas reunidas en di- 
versas ocasiones, en torno á las imágenes de Suarez y Artigas, 
protestaron elocuentemente contra esa abstención , único recurso 
de los impotentes despechados, y como protestó el pueblo nacional 
y extranjero, embanderando el frente de sus casas, contra la es- 
cepcion de un establecimiento, centro de reunión nacional, cuyo 
nombre no queremos constatar aquí, y no izó bandera, probando 
con ello que esa asociación es exclusiva, no digamos de partido, 
que tales honores no merece, solo de circulo, de grupito . 

«Ni una sola persona sensata ha dejado de reprobar semejante 
actitud, que solo hiere, por mas que se hagan aparentemente men- 
tidas protestas, ála patria, al pueblo Oriental» etc. etc. etc. 

Veamos en cambio otro diario, La Razón, qué es lo que dice: 

«Las fiestas últimas, digan lo que digan, dejaron mucho que desear. 

«El 24, poca, muy poca gente. El 25, la concurrencia era com- 


El dia de hoy es maestro del de mañana 


En un terreno propio se plantan parras, árboles, se procuran mil como- 
didades, porque al (iu y al cabo uno está en su casa, eso es suyo; y de no 
tener nada á tener tres ó cuatro cuadras de terreno, hav mucha diferencia 
Luego, pues, aprovechad la ocasión. 


— 51 — 

La verdad nunca es demasiada 


pleta y numerosa; pero fría, disgustada, indignada á veces. El 26 
menos concurrencia que el 25, y mas que el 24, pero igualmente si- 
lenciosa y triste. 

«El pueblo, si no es para mirar con triste curiosidad, permaneció 
ajeno á las fiestas. Aquella alegre animación de otros tiempos fal- 
taba en absoluto. 

«Ni iluminaciones, ni embanderamientos, ni vivas, ni nada que 
no fuese oficial. 

«Han ocurrido sucesos grotescos y sucesos indignos. 

«Vamos á salpicar estos sueltos con la narración de algunos epi- 
^ sodios» etc. etc. 

La Opinión Nacional , ( diario,) dice: 

«Sin temor de aventurar nuestro juicio, podemos afirmar, po- 
seídos de una verdadera y grata satisfacción, que las festividades 
cívicas han sido estupendas por la pompa ymagestad escepcional 
con que se han celebrado. 

«Verdadera satisfacción experimentamos, como orientales, al 
contemplar que todo un pueblo, impulsado por el sentimiento no- 
ble, digno y elevado, de verdadero cariño á la patria, ha contribui- 
do con su presencia, á solemnizarlas festividades cívicas con la 
altura de que enorgullecido puede hacer gala el nuestro. 

«Pálido es el bosquejo que podríamos hacer de estas fiestas que 
harán época. 

«La asistencia de ese inmenso pueblo, en el que se veían con- 
fundidos en un verdadero sentimiento, y con placentera satisfac- 
ción de júbilo y alegría, caracterizados en todos los semblantes, 
á todos los gremios de nuestra sociedad, presentaba un espectá- 
culo gigantesco, colosal, edificante. 

«Las calles y plazas públicas, dedia como de noche, han ofre- 
cido un espectáculo grandioso por la multitud de gente apiñada 
que á ellas acudía á dar brillo y esplendor á la fiesta. 

«Podemos afirmar, sin incurrir en exageraciones, que el pueblo 
entero de Montevideo, y aún mucho de los alrededores, ha con- 
currido en masa. 

«Espectáculo que sugiere á la virtud cívica consideracionés de 
un órden superior, y que ofreció el pueblo con un acto de presen- 
cia de ese género, magnífico, soberbio ejemplo, destinado á evi- 
denciar de un modo elocuente, que el pueblo oriental!!! etc., etc.» 

Siga teniendo paciencia el lector, si es que la lia tenido hasta 
ahora, y lea lo que con respecto n Jas fiestas transcribimos en se- 

lil ase dice » de la prensa, es media mentira 


l na o don cuadran de terreno son el bienestar do una familia, v so pue- 
den amjujnr por una bicoca mensual 
hl obrero <j uc trabaja íi jornal, on los mesón, semanas ó «lias que no tie- 
ne trabajo, en vez de ir a la pulpería íi empinar el codo \ a gastar lo <1140 
no llene, Ir abaja mu Urreno // uncu puní tlcir* 


— 51 — 

La verdad nunca es demasiada 


pleta y numerosa; pero fría, disgustada, indignada á veces. El 26 
menos concurrencia que el 25, y mas que el 24, pero igualmente si- 
lenciosa y triste. 

«El pueblo, si no es para mirar con triste curiosidad, permaneció 
ajeno á las fiestas. Aquella alegre animación de otros tiempos fal- 
taba en absoluto. 

«Ni iluminaciones, ni embanderamientos, ni vivas, ni nada que 
no fuese oficial. 

«Han ocurrido sucesos grotescos y sucesos indignos. 

«Vamos á salpicar estos sueltos con la narración de algunos epi- 
^ sodios» etc. etc. 

La Opinión Nacional , (diario,) dice: 

«Sin temor de aventurar nuestro juicio, podemos afirmar, po- 
seídos de una verdadera y grata satisfacción, que las festividades 
cívicas han sido estupendas por la pompa ymagestad escepcional 
con que se han celebrado. 

«Verdadera satisfacción experimentamos, como orientales, al 
contemplar que todo un pueblo , impulsado por el sentimiento no- 
ble, digno y elevado, de verdadero carino á la patria, ha contribui- 
do con su presencia, á solemnizar las festividades cívicas con la 
altura de que enorgullecido puede hacer gala el nuestro.^ 

«Pálido es el bosquejo que podríamos hacer de estas fiestas que 
harán época. 

«La asistencia de ese inmenso pueblo , en el que se veían con- 
fundidos en un verdadero sentimiento, y con placentera satisfac- 
ción de júbilo y alegría, caracterizados en todos los semblantes, 
á todos los gremios de nuestra sociedad, presentaba un espectá- 
culo gigantesco, colosal, edificante. 

«Las calles y plazas públicas, dedia como de noche, han ofre- 
cido un espectáculo grandioso por la multitud de gente apiñada 
que á ellas acudía á dar brillo y esplendor á la fiesta. 

«Podemos afirmar, sin incurrir en exageraciones, que el pueblo 
entero de Montevideo, y aún mucho de los alrededores, ha con- 
currido en masa. 

«Espectáculo que sugiere á la virtud cívica consideracionés de 
un órden superior, y que ofreció el pueblo con un acto de presen- 
cia de ese género, magnífico, soberbio ejemplo, destinado ú evi- 
denciar de un modo elocuente, que el pueblo oriental!!! etc., etc.» 

Siga teniendo paciencia el lector, si es que la ha tenido hasta 
ahora, y lea lo que con respecto á las fiestas transcribimos en so- 

El «se dice» de la prensa, es media mentira 


se piie 


Una 6 dos cuadras de terreno son el bienestar de una familia. \ 
ueu adquirir por una bicoca mensual. 

mMrmVi 1 ' 0 tIíl l Kl h l (Ml t° s meses, semanas ó días que notie- 

ílo « < 'Vi "V 1 1 * m| l ml ' la empinar >■> codo \ gwW lo ¡mo 

id tiene, trabaja sa terreno y saca para vivir' 


— 52 — 

Demasiada esperanza mata al hombre 


guida; pertenece á otro representante del pueblo : La Democra- 
cia . 

«Sería, pues, de creer que el pueblo se encuentra en una deesas 
épocas felices en que ve retratadas las fiestas que solemniza, y 
realizadas las aspiraciones de sus antepasados á quienes recuerda; 
sería de creer que se encuentra en uno de esos tiempos en que, 
dueño de su soberanía, poseedor de su derecho, y sólo respirando 
libertad, se conmueve al recuerdo de las grandes fechas de la His- 
toria Nacional, y tiene necesidad de espandir el inmenso senti- 
miento que lo embarga en esas manifestaciones populares, á las 
que es corto el tiempo y estrecho el espacio. Sólo así se explicaría 
la duración de las fiestas; sólo así se comprendería la necesidad do 
prolongarlas, alterando la costumbre. 

«Pero veamos el hecho, examinémoslo, descubramos si existe 
en él símbolo del sentimiento popular, ó si es sólo una fiesta de ar- 
tificio, de fuego fatuo que brilla un momento y desaparece; un fue- 
go fosfórico y fugitivo, que ilumina pero no calienta; una luz quo 
brilla un momento y desaparece en seguida, como la llama quo 
brilla un momento en los cementerios sobre las tumbas do los 
muertos. Las fiestas han pasado, y con ellas su ruido pálido y sin 
entusiasmo, y sus fuegos de San Telmo sin alegría y sin calor. 
¿Qué queda do esos esfuerzos? ¿Qué queda de esas luces falsas y 
deesa iluminación de artificio? ¿qué queda de esas sumas gasta- 
das en busca de un entusiasmo oficial y de una animación que no 
existe? 

«La frialdad de la población y el reconocimiento general quo 
solo se han arrebatado algunas horas á las larcas diarias, dan 
bien claro á entender que el ánimo del pueblo no está en estado 
de impresionarse con las fiestas oficiales, las que por si solas son 
impotentes para arrancarlo del estado de tristeza y de abatimiento 
en que se encuentra, y para hacerle perder, ni aun por un mo- 
mento, la conciencia de la diferencia que existe entre los dios 
desgraciados que corren, y los grandes días que se quieren utili- 
zar para aparentar una felicidad y un entusiasmo que no existen ni 
pueden existir. 

«Las fiestas populares han sido siempre el medio empleado 
por las malas situaciones, para distraer á los pueblos y hacerles 
apartar la vista de los males que le han acarreado. Pero de nada 
sirve el artificio,» etc. etc. etc. 

¿Serán necesarias más trascripciones? 


La pasión ofusca la razón 


Padres <le familia, tutores, artesanos, jornaleros, costureras: vosotros 
los que á duras penas podéis haceros de un capital pequeño, aqui teneis 
la base de un brillante y grandioso porvenir. 

Un sobarque hoy nada vale, mañana valdrá una fortuna. 


— 53 — 

Ln ignorancia es la madre de la miseria 


Aunque creemos que con las ut-supra relacionadas basta y so- 
bra, vamos por último, y á guisa ele apéndice, á trascribir un pá- 
rrafo de un periódico que ha quedado en el aire, como Quevedo; un 
periódico político, sí, muy político: aunque por lo regular los 
grandes políticos no se definen nunca, que es el mejor modo para 

caer parados cuando no caen de costillas. 

> Este periódico se ha definido demasiado, y en vez del mucho 
bien que pudo haber hecho conjuntamente con otro colega suyo, ha 
causado, á nuestro juicio, no poco mal predicando la desunión de 
la familia oriental, cuando acababa de desaparecer de la escena el 
ex-dictador; momentos aquellos en que en vez de proclamar en va- 
no la reorganización de los antiguos partidos, que tanto nos han 
partido, solo debía predicarse la unión de los buenos para com- 
batir á los malos. 

Dice así el periódico aludido, que lo es El Heraldo'. 

«Hubo parada. Se dieron cita en el paraje de costumbre los tres 
poderes del Estado, el Cuerpo Diplomático y el Consular, las cor- 
poraciones civiles y religiosas y el valeroso ejército nacional, lu- 
josamente ataviado y altivo con la conciencia de su valer y supe- 
rioridad. 

« Del Carnaval aquí la República no ha visto fiesta mas popu- 
lar, ni algazara mayor. 

«Se había invitado al Pueblo entero para adornar las fachadas 
de las casas y enarbolar el estandarte nacional en las azoteas; y 
el pueblo todo concurrió á ese llamado. Al menos asi lo acredi- 
tan, en forma de boletín, las hojas impresas por varios periódi- 
cos». 

Después de todo esto, tenemos más que razón para exclamar: El 
pueblo no existe, el pueblo es una incógnita, un verdadero comodín; 
en todas partes está, pero en ninguna se le encuentra; todos son sus 
representantes y resulta que él no ha autorizado á nadie para que lo 
represente. ¡Todos lo invocan, todos se sirven de él, es un verdadero 
tapa-faltas: con la misma facilidad se le invoca para los mas gran- 
des hechos como paralas mayores infamias! ¡No hay liberal que no 
lo tenga en los brazos y con el gorro frigio, haciéndole cometer al- 
guna travesura contra los picaros frailes, aplaudiéndolo á la vez! 
¡No hay fraile que no tenga el pueblo en la sacristía, para desatar- 
lo cuando llegue el momento, contra los picaros liberales! 

¡No hay gobierno arbitrario, ni tirano que no le invoque á cada 
instante, reproduciéndose de paso el conocido refrán italiano, que 


Jil camino mas estrecho es el de la verdad 


La Plaza de Frutos do Joaquín Suarez os muy grande, pues mido mas 
do sosonta mil varas; al Esto dol pueblo hay otra gran plaza, y contigua 
á la Estación otra. 

Los grandes boulevars recorren el pueblo en todas direcciones. 

¡Será una ciudad chiche! 


Hurlando se dice la verdad 


dice: el pueblo paro ser gobernado como es debido necesita tres F, 
lo quoequivnlo dócil*: Fes te, Forno , Forclie . 

Esto lo hicieron Tiberio, Galíguln, Nerón y laníos oíros, hace 
aproximadamente dos mil años. So hizo en la edad media, se repi- 
to en osle siglo, y do aqui á un par de miles de años se hará lo 
mismo; porque al fin y al cabo, los hombres son hombres y cuan- 
do las pasiones dominan á los hombres , estos son fieras!! 

¿El pueblo no vá á las fiestas? 

Luego esas treinta mil personas que corrían el dia 25 de Agosto 
por las plazas reventándose á empujones, que se chupaban un 
solazo de padre y señor mió por mirar desfilar las tropas, no eran 
el pueblo? 

Los que subían al palo enjabonado, los que se atracaban de 
masas, los que por un día habían desempeñado su levita, los que 
habían alquilado un frac apolillado, los de guantes blancos, para 
tapar ciertas manos no muy limpias tal vez, que se arrellena- 
ban en los balcones de nuestro palacio gubernativo, y en otras 
partes también, la inmensa folla que se aglomeraba en las azoteas 
para contemplar el ejército, (de Jergesj casi digo, pero no, el 
nuestro debo decir, sí el nuestro, puesto que nosotros somos los 
paganos, y debe siquiera en obsequio á la verdad permitírsenos 
la frase), todo eso no era el pueblo? 

No quiero creer que el ejército sea el pueblo, puesto que es su 
representante, su defensor, el que le garante sus libertades, el que 
lo cuida y lo mima. 

¡¡Pobre pueblo , á tí te va á pasar lo que á ciertos niños mima- 
dos, que á fuerza de cuidados concluyen sus ayas por hacerlos re- 
ventar! ! 

¿En dónde, Dios mió, encontraré á este dichoso pueblo'! ¡á este 
pueblo feliz! ¡a este pueblo más sobado que una badana! 

¿Será el pueblo, ese que frecuenta los bailes de media caña? ¿el 
que concurre á las academias nócturnas?¿el que va á jugar lo que 
no tiene á la ruleta y á la blanca y negra? 

¡No! ese no es el pueblo, ese no puede ser el pueblo! 

¿Será el pueblo esa incansable serie de pechadores que mero- 
dean la casa de gobierno? Serán el pueblo los individuos que con- 
tinuamente se remiten de campaña á título de que son vagos y 
que si no lo eran vienen á serlo en la capital? 

¿Serán el pueblo los vagos, que de levita y lustrosa galera reco- 
rren las calles de esta benemérita ciudad? 


Demasiado gana aquel que no juega 


En Ja Colonia «Garibaldi» á todos los que cerquen sus terrenos se les da- 
rán árboles frondosos 6 moreras, para poner alrededor. 

Esta colonia será Antes de un par de años, una verdadera granja modelo. 
¿Quien dejará de comprar terrenos de primera clase, á pagar la cuadra 
por mensualidades de á ;j pesos!' 


También entre las espinas nucen las rosas 


¿Será ol pueblo, esa interminable sério do convidado s solos, que 
no faltan á ningún velorio, ni óleos, ni casamientos, ni bailes: en 
fin, que en donde hay que comer ó chupar siempre se encuen- 
tran?. . . . ¡Hasta en las salas de pasos perdidos! 

¿Serón el pueblo los que sin mérito alguno viven de la renta del 
Estado ó mejor dicho de nuestro sudor , renta que lian alcanzado 
adulando á alguno de los óptimos Gobiernos que (por fortuna) he- 
mos tenido? 

¿Serán el pueblo los que forman los partidos políticos, querien- 
do todos ser el génesis de esta tierra? 

¿Será el pueblo esa comnnidad incorregible, que mereció del ex- 
Dictadorel calificativo de ingobernable? 

¡Seguramente, no será el pueblo esa incansable série de indivi- 
duos que concurren á los Juzgados á llenar de nombres supuestos 
los registros cívicos, y que con una candidez increible, se presen- 
tan á tacharse á sí mismos, á mudar domicilios figurados, hacien- 
do mil estratagemas, por cuyo invento deberían solicitar breveiio. 

¿Serán parte del pueblo, los que se presentan en defensa de los 
tachados, invocando los poderes que éstos les han conferido? 

¿Será el pueblo el que impasiblemente vé desaparecer entre ga- 
llos y media noche, la gran herencia del intestado Lapido, ó será 
el pueblo el que se la ha comido? 

¿Será el pueblo esa inacabable série de puritanos que no se en- 
sucian las manos en la cosa pública , sino cuando se les presenta 
la ocasión, y que alejados del festín, blasonan de principios. . . . 
escritos, de intransigencia. . . obligada, de patriotismo, que, dicho 
sea de paso, no conocen ni de vista? 

¿Serán el pueblo los que comen á dos carrillos, sin ser posi- 
bilistas, ó los que desean comer siéndolo? 

¿Serán el pueblo esos periodistas sin. suscricion, y estoy por 
agregar sin quien les fíe una resma de papel; y que careciendo de 
esos primordiales elementos son forzados á suspender sus inne- 
cesarias producciones, y que, dirigiéndose al pueblo , y parodiando 
á los gladiadores romanos, exclaman : « Por haber defendido tu 
libertad, tus derechos y tu santa causa, ^nos vemos obligados á 
retirarnos de la arena»? 

¿Será el pueblo esa inacabable série de zonzos que pierden su 
tiempo pleiteando, y que al fin de la jornada el que ha salido 
triunfante queda mas pelado que el célebre «Gallo de Moren?» 

¿Será el pueblo esa turba desenfrenada que en la noche del 20 


lil que lodo lo quiere, todo lo pierde 


La práctica enseña que, ¡para concluir vendiendo, es necesario comen 
zar regalando! 

Ks en tal virtud que la Kinprosa particular «La Industrial», ha resuella 
regalar los primeros treinta solares, á escoger, á. los primeros treinta pe 
bl adores. 

Los solares que hoy se regalan, como son la llor. mañana \ aldrán mil 
pesos uno. 


— 5G — 


La peor rueda del carro es la (¡ue chilla 


do Mayo recorre armada las calles do la Capital, asalta las im- 
prentas, derrúmbalas puertos, descarga sus armas do fuego sobre 
indefensos obreros, destruye cuanto encuentra ó su paso, dejando 
tendidos los cadáveres de las inocentes victimas, dando así un 
espectáculo que nos avergüenza y desacredita ante los ojos délas 
naciones que nos contemplan ? 

¡Indudablemente este tampoco es el pueblo! 

¿Será el pueblo esa inmensa aglomeración de individuos que co- 
mentan los hechos y que impasiblemente todo lo contemplan; y 
con su sangre de -pato ó de esclavos, que es lo mismo, se retiran 
tranquilamente á sus casas exclamando: «mañana será otro dia»? 
¡Indudablemente este tampoco es el pueblo! 

¿Serán el pueblo los periodistas que han hecho una propaganda, 
que solo debía tener por solución las armas, dado el estado á que 
había llegado, y que en el momento de acción se evaporan unos 
en los consulados, y otros se meten en un zapato ? 

¿Será el pueblo, un par de docenas de individuos, casi todos 
doctores y otros con tendencia á sangre azul, que se reúnen en 
lujosos salones pisando mullidas alfombras, y que miéntras sabo- 
rean un rico habano y sorben un pocilio de thé, tratan de los inte- 
reses del partido A que se proponen organizar y que en efecto or- 
ganizan (entre ellos), nombrándose presidente, vice, secretarios, 
vocales, etc.; y una vez concluida la reunión se dispersan, después 
de haberse dado cita parala próxima semana en casa del doctor 
Mengano^reuniéndose los mesmos de siempre, igual número, sin 
dar participación al pueblo que dicen representan, pero que en 
realidad es una farsa? 

¿Una farsa, hemos dicho? Sí, puesto que no se da participación 
al verdadero pueblo y se le mantiene alejado. 

Se tiene, aún después de tantos merecidos fiascos, la terquedad 
de creer que á las masas populares se las organiza á fuerza de bom- 
bo, y que á fuerza de bombo se enviarán á la lucha; no se calcula 
que esas masas de hoy no son las de ahora veinte años; que estas 
ya están desengañadas y que no quieren servir de carnada para 
nadie, pues bastante han sufrido. Si en vez de hacer las reuniones 
de floreo, hubieran hecho los trabajos que la política práctica en- 
sena, no lamentarían una vez más su falta de tino político! 

¿Serán representantes del pueblo, los que después de cinco años 
de opresión trepan á la prensa para proclamar el triunfo de los 
antiguos partidos, que han sido las verdaderas rémoras del pro- 


X mica te fíes de aquel d quien has ofendido 


Todos los pobladores de «Joaquín Suarez» reciben gratuitamente árboles 
para colocar al frente y alrededor de sus terrenos. 

Los que pueblan frente al gran houlevar de cincuenta varas paralelo á 
la via y al poblar dejan un jardín al frente de sus casas se les da ia verja 
de fierro gratis para cercar sus terrenos. 


— r>o 


1.a peor ruedo del corro e* lo que chillo 

do Mayo recorro armada las callos do 1 m (capital, asalta las im- 
prontas, derrúmbala» puorlus, descarga sus armas do fuego sobre 
indefensos obreros, destruyo cuanlo encuentra ó su paso, dejando 
tendidos los cadáveres do las inocentes víctimas, dando así un 
espectáculo quo nos avergüenza y desacredita ante los ojos délas 
naciones que nos contemplan? 

¡Indudablemente oslo tampoco es el pueblo! 

¿Será el pueblo esa inmensa aglomeración de individuos que co- 
mentan los hechos y quo impasiblemente todo lo contemplan; y 
con su sangre de pato ó de esclavos, que es lo mismo, se retiran 
tranquilamente á sus casas exclamando: «mañana será otro dia»? 

¡Indudablemente este tampoco es el pueblo! 

¿Serán el pueblo los periodistas que han hecho una propaganda, 
que solo debía tener por solución las armas, dado el estado á que 
había llegado, y que en el momento de acción se evaporan unos 
en los consulados, y otros se meten en un zapato? 

¿Será el pueblo, un par de docenas de individuos, casi todos 
doctores y otros con tendencia á sangre azul, que se reúnen en 
lujosos salones pisando mullidas alfombras, y que miéntras sabo- 
rean un rico habano y sorben un pocilio de thé, tratan de los inte- 
reses del partido A que se proponen organizar y que en efecto or- 
ganizan (entre ellos), nombrándose presidente, vice, secretarios, 
vocales, etc.; y una vez concluida la reunión se dispersan, después 
de haberse dado cita para la próxima semana en casa del doctor 
Mengano;^reuniéndose los mesmos de siempre, igual número, sin 
dar participación al pueblo que dicen representan, pero que en 
realidad es una farsa? 

¿Una farsa, hemos dicho? Sí, puesto que no se da participación 
al verdadero pueblo y se le mantiene alejado. 

Se tiene, aún después de tantos merecidos fiascos, la terquedad 
de creer que á las masas populares se las organiza á fuerza de bom- 
bo, y que á fuerza de bombo se enviarán á la lucha; no se calcula 
que esas masas de hoy no son las de ahora veinte años; que estas 
ya están desengañadas y que no quieren servir de carnada para 
nadie, pues bastante han sufrido. Si en vez de hacer las reuniones 
de floreo, hubieran hecho los trabajos que la política práctica en- 
seña, no lamentarían una vez más su falta de tino político! 

¿Serán representantes del pueblo, los que después de cinco años 
de opresión trepan á la prensa para proclamar el triunfo de los 
antiguos partidos, que han sido las verdaderas rámoras del pro- 


Nunca te fíes de aquel d quien has ofendido 


Todo* los pobladores de «Joaquín Suarez» reciben gratuitamente Arboles 
para colocar al frente y alrededor de sus terrenos. 

Los que pueblan frente al gran boulovar de cincuenta varas paralelo A 
la via y al poblar dejan un jardín al frente de sus casas se les da la verja 
de fierro grAtis para cercar sus terrenos. 


— 57 — 


EL que nada sabe, para nada sirve 


greso, sembrando odio entre la familia oriental, y ensangrenta- 
do con sus lu chas intestinas durante tantos años el patrio suelo? 

¡No, esos no pueden ser, no son representantes del pueblo! 

Por último, ¿formarán el pueblo ciertos individuos que en época 
no lejana y de triste recordación asaltaron el poder, robaron hasta 
los depósitos judiciales, esquilmaron á la población, y que no han 
robado los vasos sagrados, no por falta de voluntad sino de tiempo 
y. . . . que el mejor dia se evaporaron, después de haber hundido, 
desacreditado y humillado á esta pobre patria; y que hoy se pre- 
sentan en la escena pública, cual vírgenes inmaculadas, hablan- 
do de patriotismo, ¡qué vergüenza! de honradez! que hace tiempo 
la han dejado por serles incómoda, de independencia. .. ¡qué ci- 
nismo!? 

En esta bendita tierra los acontecimientos mas nefandos, que 
en otros pueblos se clavan al pilori, para que sirvan de triste re- 
cordación, aquí nacen al despuntar del dia, mueren al tramon- 
tar del sol y al dia siguiente, ya nadie se acuerda de ellos! 

Solo asi se explica, cómo es que puedan hacer alarde de des- 
vergonzado cinismo, ciertas entidades que deberían esconderse 
en donde ni los raijos del sol penetraran! 

Póngase el lector una mano sobre la conciencia (que en este 
caso os una figura) y díganos con franqueza: 

¿Es Ó NO CIERTO, SEGUN TODOS LOS INDICIOS, QUE EL PUEBLO EN 
ESTE PAÍS NO EXISTE? 

Creemos haberlo suficientemente constatado con este alegato de 
bien probado. 

Y por último, veamos lo que dicen dos periódicos de última 
hora: «La Opinión Nacional» y «El Nacional.» 

Oigamos como se expresa el primero, refiriéndose al número de 
oposicionistas, que tiene el actual Gobierno: 

«No se preocupe el pueblo) el Gobierno está arriba de todos 
esos desahogos que son el resultado del odio implacable y la en- 
vidia que devora á los pobres enfermizos cerebros qae forman 
coro vocinglero de lo que se titula oposición que sin temor de 
equivocarnos bien puede clasificarse de hidrofobia política.'» 

De esto resulta que la oposición no es el pueblo , y suponiendo 
que sea una parte, resulta que esta parte del pueblo, es envidiosa, 
enfermiza de cerebro, chillona, una especie hidrófoba! 

¡¡¡Pueblo digno de un manicomio!!! 

Esta es una parte, veamos la otra: 


El más grande de los méritos es el más modesto 


Grandes facilidades á todos los pobladores do «Joaquín Suarcz». 

A los pobladores de los primeros treinta solares, se los regalan los terre- 
nos. se les dan árboles sombrosos en abundancia, y sí pueblan frente al 
Boulcvar, dejando un jardín delante de sus casas, reciben la verja de hier- 
ro gratis, para colocar delante del terreno. 


/. / qup demasiado pinina pierde el tiempo 


Dice A / A acional: « Al i en tras estd c/i ejercicio el ar/tculn d / / 
*dc 1(7 Constitución^ habla/'cmoi s* desde ta (/'Huitín, de la, ju'cnsa a.l 
«pncbfOy para que sacudiendo la. soñolencia en que //ace desde 
1$< ó hasta hor / , se aperciba q ue /ios aproxima /nos á la, perdición 
<ui que nos arrastran los hombres que únte nada se detienen .» 

De esto resulta claramente, que, suponiendo que una porto del 
pueblo sea oposicionista, la otra duerme, y no se apercibe de que 
los que están en el candclero le arrastran á la perdición sin de- 
tenerse ante consideración alguna. 

Ahora falta saber si esta parte del pueblo que se dice duerme lo 
hace en realidad, ó se deja llevar á remolque por los hombres del 
poder, arrastrada por el ... . estómago! I 

á volveremos á repetir: Póngase el lector su mano sobre el 
pecho y conteste: ¿Hay pueblo aquí? 

¡¡Seguramente xó! ! 

Una última prueba, si bien está ya mas que suficientemente 
constatado que no hay tales carneros en la majada, lo que equi- 
vale á decir, que no existe el tal pueblo que tanto se invoca. 

Oigamos á «El Heraldo,» refiriéndose á los que sostienen al 
Gobierno. 

«¿Que hace entretanto el pueblo? 

«. . .¿Aplaude como lo sostienen ellos, la conducta, desús mando- 
nes ? No! Nuestro pueblo podrá no ser ilustrado; pero tiene un rec- 
to sentimiento de justicia y condena con toda su energía los escán- 
dalos y crímenes que vienen humillando á nuestro país de seis 
años á esta parte.» 

Y agregaremos nosotros: vaya si tiene sentimiento ecto de jus- 
ticia, cuando despreció la propaganda anti-patriótica de los que 
hace poco tiempo se presentaron en la escena, pública , queriendo 
hacer renacer como el fénix á los antiguos partidos tradiciona- 
les, atizando los odios, fomen Lando las pasiones, invocando un pa- 
sado en el que todos han cometido errores! ¿para qué ? 

¡Para traernos mañana la lucha civil! 

Sigamos: 

Veamos lo que dice un periódico gubernista, dirigiéndose á la 
oposición: 

«Estamos hablando seriamente, y si no se arman y no salen á 
« la calle de una vez, los vamos á hacer salir á la fuerza , pues ya 
« no se puede tolerar por mas tiempo, la propaganda de una pren- 
« sa desenfrenada, que no tiene quien la acompañe en sus des a- 
« hogos. 


La prudencia nunca, es demasiada 


Los tórrenos queso venden hoy por una insignificancia y á pagar por 
pequeñas cuotas mensuales. Antes de muy poco tiempo constituirán vi por- 
venir de muchos centenares de familias. 

Aprovechen los que «leseen asegurar sus economías. 


T 


— 59 — 

Vale mis un amigo que cien pariente» 


w Los ciudadanos, como los extranjeros, que se dedican á ese 
« trabajo impatriótico y malevolente, no podrán ser considerados 
° tín ningún caso, por los que les pedimos que salgan á la calle, y 
« les indicamos en donde están las armas.» 

¡Seguramente, esos que gritan y se esconden no deben ser el 
pueblo , porque el pueblo es valiente, etc., etc.! 

A todo esto, agregamos nosotros: no es esto dañar al país, hun- 
dirlo, desacreditarlo V ¿Creen ustedes que podremos adelantar 
con estos escándalos de comadronas desvergonzantes 6 l 

¡Por Dios! un poco de juicio. Rómpanse en buena hora la cris- 
ma, pero no hagan tanta bulla, que á nadie beneficia, pero si, en 
cambio, á todos los que trabajamos , ¡¡entiéndanlo!! á todos los 
que trabajamos perjudican! 

Contesta «El Heraldo»: 

«Parece que los escritores asalariados hubieran recibido ahora 
« la consigna de irritar y provocar al pueblo, por medio del sar- 
« casmo y de la injuria. 

« Y es tal el compadrazgo y descaro de que, al desempeñar 
« su oficio , hacen gala los redactores del mencionado papel, que 
« ha llegado ya al punto de exclamar: reúnanse y salgan á la 
« calle los colorados, constitucionalistas y nacionalistas, que no 
« se han de ir sin cenar.» 

¡Por Dios! señores gubernistas, no provoquéis á este pueblo, 
no lo irritéis!! 

Aquí, entre nos, y como si nadie nos oyera, yo soy de opinión 
que el pueblo de que se hace referencia, ya no se irrita ni aunque 
lo pongan en un baño de mostaza. Suplico al lector que me guar- 
de el secreto. 

Sigamos las últimas pinceladas; oigamos lo que dice «La Opi- 
nión Nacional», copando al vuelo una parada de «El Bien Públi- 
co»: 

«El colega ascético nos habla también de divorcio del Gobierno 
« con el Pueblo ; — esa demanda no la ha de dirimir usted, porque 
« no existe disidencia entre esos cónyugues; el Gobierno marcha 
« con el Pueblo, y no está divorciado de él; el partido colorado lo 
« forma prepotente en el país, y lo robustece.» 

Ergo: el que no sea colorado no forma parte del pueblo. Con- 
secuencia lógica: ¡el pueblo es colorado! 

El «Boletin de la Tarde», dice: 

«Iloy el pueblo, el verdadero pueblo, (¿cuál será, y de qué color?) 


Nunca se valora más la libertad que cuando se ha perdido 


Kl jornalero que en las faenas trabaja ti jornal, y la mitad del ano lo pa- 
sa echado de barriga,: aquí tiene un porvenir asegurado, y á la fuerza, se 
hará trabajador constante cuando tenga un par de cuadras do terreno que 
8,í le venderán, ti pagar de ti .‘1 pesos por mes la cuadra. 


— 59 — 

Vuto ni un amigo que cien parientes 


« Los ciudadanos, como los extranjeros, quo se dedican á ese 
<v trabajo impatriótico y inniovolenlo, no podrán ser considerados 
« en ningún caso, por los que les pedimos que salgan á la calle, y 
« les indicamos en donde están las armas.» 

¡Seguramente, esos que gritan y se esconden no deben ser el 
pueblo , porque el pueblo es valiente, etc., etc.l 

A todo esto, agregamos nosotros: no es esto dañar al país, hun- 
dirlo, desacreditarlo? ¿Creen ustedes que podremos adelantar 
con estos escándalos de comadronas desvergonzantes ? 

¡Por Dios! un poco de juicio. Rómpanse en buena hora la cris- 
ma, pero no hagan tanta bulla, que á nadie beneficia, pero si, en 
cambio, á todos los que trabajamos, ¡¡entiéndanlo!! á todos los 
que trabajamos perjudican! 

Contesta «El Heraldo»; 

«Parece que los escritores asalariados hubieran recibido ahora 
« la consigna de irritar y provocar al pueblo, por medio del sar- 
« casmo y de la injuria. 

« Y es tal el compadrazgo y descaro de que, al desempeñar 
« su oficio, hacen gala los redactores del mencionado papel, que 
« ha llegado ya al punto de exclamar: reúnanse y salgan á la 
« calle los colorados, constitucionalistas y nacionalistas, que no 
« se lian de ir sin cenar.» 

¡Por Dios! señores gubernistas, no provoquéis á este pueblo, 
no lo irritéis!! 

Aquí, entre nos, y como si nadie nos oyera, yo soy de opinión 
que el pueblo de que se hace referencia, ya no se irrita ni aunque 
lo pongan en un baño de mostaza. Suplico al lector queme guar- 
de el secreto. 

Sigamos las últimas pinceladas; oigamos lo que dice «La Opi- 
nión Nacional», copando al vuelo una parada de «El Bien Públi- 
co»: 

«El colega ascético nos habla también de divorcio del Gobierno 
« con el Pueblo ; — esa demanda no la ha de dirimir usted, porque 
« no existe disidencia entre esos cónyugues; el Gobierno marcha 
« con el Pueblo, y no está divorciado de él; el partido colorado lo 
« forma prepotente en el país, y lo robustece.» 

Ergo: el que no sea colorado no forma parte del pueblo. Con- 
secuencia lógica: j el pueblo es colorado! 

El «Boletin de la Tarde», dice: 

«Iloy el pueblo , el verdadero pueblo, (¿cuál será, y de qué color?) 


Nunca se valora más la libertad que cuando se ha perdido 


VA jornalero que en las faenas trabaja A jornal, y la mitad de! ano lo pa- 
«(diado <i« barrica: aquí tiene mi porvenir asegurado, y A la fner/a. se 
liará trabajador enlistante miando tonga un par de cuadras de terreno que 
*« le venderán, á pagar de á.'J pesos por mes la cuadra. 


60 — 


ftuncd des consejos d quien no te los pide 


* oso pueblo quo no transa, porque no puede transar con el aten- 
dí todo, espera!! 

Ergo: el pueblo no pudíendo transar con el atentado, espera., 
¿qué espera? ¿hacer posibilismo? 

Lector amigo, después de lo trascripto, después de tanto in- 
vestigar el sitio en donde se encuentra el Pueblo Oriental, me 
sucede lo que á los filósofos que buscan el asiento donde reside 
el alma, en el cuerpo humano. A mí me pasa, con mi dichoso in- 
cógnito, lo que á ciertos cirujanos escépticos, que si les pregun- 
táis algo acerca de la residencia del alma, os responden: «nunca 
mi bisturí tropezó con ella.» 

De lo que deduzco que aquí no hay tal pueblo, salvo raras es- 
cepciones, y que si lo hay, es un pueblo digno de estar en un ma- 
nicomio, ó es un pueblo carnero; ó de lo contrario, si no merece 
el calificativo de ingobernable, cuando ménos le cuadra el de 
incorregible. 

Y sino que lo digan esas innumerables series de partidos en que 
se halla dividido, GUANDO NUNCA MAS QUE HOY DEBE- 
RIA ESTAR UNIDO Y COMPACTO. 

Esta es mi humilde opinión; sin embargo, como no desespero 
de encontrarlo, haré una última tentativa. 


Vale más la práctica que la gramática 


Kl tránsito de los departamentos del Este, pasa todo por el gran camino 
que atraviesa este nuevo centro, y puede calcularse en dos cientas el nú- 
mero de diligencias, carros y carretas que por el transitan dia por dia. 

Todos pararán en la Estación Suarez, en donde encontrarán grandes con- 
veniencias. 


EPILOGO 

) 

Lo que sucederá dentro de breve tiempo 

Es una hermosa mañana de estío. 

El astro rey estiende sus dorados rayos sobre este mísero gra- 
no de arena sumergido en una lágrima al que llamamos mundo; 
y que en nuestro loco desvario (¡que no es otra cosa la vidal) te- 
nemos la singular pretencion de creer que somos el centro del 
sistema planetario : que nuestro mundo es el único poblado : ¡pre- 
tencion ridicula y temeraria!, cuando al rededor de ese sol que dia- 
riamente vivifica nuestro ambiente, giran gran número de mundos 
más pequeños unos, más grandes, inmensamente más grandes 
otros, é indudablemente mucho más bellos, y con fundada ra- 
zón habitados casi todos ellos, según lo manifiestan los últimos 
adelantos de las ciencias. 

Miles y miles de soles giran en la órbita celeste, al lado de los 
cuales, el nuestro que es un miilon y doscientas ochenta mil veces 
más grande que la tierra, es un pigmeo; pues Sirio solo es dos 
mil seiscientas veces más grande que nuestro Febo. 

Todos esos luminosos astros tienen á su alrededor un sistema 
planetario; y todos estos soles con su séquito de mundos giran, co- 
mo entonando un cántico de hosanna al rededor de otro centro, 
el cual la sabiduría humana en su atrevido vuelo aun no ha podido 
esplorar : y millones de mundos giran alrededor de esa innume- 
rable pléyade de soles que pueblan el universo; y fuera más que 
locura el pretender que nuestro planeta sea una mansión sublime, 
(¡desgraciadamente otra cosa es con guitarra!) cuando este globo 
pertenece á una ínfima categoría, según las más recientes obser- 
vaciones astronómicas. 

Pero. ¿A qué hablar de la vanidad de los hombres? ¿del desva- 
río á que ésta les conduce?, cuando han llegado á dar á Ese ser 
incognoscible su forma y su semejanza : han llegado no solo á ex- 


No hay que esperar la lana del burro 


En el pueblo «Joaquín Suarez» hay un encargado expresamente para en- 
señar los terrenos y dar precios íi los compradores ya sea en el pueblo 
asi corno también en la Colonia. 

En el mismo terreno se ha establecido un gran horno de ladrillos para 
que los pobladores puedan construir sus casas. 


— (¡2 — 


los amigos so. conocen en la desgracia 


chimar sino a aseverar jj con pruebas ¡J qué Dios ha hecho al 
hombre á su imagen !1 

Lector : Apaga y vámonos. 


Óyese á lo lejos el redoble de un tambor; y nótase en las 
calles de la «Coqueta del Plata» cierto movimiento que sale de lo 
regular: no hay duda que algo de extraordinario ocurre ! 

No vaya el lector á suponer que aun ando en busca dei pueblo! 
¡No! ni se me ocurre tal cosa : ya estoy curado de esa manía; 
sin embargó, como peco de curioso, — «vicio del que adolecemos 
todos, y que no hay que echárselo en cara» — decía un individuo 
de esos que tanto abundan en estas Batuecas, uno de esos tantos 
imitadores de todo lo malo, aplaudidores de toda arbitrariedad, 
adulones depro'esion y sempiternos mangia con tutti « gente per 
cui si fa notte inanzi sera: decía, pues, que como peco de curio- 
so, me detengo en la esquina de la plaza y espero hasta que pase 
el redoblante, para informarme de que se trata. 

Seguramente no será el tambor que anuncia las corridas de to- 
ros ; pues, ya, á Dios gracias ha concluido la temporada : ya se ha 
deleitado este pueblo soberano^ con los sangrientos espectáculos, 
que, dado el grado de civilización á que dicen hemos alcanzado, 
nos colocan á un nivel aun más bajo del de aquel pueblo que iba 
á matar sus ocios en el circum magnun , presenciando la lucha del 
hombre con la fiera; diversión muy adaptada, para adormecer el 
espíritu público, por los cesares que tiranizaron á ese pueblo que 
asombró al mundo con sus vicios: de lo que fácilmente se dedu- 
ce que á los pueblos debe narcotizársele con juegos brutales, para 
de ese modo despertar en ellos sus humanos instintos; y para 
que la cosa sea más amena, no estará demas una ruleta ó garito 
á la vuelta de cada esquina, para que, con autorización, se desplu- 
me al prógimo, juegue el artesano sus jornales, y mañana pe- 
rezca en un hospital por falta de recursos, dejando su familia en la 
indigencia : amen de un par de loterías semanales que se juegan 
en esta benemérita y reconquistadora ciudad, sin contar con las 
que debajo del poncho nos traen dei estrangero. 

Agréguese á esto la indiferencia por la cosa pública, el estado 
apático de nuestro progreso, el abandono de nuestra campaña, tan 
llena de vida y riqueza, nuestra holgazanería y continuo lloriquear, 
ayer por vicio y hoy con razón: y, ¡dígasenos con franqueza! ¿no 


Belleza sin gracia, anzuelo sin carnada 


Los solares de Joaquín Suarez se venderán á pagar á treinta meses de 
plazo- y las cuadras de terreno de la Colonia Garibaldi, á. pagar por men- 
sualidades de á 3 pesos. 

Prepararse los que aspiran á hacerse un porvenir. 


— (53 — 


En el ahorro está el porvenir del arle nano 


es obra do titanes la < juo emprendo todo hombro que quiera rom- 
per la valla, hincar el arado y arar hondo? 

Transcurridos algunos minutos el que redobla la caja pasa A mi 
lado, rodéanlo infinidad de repartidores de carteles: alcanzo uno 
y leo: Pero ¿ á qué copiar aquí el extenso programa? Se tratado 
una localidad á la que ha llegado la via férreo, y en la que la 
«Compañía del Ferro-Carril», comprendiendo la gran importancia 
de este sitio, ha construido un magnífico edificio para Estación, 
ha hecho grandes galpones para depósitos de cargas; pues por ese 
sitio transitan diariamente más de cien carretas cargadas de frutos 
del país, conduciéndolos para la capital, regresando cargadas de 
comestibles y mercaderías; pero que de hoy en adelante, debido a 
la liberal tarifa que ha hecho la compañía del Ferro-carril, todos 
quedarán en la nueva Estación, en donde se ha formado un pueblo 
que se denomina «Joaquín Suarez,» al cual lo rodea una pequeña 
colonia que lleva el nombre del ilustre « Garibaldi ». La Empresa 
fundadora ha trazado y formado contiguo á la Estación una gran 
plaza para carretas la que mide una extencion de seis y media 
cuadras cuadradas, en cuyo centro hay un ramal de via para faci- 
litar la carga y descarga délas carretas á los wagones. 

La Industrial ha hecho grandes galpones, de los que podrán 
disponer gratuitamente todos los mayorales de diligencias. 

La misma empresa pone á disposición de todos los carreros que 
lleguen á la nueva Plaza de carretas , un gran campo con abun- 
dantísimas aguadas, para que pastoreen en él sus bueyadas, sin 
abonar ni un centavo ; y lia compuesto á su costa todos los cami- 
nos que circundan el terreno. Y para que pronto se forme un gran 
centro de población, pues el punto es de mucha importancia, y 
abarca casi todo el tránsito que de los departamentos del Este 
viene ála capital; ha trazado grandes y numerosos caminos, cons- 
truido una Iglesia y un edificio para Escuela, regalado los treinta 
primeros solares á los primeros treinta pobladores ; y regala á 
todos los que pueblen en el Boulevard paralelo á la via, dejando 
un jardín al frente de sus casas, toda la verja de hierro que nece- 
siten para poner delante de sus terrenos. 

Da árboles sombrosos á todos los pobladores, para que los plan- 
ten al frente y alrededor de sus propiedades. 

Las condiciones bajo las cuales anuncia sus ventas, son las más 
ventajosas, pues venderá los solares del pueblo pagaderos del 
modo siguiente: 5 pesos al contado, es decir, por primera men- 
sualidad, y el reatante lo abonarán en 30 mensualidades. 


La holgazanería e.s madre del vicio 


, funcionando la gran fabrica do ladrillos uno ha establecido el so 

ñor 1 

se le lian contratado 250 mil ladrillos para la construcción del Tonudo 
y la Escuda. 

Va csl.iu casi concluidos estos edlllclos. 


— G4 — 

Perdona las faltan ajenas , no perdones las tuyas 


Los terrenos de la « Colonia Garibnldi » , que se compone de 
360 cuadras cuadradas, so venderán en lotes al gusto del intere- 
sado, bajo la base de abonar tres pesos mensuales por cada cua- 
dra cuadrada. 

De este modo, ¿quién no puede adquirir un par de cuadras de 
terreno y hacerse una buena quinta, pagando mensualinente una 
miseria? 

Todo esto dice el programa, y mucho más que no transcribo, 
pues es demasiado extenso. 

Al final, concluye el rematador ofreciendo habanos, vinos finos, 
pasteles, cerveza y muchas otras cosas ; y sobre todo, pasaje grá- 
tis de ida y vuelta á todos los que quieran visitarla localidad. 

Es demasiado halagador el programa para no dejarme seducir, 
resuélvome, pues, á asistir al grandioso festival, anunciado como 
sabe hacerlo mi particular amigo, para quien escribo este folleto; 
pidiéndole desde ya apronte buenos habanos para los amigos, y 
no nos vaya á soplar cigarros hamburgueses más duros que ga- 
rrote, como lo hizo cuando inauguró el barrio de los Españoles; 
pues el público espera que la próxima inauguración de « Joaquin 
Suárez » , cuya reseña voy á hacer anticipadamente, sea soberbia 
y dignade « La Industrial » . 

No extrañe el lector si yo hago la reseña de un acontecimiento 
que va á tener lugar dentro de breve tiempo, como lo será la inau- 
guración del Pueblo Suárez y Colonia Garibaldi. 

¿No ha presenciado usted la recepción de un ministro plenipo- 
tenciario ? Pues bien : cuando se recibe á un enviado extraordina- 
rio en la audiencia que ya de antemano se le señala, éste saca 
de su bolsillo un discurso que ya trae preparado, y lo lée. 

Una vez terminado, el Presidente pela de la faltriquera de su 
frac otro manuscrito, y lée.... la contestación á lo que acaba de 
decir el enviado.... ¡ Cómo todo es farsa en esta vida ! 

Nada, pues, hay que extrañar en que yo haga de antemano la 
reseña de un acontecimiento que, como he dicho, va á tener lugar 
dentro de breve tiempo. 

Leído el programa, ¿qué hacer, sino prepararme para poder á la 
una en punto encontrarme en la Estación del ferro-carril, calle 
Dayman esquina de Migueletel 

Llego á la Estación á la una ménos diez minutos. Inmenso es el 
número de pasajeros que ya se hallan arrellenados en sus asien- 
tos. i Como es de arriba ! 


Un solo vicio, puede oscurecer muchas virtudes 


La Empresa lia determinado ofrecer gratuitamente A todos los carreros 
una gran Area de campo para que puedan pastorear sus bueyes; pudiendo 
permanecer en la nueva plaza los dias que quieran. 

No lo olvidenl 


— cr> — 

/:/ pueblo perdona d quien le engaña, no d quita le ttprime 


Kncabozn la gran locomotiva, como e« natural, la locomotora 
embanderada, y sígnenla ocho grandes salones adornados al fresco 
con flores y banderas, los (¡no ya están ocupados por más de tres 
mil personas. 

Después do óstos, hay catorce espaciosos wagones, en los que 
van gran número de familias, señoras, señoritas, caballeros, niños 
y algunos mamporras, que nunca faltan, metidos entre las polleras. 

Cuatro coches de primera categoría y especiales cierran la fila; 
y escaso decir que dos bandas de música, una á la cabeza y otra á 
la cola del convoy, amenizan la algazara progresista; rniéntras que 
al atronador silbido de la locomotora y al tañir de la campana 
colocada sobre la máquina, emprende la marcha el gran « tren 
especial » . 

i Ocho mil personas lo ménos concurren á la gran fiesta ! 

Es la una y cuarenta y cinco minutos. 

¡ Ya estamos en « Joaquin Suárez » ! Más de cuatro mil perso- 
nas, vecinas de esas inmediaciones, nos esperan reunidas en la 
Estación. El número de los concurrentes es imponente. 

El padrino del nuevo pueblo pronuncia el discurso inaugural. 
Vários caballeros le suceden en el uso de la palabra ; y para no 
perder tiempo, porque el tiempo es oro, el rematador trepa sobre 
una gran mesa; el público se acomoda debajo de las grandes enra- 
madas que se han preparado ad-hoc ; se reparten planos á milla- 
res, y comienza la venta. 

Los precios son muy módicos, y ¡ no hay duda ! dada la impor- 
tancia de esta localidad, puede asegurarse que ántes de muy poco 
tiempo el valor de la propiedad se habra centuplicado, y las perso- 
nas que hoy adquieren terrenos habrán hecho un pingüe negocio. 

Toda la población pacífica, económica y laboriosa aprovecha 
esta brillantísima oportunidad. Los padres de familia, los artesanos, 
los jornaleros, agricultores, dependientes, empleados, EL PUE- 
BLO. ¿El Pueblo he dicho? ¡Sí! ¡El Pueblo! ¡Este es el Pueblo? 
¡No hay duda! Este que piensa en el porvenir ¿es el Pueblo? Liste 
que trabaja toda la semana y que, arreglado á sus circunstancias, 
se divierte el domingo, sin pretender figurar lo que no es ; éste 
¿ es el Pueblo ? ¡ Es éste! .... Le tengo ; ¡ al fin le encontré ! ¡ Aquí 
está! El Pueblo que asegura sus economías, que piensa en el 
mañana, que trata de formarse su porvenir y el de sus hijos; ¿éste 
es el Pueblo? ¿Es éste? Guando menos lo esperaba, le hallé. 


El jugador d la lotería marcha derecho d su ruina 


Las grandes canteras do granito marmóreo están tí disposición del piUdi 
co, para que eslraiga toda la piedra que necesite para edificar. 

A todo cantero se le dará gratis por dos anos una cantera para osplotar. 
Toda industria que se plantee, se le liarán condiciones sumamente venta- 
josas. 


I'l que gobierna coa el engaño , concluye por engañarse 


Pueblo pacifico, laborioso, económico: |Oh, Pueblo mió! ni fin to 
veo l ¿Eres tú el que piensa en el porvenir de la patria? ¿ Eres tú 
el que desea la felicidad do esta tierra, regándola con el sudor do 
tu frente ? ¡ Cuánto tiempo tobe buscado inútilmente 1 | Cuántos 
trabajos me he dado por encontrarte! Todos fueron infructuosos; 
pero hoy me doy por satisfecho y compensado. 

Cuando ya había desesperado en la empresa de encontrarte, 
quo meses pasados con tantos brios acometí, al fin, cuando ménos 
lo esperaba, te hallo ! 

¿Eres tú quien, comprando terrenos á plazo, consigues hacerte 
propietario, acumulando tus ahorros en la adquisición de los mag- 
níficos terrenos que tan ventajosamente ofrece en venta á cada 
momento mi amigo Piria; y que mañana construyes lina casa, 
plantas un árbol, y de ese modo cumples tu misión en la vida ? 

Sigue, pueblo amigo, ese santo camino del trabajo, que es el 
que conduce á la redención y ú la felicidad. 

Fórmate un hogar, que es la justa, digna y grande aspiración 
del hombre libre é independiente que piensa en el porvenir, en 
este gran siglo de progreso, por cuyas anchas vias marcha á agi- 
gantados pasos, resolviendo la gran cuestión social, la humanidad 
libre é independiente. 

Es inmenso el número de personas que en este dia se hacen 
propietarias, asegurando de ese modo su porvenir. 

Por fin, el rematador, extenuado y sin aliento, da por terminado 
el remate. Entonces comienza el reparto de los ricos vinos, licores, 
cerveza, habanos y un millgn de esquisitos alfajores de las herma- 
nas Catalinas de Córdoba y los ricos pasteles Covas-Herrera. 

Y para fin de fiesta, se da principio á várias diversiones, para 
que, hasta la horade regreso,, el público se distraiga. 

Por último, el silbido de la locomotora anuncia que ha llegado el 
momento: son las seis y media. Todo el mundo regresa á sus casas 
alegre y contento. Los salones embanderados se han iluminado con 
faroles chinescos; las bandas de música, que, como hemos tenido 
ya ocasión de decirlo, son indispensables en todo, rompen la mar- 
cha y una hora después llegamos á la Capital. 

Yo ¡á qué negarlo! quedo plenamente satisfecho, pues no podrá 
negárseme que he encontrado lo que durante tanto tiempo he bus- 
cado en vano: ¡El Pueblo! 

No faltará quien me diga — Ese no es el pueblo oriental; pero, 


No siempre es un bien ser demasiado político 


Kl carrero que pa-ra en la estación Suarez ahorra 3 días de tiempo, no se 
ve forzado íi estropear sus bueyes en los caminos que rodean A la plaza de 
la Aguada, no paga el impuesto de peage A la entrada y salida, y tiene gratis 
grandes pastoreos y abundantes aguadas. 


— 07 — 

Guardaos de los que os hablan de libertad y obran en sentido contrario 


responderlo a mi vez — ¿Acaso no es pueblo? Se me dirá que á esos 
por antonomasia se les llama extranjeros. Y bien ¿dejan acoso de 
ser ellos los que trabajan para el adelanto del pais, los que produ 
cen casi el total de nuestras rentas, los que se ocupan del verdadero 
porvenir? 

¿No son acaso ellos la inmensa mayoría; en una palabra; el 
verdadero Pueblo? 

Un Senador Romano proponía un dia una ley para que todos los 
esclavos de la Ciudad Eterna llevaran un traje igual como distin 
tivo — ¡Desgraciados de nosotros, replicóle otro Senador, porque 
el dia que eso sucediera verían los esclavos que ellos son el todo 
y nosotros nada ! 

Si aqui los extrangeros llevaran un distintivo, nos apercibiría 
mos que los hijos del pais somos una insignificante minoría. Solo 
asi se explican .... ¡ciertas cosas que no tienen explicación! 

Yo, repito, ¡á qué negarlo! quedo plenamente satisfecho, pues he 
encontrado al verdadero pueblo, y no titubeo en aseverar que, si 
por él no fuera, el progreso, la industria, el trabajo y toda clase de 
adelanto no pasarían de palabras escritas; y sobre todo: ¡No se 
venderían terrenos ni á plazo! 

Henry Patrik , 


La alegría es la madre de la locura 


Es inútil toda oposición: Es inútil toda chicaría: esta decretado el Vetea- 
da Cartago y la inmunda, estrecha 6 incómoda plaza de la Aguada dehe 
desaparecer; las conveniencias públicas lo piden y la salud del pueblo lo 
exige. 


Señor don Francisco Piria. 


Presente. 

Amigo mío: 

Adjunto remítole el folleto que le prometí escribir con motivo de 
la inauguración del pueblo «Joaquín Suarez» y la colonia «Gari- 
baldi». 

En su carta, que al mismo tiempo contesto, me pregunta usted 
si aun no está listo el libro que estoy escribiendo titulado Los 
Pechadores; libro que anuncié al público en el volúmen que el 
año último le envié, titulado Las impresiones de un viajero en un 
país de llorones. No hay que apurarse, amigo mío, porque si 
bien es verdad que ofrecí Los Pechadores, no es ménos cierto 
que no he dicho para cuando estarían en sazón. 

Los Pechadores será una obra que constará de 4 volúmenes. 

Empiezan con la caida de Ellauri y concluyen con ! aun se está 

representando la tercera parte y estoy por concluir el tercer volú- 
men: no le digo más nada. 

Guando termine la comedia que, á mi juicio, se está represen- 
tando desde la precitada fecha, yo terminaré mi libro; espere Vd. 
amigo mío, y el público que se aguarde y sino que corra, que tanto 
se me dá. 

Actualmente me ocupo en dar remate á la novelita titulada La 
Familia del Coronel , cuya primera parte tanta aceptación ha te- 
nido: dentro de un par de meses estará lista. 

Podría estarlo antes, pero, Vd. sabe demasiado que los. . . (Ba- 
tuecos, iba á decir. ..) Uruguayos somos amigos de dejar para 
mañana lo que debiéramos hacer en el día; váyase esto en cam- 
bio por otros pueblos que han hecho ayer, lo que tenían tiempo de 
hacer hoy. 

Al mismo tiempo ¡Dios mió! no me he echado nada encima! es- 
toy escribiendo un folleto al cual con toda modestia , me atrevería 
á calificar de interesante. 

¿Habrás© visto mayor pedantería? — dirá al leer esto,, algún pai- 
sano nuestro, de aquellos que Vd., yo y el lector solos conocemos. 
El folleto en cuestión so titulará <<E1 Bombo y la Farsa únte la 
Historia.» 

Escribiría mas; pero Vd. regala mis producciones después de 


La adversidad es la mejor maestra 


Gí) — 


La fortuna cada día cambia da dueño 


impresas ; yo no recibo nada por mi trabajo y. . . siquiera resér- 
veme una quintita do la Colonia Garibaldi, do las que vá Vd. á 
vender á pagar por mensualidades de á 3 posos por cada cuadra, 
y sino lo toma á mal, aun á trueque do sentar plaza en Los Pe- 
chadores, regáleme un solar en Joaquín Suarez, que sea inme- 
diato á la Estación, so lo recomiendo. 

¡Creo que me lo he ganado! y sino que lo diga el pueblo. . , 
que compra terrenos: entendámonos. 

Siempre suyo. 

Henry Patrik. 

Montevideo, 1881. 


Sí quieres honrar d tas padres, trata de ser virtuoso 


i Suspensión ! 


Sr. Presidente del Directorio del Ferro-Carril Uruguayo del 

Este: 

Interesado en que tome incremento la Compañía cuyo Directo- 
rio Vd. tan dignamente preside, es que me permito enviarle esta, 
para significarle el desfallecimiento causado en mi ánimo con 
motivo de la publicación de la nueva tarifa recientemente puesta 
en vigencia. 

Al adquirir la gran fracción de terreno en cuyo centro esa Com- 
pañía acaba de construir una Estación, ha sido en la seguridad 
que se me dió de que al abrirse el nuevo trozo de via se establece- 
ría una tarifa tan liberal, que en lo sucesivo ningún carrero ven- 
dría á la Plaza de la A guada , haciendo á la vez una notable reba- 
ja en los pasajes; y digo que ha sido en esa seguridad, por cuanto 
asi me lo aseguró el Ingeniero de la Compañía, D. Luis Andreoni, 
iniciador de ¡a formación de este nuevo centro, por haber com- 
prendido prácticamente la importancia del local y los positivos 
beneficios que reportaría la Compañía con la construcción de una 
Estación en esta localidad. 

A no ser asi, no hubiera adquirido el mencionado terreno, por- 
que, en mi sentir, ya pasó el tiempo en que se podia trazar el plan 
de un pueblo en cualquier parte; hoy para hacer una operación de 
esta naturaleza es necesario fundarla en algo más positivo y sobre 
todo palpable. 

Mis escursiones hechas antes de efectuar la compra del mencio- 
nado terreno, me dejaron convencido que si yo adquiría esa pro- 
piedad y la Compañía del Ferro-Carril Uruguayo del Este estable- 
cía una tarifa liberal, todos los carreros que hoy transitan por mi 
terreno ó por el camino que pasa al Nord-Este, y Jos que vienendel 
Sauce, San Ramón, Tala, etc, vendrian á la Estación nueva, repor- 
tando un verdadero y permanente beneficio para la Compañía del 
Ferro-Carril Uruguayo del Este. 

Fué en tal virtud que compré el terreno y tracé contiguo á la 
Estación la planta del pueblo «Joaquín Suarez», delineando á la vez 
una gran plaza para carretas, la que mide una extensión de seis y 
media cuadras cuadradas, la que anuncié ponía á disposición de to- 
dos loscarreros que se sirvieran del Ferro-Carril; demarcando si- 
multáneamente y en toda la propiedad grandes caminos, para facili- 
tar el tránsito en todas direcciones; di principio á la compostura do 
varios pasos intransitables, y al mismo tiempo comencé á hacer 
propaganda pora que llegara á conocimiento do todo el comercio 


la política sana se basa en la rectitud y buen sentido 


— 71 — 

Cuando hay necesidad , los maleados se acuerdan de Dios 


de campana y do los carreros en general, lo fundación de la nueva 
Estación, haciendo públicos los móoiles progresistas de la Com- 
pañía, para cjuo de eso modo en lo sucesivo todo carrero que 
transitara por esas alturas llegara á « Joaquin Suarez» y se sirvie- 
ra de la nueva etapa establecida por la Compañía que Vd. pre- 
side. 

Construí un gran galpón de 42 varas de largo y un corral, para 
ponerlos gratuitamente á disposición de los mayorales de las dili- 
gencias que llegan á la Estación «Suarez»; y puse á disposición de 
todos los carreros que llegan á la nueva plaza de frutos todo el 
campo de mi propiedad, abandonando así una renta que me puede 
producir, no menor de 80 pesos mensuales. 

Para propender al inmediato desarrollo de la. propiedad, ofrecí 
regalar los primeros 30 solares á los 30 primeros pobladores, pu- 
diendo éstos desflorar el terreno; ya varios individuos están po- 
blando, y una docena más que iban á hacer lo mismo, y que para 
dar principio esperaban la nueva tarifa, han desistido de sus pro- 
yectos: entre éstos hay varios que ya habían hecho levantar pla- 
nos y pensaban establecerse en regla. 

Esto, señor, ¿á qué negarlo?, me ha acobardado completamente: 
y es el síntoma preciso de una operación ruinosa, si bajo tales aus- 
picios yo me atreviera á llevar adelante mi operación. 

Todas las medidas para hacer una cosa en regla estaban toma- 
das: el pueblo «Suarez» ántes de 3 meses habría sido un hecho po- 
sitivo. 

Para que todo poblador encontrara facilidad para poder cons- 
truir una población, cedí gratuitamente á un fabricante de ladrillos 
el terreno que necesitara para que se estableciera con una fá- 
brica, comprometiéndome en comprarle una gran cantidad. 

Al mismo tiempo mandé levantar los planos de dos edificios pú- 
blicos, los que deberán servir uno para Iglesia y otro para Escuela; 
edificios que anuncié estarían listos, ántes de inaugurarse el 
pueblo , y que una vez concluidos los regalaría uno á la Curia 
Eclesiástica y otro á la Dirección G. de Instrucción Pública. 

Puse gratuitamente á disposición de los pobladores las canteras 
de piedra existentes en el terreno de mi propiedad, anunciando al 
mismo tiempo que á todo poblador se le regalarían los árboles 
sombrosos que quisiera para colocar al frente do sus terrenos; y, 
para que á los ojos del transeúnte el pueblo «Suarez» presentara 
un agradable efecto, á todo poblador con frento á la vía que deje 
un jardincito delante do su propiedad, ofrecí regalarle la verja do 
hierro que llegare á necesitar para cercar el frente do su propie- 
dad. 

Ya había determinado, basta que no llegara el dia do la inau- 
guración de «Joaquin Suarez», que debía ser dentro do un pardo 


Para sainar la patria , todo remedio es justo 


Donde no hay justicia no puede haber libertad 


meses, mandar todos los domingos y dias do fiesta una banda de 
música á la nueva Estación; regalar cada dia festivo una docena 
de anillos de oro para que se hicieran corridas de sortijas gratis, 
y al mismo tiempo iba á solicitar del Jefe Político de Canelones el 
competente permiso para que después de las sortijas se organiza- 
ran grandes carreras, repartiendo, al efecto y con anticipación, 
gran cantidad de programas entre el vecindario, para lograr reu- 
nir en la Estación «Suarez» un par de mil personas cada Domin- 
go, y de ese modo conseguir que muchar personas de Montevideo 
los dias festivos fueran á pasear al pueblo Suarez: pues vendría á 
ser un punto de verdadero recreo, estableciéndose de ese modo un 
tránsito cuyo beneficio directo sería de la Compañía del Ferro- 
Carril, y yo lograría ir formando el plantel de una nueva pobla- 
ción que, si bien es cierto que con el andar del tiempo me dejaría 
un beneficio transitorio, en cambio el del Ferro-Carril sería per- 
manente. 

A más de esto, recorrí todos los caminos que circundan mi 
propiedad por el costado Nord-Este, y en combinación con mas 
de ochenta vecinos que ofrecen gratuitamente su contingente, 
poniendo á mi disposición carretas y bueyes, me comprometí áha 
cer arrancar los centenares de carradas de piedra que fueran 
necesarias para hacer transitables todos los malos pasos, que en 
invierno, debido á las lluvias se hallan obstruidos, haciendo á la 
vez viables los que vienen del pueblo del Sauce, que hoy mismo 
no lo son, para que de ese modo de todas partes y con grandes 
ventajas, todo el mundo pueda llegar á la «Estación Suarez». 

Todo esto si bien reportaría un beneficio transitorio para mi, 
formándose el pueblo «Suarez»; no es ménos cierto que sería de 
inmensa importancia para la Compañia. 

Es necesario, señor, ir y ver el inmenso tránsito que viene á la 
Capital por el camino de la Cuchilla Grande y por los del Sauce, 
San Ramón, Tala; etc, todo tránsito, este, que no tiene que ir á 
Pando para nada, que no le queda á mano y del que su verdadero 
punto céntrico y estratégico lo es la «Estación Suarez»; tránsito 
que un dia con otro no baja de 60 á 80 carretas que, por los indi- 
cados caminos, vienen á la Capital, y que hoy solo hacen uso del 
Ferro Carril en invierno, y eso, cuando debido al mal estado de 
los caminos les es imposible llegar á la Plaza de la Aguada; causa 
que este año desaparecerá en virtud de la concesión otorgada por 
el Superior Gobierno á varios señores, para que procedan á su 
compostura y conservación de viabilidad, con derecho do esta- 
blecer un peage por varios años: de manera quo, en lo sucesivo, 
ni en invierno podrá contar el Ferro Carril con ese movimiento. 

Ultimamente, es decir, los dias 7 y 8 del corrionto recorrí toda 
la sección en la que se encuentran los caminos indicados y solo 


La más santa de las religiones es la más moral 


— 73 — 

VA hombre sin religión es un problema insoluble 


así nude cerciorarme de la polvareda que ha levantado, entre el 
inmenso vecindario, la noticia del aumento de la nueva tarifa, 
cuando todos esperaban una rebaja sobre la anterior; y, tan es 
así que yá muchos de ellos y con razón, se niegan á facilitar su 
concurso para llevará cabo las mejoras mencionadas. 

Los comerciantes, que esperaban una tarifa libeial, porque ya 
había llegado á su noticia que así lo haría la Compañía, y ahora 
se encuentran que los 1000 kilogramos que cantes costaban de la 
Estación Toledo á Montevideo pesos 1.08 , hoy debido á la tari- 
fa liberal , de la misma Estación Toledo á Montevideo cuestan 
pesos 1.20!! han dado principio, y con razón, permítame Vd. la 
franqueza, a hostilizar á la Compañía; y no escapará á la penetra- 
ción de Vd. el mal que puede causar esa propaganda. 

El Sr. D. José Moiíes, vecino respetable deesa localidad y hom- 
bre progresista, arraigado en el departamento de Canelones y en 
el punto en donde se bifurcan los caminos y de donde el carrero 
puede en un paso llegar á la nueva Estación ó venirse á Monte- 
video: este señor, que desde que se trató de la fundación del pue- 
blo «Suarez» y construcción de la Estación en su centro ha hecho 
una propaganda constante y desinteresada en favor del Ferro 
Carril C. del Este, convencido de que la Compañía, comprendien- 
do sus intereses , establecería una tarifa liberal; hoy completamente 
desengañado, ni se preocupa de hacer propaganda; y, señor, el 
Ferro-Carril U. del Este necesita el concurso de todos los vecinos 
para que en lo sucesivo no se pierda ni una carga y todas las car- 
retas afluyan á la «Plaza de Suarez». 

El señor Mones tiene casa de negocio y á ella afluyen casi todos 
los carreros que transitan por el camino de la Cuchilla Grande; 
y vale mucho una persona en esa localidad que dia á dia influya 
directamente en el ánimo de todos los transeúntes, para que con- 
curran á la Estación nueva y se sirvan del Ferro-Carril. 

Hoy, con la tarifa aumentada en vez de rebajada, como se me 
había prometido, y los precios de los pasajes más altos que los del 
Ferro-Carril Central, no hay duda de que esto influirá directa- 
mente para que en lo sucesivo «Joaquin Suarez» siga siendo un 
cardal, mis esfuerzos inútiles, y en la Estación nueva el tránsito 
brille por su ausencia; si el Directorio que Vd. preside no toma 
una determinación en el sentido de atraer todo el movimiento que 
hoy pierde, y que no baja por ahora de un par do cientos do pesos 
diarios, movimiento que aumentará la importancia de esa vía, 
puesto que las cosas valen en relación á lo que producen, y en 
el caso actual no puede sentarse aquella doctrina conservadora que 
icho sea de paso, tiene bastantes prosélitos entre nosotros, y os; 
que valen más 60 cargas á pesos 2.50, quo 90 cargas á posos i .60; 
por a simple razón que á pesos 2.50 se pierde todo, mientras que 
ü P esos 1.60 todo se aprovecha. 


1m primera virtud es amar la patria 


Se puede anuir la patria sin ser «mamón» ni político 


Para quo el carrero se acostumbro á llegar A la Estación Suarez 
cs necesario quo encuentre ventajas en ello, y no hoy duda, que 
la tarifa actual no os la mas aparente paro atraerlo A él, ni al tran- 
seúnte. 

Me atrevería á asegurar que apreciando esc Directorio lo justi- 
cia de mis observaciones (aun prescindiendo do las promesas que se 
me dieron Antes de adquirir la propiedad ) no vacilará en estable- 
cer para lo sucesivo uno tarifa en el sentido indicado; y solo asi 
conseguiremos que de hoy en adelante ni un carrero de los que 
transitan por los caminos indicados venga mas á Montevideo, 
ni en verano ni en invierno; de ese modo yo llegaré á formar 
una población con vida propia, y la Compañia del Ferro-Carril 
que Vd. preside obtendrá un pingüe resultado y permanente. 

Saluda á Vd. atentamente 

Su affmo S. S. 

Q. B. S. M. 


Fj'ctticisco Piria. 


Montevideo 14 de Enero de 1882. 


Ante* que la familia, la patria ; antes que la patria, la humanidad 



Dos palabras 


AL PUEBLO 



cil nos habría sido realizar la venta de los terrenos que los forman, 
desde que todo estaba pronto y sólo faltaba dar comienzo a los re- 
mates, no es ménos cierto también que subsistiendo la actual ta- 
rifa todo el inmenso tránsito que dia á dia cruza por esta localidad 
no aprovecharla los servicios del Ferro Carril, prefiriendo llegar 
á Montevideo, sirviéndose solo de la línea en invierno, y eso 
cuando á causa del mal estado de los caminos les fuera imposible 
llegar á la Capital; resultando, pues, que las personas que adquirie- 
ran terrenos en esa localidad, en vez de hacer una buena operación 
se llevarían un clavo, desde que la importancia del pueblo « Joa- 
quín Suarez » la debe constituir el gran tráfico que indudable- 
mente se desarrollará en él el día que la Compañía del F. C. 
comprenda sus intereses! ! ! 

¡Todas las personas que conocen la importancia de este punto 
han censurado, con razón, el absurdo en que ha incurrido el Fer- 
ro Carril al establecer una tarifa que no puede competir con las 
carretas de bueyes! 

Los que suponen que con la prolongación de la via férrea hasta 
la Villa de Pando queda resuelto el problema poro la Compañía 
del F. C. están en un grave error, porque el inmenso número de 
cargas que en «Suarez» podria todos los dias abarcar el Ferro- 
Carril, no lo tendrá cuando llegue á Pando, por la simple razón 
que sus conductores vienen por el «Camino de la Cuchilla grande» 
de Treinta y Tres, Artigas, Meló, etc; abarcando todo el Depar- 
tamento de Cerro-Largo y la mayor parte de los de Minas y Flo- 
rida. Lste tránsito no pasa por Pando ni pasará nunca , pkho si 

llega Á Suagez y mientras no encuentre conve 

mencia en servirse de la vía férrea, es decir, hasta que el Ferro- 
carril no establezca una tarifa liberal viene y seguí 

ra viniendo á Montevideo! 


Desgraciados los gobiernos que no tienen oposición 


/ n pueblo afeminado pronto jt¿ corrompe 


Añádase 6 oslo ol tránsito do San llamón, Tala, Sauce, etc., 
que osla directamente al contacto con «Joaquín Su uro/, » pero que 
nunca irá a Pando poro no le (jarda fuera do mano. 

Ahora hion: si debido A la larifa absurda establecida por la 
Compañía del Ferro -Carril, todo esto inovimienlo rio utiliza los 
servicios de la linea forrea, os fácil suponer que el dia en que ésta 
llegue á Pando tampoco aprovecharán sus servicios los carreros 

3 uo vengan do los departamentos de Rocha, Maldonado y parte 
el de Minas. 

¿ Qué sucederá entóneos? — Que la Compañía que hoy no vé á 
una cuarta mas allá do sus narices, al contar las entradas y ver 
que estas no le han de dar ni para cubrir los pastos sedará cuen- 
ta de la falta de tino con que procedió el dia que estableció la tarifa 
aludida, y entonces volverá sobre sus pasos. 

De que esto sucederá estamos seguros, y no han de transcurrir 

muchos meses sin que lo veamos realizado Solo 

asi la Compañía cumplirá con lo que nos habla prometido, j A la 
fuerza ahorcan ! 

Cuando eso suceda, anunciaremos la inauguración de este nue- 
vo é importante centro, en el que encontrarán un porvenir los que 
en él se establezcan y harán un buen negocio los que adquieran 
terrenos. 

Entre tanto, la inauguración que debía tener lugar el 5 de Mar- 
zo próximo queda suspendida. 


Montevideo, 30 de Enero de 1882. 


Francisco Piria. 


Todo el secreto de la ‘política es mentir d tiempo 


Ultimo momento 


Montevideo 1 de Abril de 1882. 

TRIUNFÓ LA CAUSA DEL PUEBLO 

[Bien lo decíamos! La Compañía no había de tardar mucho en 
volver sobre sus pasos. 

Hoy hemos sido sorprendidos con la grata nueva de que el Di- 
rectorio acaba de poner en vigencia una tarifa para cargas que 
concilia los intereses generales. 

Mil kilogramos de carga de Suarez A Montevideo y vice-versa, 
según la nueva tarifa, costarán pesos 1.50; luego, pues, 120 arro- 
bas, es decir, una buena carga, costará pesos 2.00; esta tarifa re- 
girá para toda clase de cargas, ya sean livianas ó abultadas, 
(pues Antes era doble precio), como ser comestibles en general, 
mercaderías generales, lanas, cueros, etc. 

¡Esta tarifa es el 30 por ciento más baja que la del Ferro-Carril 
Central del Uruguay! 

A más hay una tarifa especial para trigo, maíz, cebada balan- 
go, etc., etc. 

Estos frutos pagarán sólo pesos 1.30 por cada 1000 kilos; luego, 
pues, una carga de 120 arrobas de Suarez á Montevideo solo cos- 
tará pesos 1.79. 

De este modo conviene á todos los carreros y ai comercio en 
general servirse del Ferro-Carril. 

En efecto: el carrero que se queda en Suarez economiza tres 
dias de tiempo, á saber: 1 de Suarez ó Montevideo; 1 en la plaza 
de la Aguada; 1 de Montevideo á Suarez. 

Economiza los varios impuestos de peages que tendría que abo- 
nar antes de entrar a la Ciudad y otros tantos al salir. 

Economiza tres dias de pastoreo para sus bueyadas; á mas, tie- 
ne en Suarez 400 cuadras de terreno flor con buenos pastos y 
abundantes aguadas en donde puede pastorear sus bueyes por el 
tiempo que quiere, sin abonar ni un centésimo. 

Y por añadidura no tiene que estropear sus bueyes en los empe- 
drados, como le sucede viniendo á la Capital. 

Creemos, pues, que bajo todo punto do vista lo os de gran con- 
veniencia quedarse en la gran «Plaza de Frutos» contigua á la 
«Estación Suarez». 


La fe de los hombres de estado no es unís que un edículo 


78 — 


El que gobierna en el engaño concluye por engañarse. 


No hay duda quo con la actual tarifa el pueblo «Joaquín Suarez» 
será el punto dé reunión de casi todo el comercio del Este, v an- 
tes de poco tiempo este nuevo pueblo será un centro importante 
y la pequeña «Colonia Garibaldi» será una colonia modelo. 

La inauguración podríamos efectuarla incontinentemente; pero 
ésta no tendrá lugar hasta que no estén listos los dos edificios 
públicos que vamos á construir, los que han de servir uno para 
«Iglesia» y otro para «Colegio». 

Cuando éstos estén terminados, y poblados los primeros treinta 
solares que estamos regalando, entonces anunciaremos por todos 
los diarios de la Capital la solemne inauguración de esta nueva é 
importante localidad. 


Francisco Piria. 


La Industrial , Rincón 82 . 







El pueblo perdona á quien le oprime . no d quien le engaña 



Estrado 


I)E LOS TÍTULOS DEL PUEBLO JOAQUIN SUAREZ Y COLONIA 

GARIBALDI 


Relación de la procedencia de los terrenos ubicados en Toledo, 
cosía de los arroyos Meyreles y Magariños, de propiedad de la 
Empresa particulaV La Industrial, representada por don Francis- 
co Piria, en cuyos terrenos se encuentra la «Estación Suarez» 
contiguo á la cual la Empresa ha fundado el nuevo pueblo Joaquin 
Suarez y la « Colonia Garibaldi »; cuyos terrenos se componen 
de cuatro grandes fracciones señaladas en el plano respectivo con 
los números 1, 2, 3 y 4, según resulta del plano levantado por el 
agrimensor de número don Pablo Roure y Perera el dia 1 .° de 
Setiembre do 1881, arreglado á la mensura judicial y con citación 
de linderos, practicada por dicho señor. 

DETALLE 

Fracción número uno : Comprada á don Manuel Almeida en 
escritura que en 1 ? de Setiembre del año 1881 autorizó el escri- 
bano don Agustín J. Moralorio. 

Don Manuel Almeida la compró á doña Mauricia Batalla, en 
escritura que en 3 de Abril del año cuarenta y uno autorizó el 
escribano don Salvador Tort. 

Doña Mauricia Batalla la hubo de don Joaquin A. Cienfuegos, 
en instrumento que en 18 de Octubre del año veintiuno pasó ante 
el escribano don Luciano Las Casas. 

Don Joaquin Cienfuegos la hubo de don Mateo Magariños en 
1 ,° de Setiembre del año mil ochocientos catorce. 

D. Mateo Magariños la adquirió de D. Pedro Montero en ins- 
trumento que en 24 de Marzo del año nueve autorizó el escribano 
1). Pedro Félix Saenz de Caravia. 

D. Pedro Montero la hubo del gobierno Español en once de Oc- 
tubre del año mil setecientos setenta. 


I raccion número dos: comprada á D. Manuel Almeida en es- 
critura que en l.° de Setiembre del año 1881 autorizó el escribano 
D. Agustín .1. Moratorio. 

D. Manuel Almeida la hubo de D. José María Somalo en escri- 
tura que en diez y ocho de Octubre del año sesenta y cuatro auto- 

riZO Pl 1-innn H J 



en íns- 
escribano 


r 


— 80 — 



D. Francisco Agell la adquirió de D. César Villegas Luna 


D. Martin Ximeno. ™‘ Udn ° 

D. César Villegas Luna, la hubo de D. Joaquín Baldovino 
escritura que en 28 de Julio del año 1848 autorizó el Teniente a ! 1 
caldo del pueblo de Pando, D. Pedro Vale. 

D. Joaquin Baldovino, la hubo por permuta que hizo con don 
Marcial Rodríguez, en 17 de Octubre del año 1835. 

D. Marcial Rodríguez, la hubo de Da. Pilar Pírez, en escritura 
que en 9 de Noviembre del año 1831 autorizó el escribano D Mi' 
guel Brí. 

Doña Pilar Pírez la compró á los herederos de Da. Luisa Ló- 
pez y D. Felipe Pírez, en instrumento que en 4 de Diciembre del 
año 1829 pasó ante el escribano D. Juan Pedro González. 

Doña Luisa López, le correspondió por herencia de su padre 
don Juan López, y éste le hubo del Gobierno Español en 1754 
según consta del libro padrón. 

Fracción número tres: Comprada á D. Manuel Almeida, en es- 
critura que en 1 °. de Setiembre de 1881 autorizó el escribano D. 
Agustín J. M oratorio, ' 

Don Manuel Almeida, la adquirió de Da. Mauricia Batalla en 
escritura que en 3 de Abril del año 1841 autorizó el escribano D. 
Salvador Tort. 

A Da. Mauricia Batalla le correspondió por herencia de su espo- 
so D. Luis Almeida y éste la compró á D. Laureano Francisco 
de Mora, en instrumento que en 9 de Mayo do 1800 autorizó el 
escribano I). J. A. Magariños. 

Don Laureano Francisco de Mora, lo hubo de don Santiago 
Rodríguez, en escritura que en 9 do Diciembre de 1799 pascante 
el propio escribano Magariños; y don Santiago Rodríguez lo ad- 
quirió de don Dionisio Barbosa, el 11 de Junio dol año 1782 ante 
el alcalde ordinario don Francisco Loors. 

Fracción numero cuatro: Comprada á D. Carlos Serét en escri- 
tura que en 9 de Diciembre del año de 1881 autorizó ol escribano 
D. Agustín J. Moratorio. 

Don Carlos Serét la compró á D. Manuel Almeida, en escritura 
que el 29 de Junio de 1880 autorizó el escribano D. Marcelino Diaz 
y García. 

A D. Manuel Almeida le correspondía por compra que en tres 
de Abril del año 1841 hizo á doña Mauricia Bartalla, habiendo au- 
torizado las escrituras el escribano D. Salvador Tort. 

Este terreno forma parte del que adquirió del gobierno Español 
D. Antonio Fachiani el año 1770.